lunes, 31 de diciembre de 2012

Plegaria. Armando Fuentes Aguirre "Catón"



PLEGARIA


ARMANDO FUENTES AGUIRRE

 “CATÓN”


Un pedazo de tierra para posar mi planta
y ahí una huella sabia que conduzca la mía.
Un rincón en el cielo donde anidar mis ansias,
con una estrella, para saber que tú me miras.

Sobre mi frente un techo; bajo el techo una llama.
Un pan que nunca falte y una esposa sencilla:
la esposa como el pan: humilde, buena, casta;
el pan como la esposa, de suavidad benigna.

Un amigo y un libro. Salud, pero no tanta
como para olvidar que he de morir un día.
Un hijo, que me enseñe que soy Tu semejanza.

Sosiego en el espíritu. Gratitud en el alma...
Eso pido, Señor, y al final de la vida
dártelo todo, a cambio de un poco de esperanza.



Es un texto que conocí hace muchos años y que ahora 
quiero compartir con ustedes. 
Apareció en prensa, pude leerlo y lo transcribí 
en el tiempo en que viví en Ciudad Victoria,
 la capital del Estado de Tamaulipas, mi tierra natal. 




lunes, 24 de diciembre de 2012

Escrito navideño. Rafael Rodríguez Solis.

Lista de lo que te recomiendo que hagas esta Navidad. Te ayudará, así que presta atención.

1:  Cosas increíbles te esperan. Sé que lo sabes. Recuerda de estar agradecido por todo lo que la vida te ha dado y atrévete a probar algo diferente. A veces no te das cuenta y estás encerrado en la misma rutina, es bueno variar de vez en cuando.

2: Abraza a tus cercanos. Mañana es un misterio y no sabes si estarás aquí para vivirlo. Demuéstrales que los quieres, y que son una parte esencial de ti. No pierdas tiempo en rencores y sentimientos de los que luego te vas a arrepentir.  

3: Besa al indicado(a). Lo que significa que es tiempo de que te atrevas. Recuerda que la gente cambia y los corazones continúan su camino. Ahora es el momento. La mayoría de los corazones en el mundo están rotos por sentimientos que fueron callados.

4: Sonríe. A veces olvidamos sonreír y está mal. Si me preguntas, no existe mejor regalo que una sonrisa sin alguna razón en particular. Las sonrisas son pegajosas y nunca sabes si tu sonrisa será la que le cambie el día a una persona.

5: Convierte en un héroe. En estos tiempos el mundo necesita más héroes. Transfórmate en aquella persona que le cambia el mundo a alguien más sin tener que recibir nada a cambio. Ya verás que la recompensa será mejor de lo que piensas.

6: Comete errores. Ya lo has escuchado, lo sé. Pero, ¿de qué otra manera podrías experimentar la vida? Arriésgate a caer un par de veces, tal vez te canses y te duela pero recuerda el cansancio se termina, el sudor se seca y el dolor pasa. Las cicatrices te ayudarán a recordar no cometer el mismo error dos veces. 

7: Perdona. El odio sólo te lastima. Hazte un favor y perdona a aquellos que te han herido en el pasado. Es difícil pero pronto te darás cuenta que tus odios sólo te mantienen prisionero. Perdona y serás libre.

8: Olvida. En la vida necesitamos olvidar para poder seguir adelante. Olvida todas las cosas que te detienen. Suelta el peso que te mantiene los pies en la tierra y verás que puedes volar. Si aprendes a olvidar, estarás haciendo espacio en tu vida para cosas nuevas.

9: Deja ir. Dedicados a los que se nos han ido. No es sano ignorar el hecho que ya no están con nosotros. Aprende a dejar ir pero siempre mantén una pequeña parte de ellos en tu corazón. Existe una razón por la cual se fueron. No seas egoísta y déjalos ir para que ellos vivan su nueva vida y tu puedas vivir la tuya. Aprende a decir: “Te extraño pero te dejo ir”.

10: Mira hacia arriba y observa el cielo. ¿Silencioso verdad? Siempre he visto el cielo como algo mágico, grande y hermoso. Cada vez que lo miro, me siento tan pequeño que me recuerda que debo ser más humilde, y por un momento nada más importa. Es como si todo lo de mi alrededor desapareciera y me ayuda a darme cuenta de qué es importante en mi vida y qué es trivial. Entonces te recomiendo hacer lo mismo. Aprende a darte cuenta de lo que es importante en tu vida y aprécialo, y lo que no es importante, simplemente déjalo atrás.

Así es como te doy 10 simples consejos para esta Navidad, te deseo lo mejor y espero que mis palabras te saquen una sonrisa.
 
Rafael Rodríguez Solis

martes, 4 de diciembre de 2012

Carta. Juan de Dios Peza. Mexicano.




Con letras ya borradas por los años,
en un papel que el tiempo ha carcomido,
símbolo de pasados desengaños,
guardo una carta que selló el olvido.

La escribió una mujer joven y bella.
¿Descubriré su nombre? ¡ No, no quiero!
pues siempre he sido, por mi buena estrella,
para todas las damas caballero.

¿Qué ser alguna vez no esperó en vano
algo que, si se frustra, mortifica?
Misterios que al papel lleva la mano,
El tiempo los descubre y los publica,

Aquellos que juzgáronme felices
en amores; que halagan mi amor propio,
aprendan de memoria lo que dice
la triste historia que a la letra copio:

“Dicen que las mujeres sólo lloran
cuando quieren fingir hondos pesares,
los que tan falsa máxima atesoran,
muy torpes deben ser o muy vulgares.

Si cayera mi llanto hasta las hojas
donde temblando está la mano mía,
para poder decirte mis congojas,
con lágrimas mi carta escribiría.

Mas si el llanto es tan claro que no pinta,
y hay que usar de otra tinta más obscura,
la negra escogeré, porque es la tinta
donde más se refleja mi amargura.

Aunque no soy para soñar esquiva
sé que para soñar nací despierta.
Me he sentido morir, y aún estoy viva;
Tengo ansias de vivir, y ya estoy muerta.

Me acosan del dolor fieros vestigios.
¡Qué amargas son las lágrimas primeras!
Pesan sobre mi vida veinte siglos,
y  apenas cumplo veinte primaveras.

En esta horrible lucha en que batallo,
aun cuando débil tu consuelo imploro,
quiero decir que lloro y me lo callo,
y más risueña estoy cuando más lloro.

¿Por qué te conocí? Cuando temblando
de pasión, sólo entonces no mentida,
me llegaste a decir: ¡ te estoy amando
con un amor que es vida de mi vida!

¿Qué te respondí yo? Bajé la frente;
triste y convulsa, te estreché la mano,
porque un amor que nace tan vehemente,
es natural que muera muy temprano.

Tus versos para mí conmovedores
los juzgué flores puras y divinas,
olvidando, insensata, que las flores
todo lo pierden, menos las espinas.

Yo, que como mujer, soy vanidosa,
me vi feliz creyéndome adorada,
sin ver que la ilusión es una rosa
que vive solamente una alborada.

¡Cuántos de los crepúsculos que admiras,
pasamos entre dulces vaguedades,
las verdades juzgándolas mentiras,
las mentiras creyéndolas verdades!

Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,
me imaginaba estar dentro de un cielo,
y al contemplar tus ojos y tu boca
tu misma sombra me causaba celo.

Al verme embelesada al escucharte,
clamaste,-aprovechando mi embeleso-,
“Déjame arrodillar para adorarte”,
y al verte de rodillas te di un beso.

Te besé con arrojo, no se asombre
un alma escrupulosa o timorata:
la insensatez no es culpa. Besé a un hombre,
porque toda pasión es insensata.

Debo aquí confesar que un beso ardiente,
aunque robe la dicha y el sosiego,
es el placer más grande que se siente
cuando se tiene un corazón de fuego.

Cuando toqué tus labios fue preciso
soñar que aquel placer se hiciera eterno.
Mujeres: es el beso un paraíso
por donde entramos muchas al infierno.

Después de aquella vez, en otras muchas,
apasionado tú, yo enternecida,
quedaste vencedor en esas luchas
tan dulces en la aurora de la vida.

¡Cuántas promesas, cuántos devaneos!
El grande amor con el desdén se paga;
toda llama que avivan los deseos,
pronto encuentra la nieve que la apaga.

Te quisiera culpar y no me atrevo;
es, después de gozar, justo el hastío;
yo, que soy un cadáver que me muevo,
del amor de mi madre desconfío.

Me engañaste, y no te hago ni un reproche,
era tu voluntad y fue mi anhelo;
reza, dice mi madre, en cada noche;
y tengo miedo de invocar al cielo.

Pronto voy a morir; esa es mi suerte.
¿Quién se opone a las leyes del destino?
Aunque es camino obscuro el de la muerte,
¿quién no llega a cruzar, ese camino?

En él te encontraré; todo derrumba
el tiempo, y tú caerás bajo su peso:
tengo que devolverte en ultratumba
todo el mal que me diste con tu beso.

¿Mañana he de vivir en tu memoria?
En aquella región quizá sombría
mostrar a Dios podremos nuestra historia.
Adiós... Adiós... hasta el terrible día.

Leí estas líneas y en eterna ausencia
esa cita fatal vivo esperando...
Y sintiendo la noche en mi conciencia,
guardé la carta y me quedé llorando.