martes, 12 de julio de 2011

Dies advocatii. Hugo Arriaga


 
El Día del Abogado es un día para festejar a quienes se dedican a esta noble actividad de resolver las diferencias humanas. El abogado sólo es aquél que realiza la labor de defensa de sus clientes ante los diversos tribunales, pues advocatus significa precisamente eso: el que es llamado a la defensa de una causa.

En esa medida, existen muchas actividades que se realizan por Licenciados, Maestros y Doctores en Derecho, que son ajenas a la abogacía, pues el ámbito jurídico es muy vasto. El 12 de julio sin embargo, no es su día. ¿Porqué festejar a quienes postulan? La razón es muy sencilla: las normas jurídicas que regulan la conducta humana son complejas, son muchas y son desconocidas para la mayoría (incluso para los juzgadores en muchos casos).

Es verdad que el derecho no es sino la razón humana elevada al rango de obligatoriedad, y por ello es que contra la observancia de la ley no puede alegarse desconocimiento, desuso o práctica en contrario, y se supone de manera muy válida que cada individuo debe comportarse conforme a reglas de convivencia pacífica aunque no tenga conocimientos jurídicos. Ese es el Pacto Social de John Locke o el Contrato Social de Jean-Jacques Rousseau.

No obstante, para realizar ciertas actividades se necesitan autorizaciones, permisos, licencias, pues el Estado trata de proteger a unos con respecto de otros en aspectos en que el simple descuido, el desinterés o la franca negligencia, podría dañar a terceros.

En el primer caso se trata de normas de derecho privado, de naturaleza civil; en el segundo, de índole constitucional y administrativo. Pero más aún, cuando se rompe de manera completa con las elementales reglas de convivencia; cuando se violan las normas de forma consciente e intencional, cuando se daña a sabiendas, se cae muchas veces en el ámbito penal.

No basta pues que uno se comporte conforme a la regla de oro de no hacer a otros lo que uno espera que no hagan en su detrimento, pues existen sujetos que obrarán en su beneficio aunque ello entrañe perjuicio para uno o muchos más.

Allí entra la labor del abogado, que plantea, esgrime, argumenta, razona y conduce los litigios a una solución que después de una contienda que es pacífica, al estar basada en meros razonamientos, devuelve la concordia a la sociedad en aquellos puntos en que puede resquebrajarse la armonía. Es una labor trascendente y noble, de la cual debemos estar orgullosos.


¡Felicidades Abogados!


Hugo Arriaga
Arriaga y Domínguez, S.C.
Abogados - Attorneys at Law - Avocats - Anwälte - Avvocati

No hay comentarios:

Publicar un comentario