domingo, 15 de agosto de 2010

Del Idealista al Capitalista. MÉXICO DEBE SALIR ADELANTE

Hace mucho escuché que el hombre, al hacer la vida, va pasando por diferentes estadíos: hasta los 20 años es idealista, hasta los 30 es socialista; al llegar a los 40 ya es un verdadero capitalista.

Ello es natural, pues la justicia se siente, es decir, en cuanto el hombre va aprendiendo a manejar sus relaciones con los demás, va descubriendo que hay cosas que son justas y que otras no, y va tratando de cambiar las que siente injustas.

Sin embargo como diría Mafalda, la genial creación de Joaquín Lavado, "Quino", debemos cambiar el mundo antes de que el mundo nos cambie a nosotros.

Yo también, cuando era estudiante y frisaba los 20 años, sentí que lo correcto sería refugiarme en la sierra y desde allá, rebelarme en contra de todo lo establecido.

Y también sentí que las injusticias del sistema son tantas, que no es posible corregir por vía pacífica lo que está echado a perder.

Los paradigmas, que constituyen diques al actuar del hombre, hicieron mella en mis intenciones, mas mi actitud crítica, de rebeldía y coraje ante lo incorrecto, persisten hasta la fecha y he tratado de dejarlas aflorar.

Sólo el estudio, el aprendizaje y la observación continuas otorgan las herramientas con que desde dentro se puede cambiar el sistema, lo que he aprendido de la simple apreciación de la dinámica social de nuestro México.

A la par de los inventos, descubrimientos y nuevas aplicaciones tecnológicas, se han dado al seno de la vida pública de nuestra patria importantes cambios.

Cierto, el 2 de Octubre es un parteaguas en la vida política de México, pero igual han sido puntos de referencia hechos como el voto a la mujer hace apenas 50 años; la nacionalización de la banca; la importancia que los partidos políticos han desarrollado; la posibilidad, ya real, de que otro partido sea el que detente el poder.

Si volteamos a ver con ojo crítico el pasado reciente, y nos ubicamos en hace apenas 2 o 3 décadas, encontraríamos una realidad sin computadoras, sin teléfonos celulares, en el país, con una moneda estable de $12.50 después de muchos años, con un partido político, el Revolucionario Institucional, ocupando el poder tanto en la Presidencia de la República como en la totalidad de las Gubernaturas, cediendo acaso algunos cuantos municipios al entonces único partido político de real oposición: el de Acción Nacional.

Sin embargo si volvemos la vista al día de hoy, nos encontramos con que son de uso común, celulares, computadoras y demás artilugios electrónicos, con un país que ya tuvo un presidente de oposición, y que actualmente se libra una lucha política por determinar el nuevo gobernante.

La anterior reflexión significa que la humanidad, en su actitud, conserva tanto la juventud de ánimo como los ímpetus del idealista pues siempre va buscando la forma de lograr que la vida sea más justa.

No es necesario emular a Genaro Vázquez o a Lucio Cabañas, que soñaron con un cambio revolucionario y que al convertirse en proscritos perdieron la oportunidad de lograrlo.

Los cambios, han de darse dentro del marco legal, dentro del estado de derecho, entendiendo como tal el respeto a la libertad de los demás en cuanto no riñan con lo dispuesto en las leyes.

La ley, siguiendo el espíritu y actitud joviales de la humanidad, debe ir adecuándose a los nuevos tiempos.

El reto es lograr que las propuestas se escuchen y las voces importantes tomen aquello encaminado a obtener un cambio benéfico para todos.

Ese es el reto. Mi propuesta, que espero Usted, querido lector, recuerde, consiste en otorgar Seguridad Social a la totalidad de la población mediante la inclusión en la Constitución, del Derecho al Ahorro y a la Seguridad Social como Garantías Individuales.

Propongo tanto la forma jurídica, que constitucionalmente es correcta, como el medio de lograrlo, que tecnológicamente es posible.

Baste pensar que actualmente existen negocios que conceden "puntos" a sus clientes, mediante el sistema de tarjetas de "cliente frecuente".

El principio es el mismo. Que cada vez que Usted, amable lector, realice una operación de compra en un establecimiento, deslice la tarjeta que a tal efecto habrá de otorgarle el estado, para que dos o más puntos de la operación, se apliquen en una cuenta de ahorros a su nombre.

De ahí habrá Usted de obtener lo necesario para soportar su pensión, con independencia de que tenga una relación laboral formal.

La propuesta que pongo en sus manos, no habrá de ser defendida desde un plantón o desde la sierra.

Debe operarse por vías políticas, de consenso, mediante las voces que permitan hacer saber, tanto al pueblo como a los legisladores, que sí es factible otorgar una verdadera seguridad social, no una simple dádiva o limosna, que a nadie satisface y sí erosiona las finanzas públicas.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

--- El autor es Licenciado en Ciencias Jurídicas por la UANL, Maestro en Derecho Constitucional y Amparo por la U.A.T., así como miembro de número de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social.

Comentarios: josegomezporchini@yahoo.com

1 comentario:

  1. veo desde mi ajugero la necesidad de un cambio no tanto de propuestas politicas, sino de cultura. los grandes personajes por los cuales llegamos a esta vida de libertad antepusieron el desarrollo del pais donde nacieron para poder tener mexicanos libres y soberanos con un nivelde vida suficiente para vivir y no solo sobrevivir, aunque para ello dejaron a un lado su bienestar y el de su generacion. y estoy convencido que se puede empezar con un de actitud y de cultura mal encaminada. estoy en ese punto en el que al darme cuenta de ello quisiera poner mi granito de arena

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