domingo, 27 de octubre de 2013

PADRES TRABAJANDO, NIÑOS ESTUDIANDO: ¿UNA REALIDAD O FANTASÍA EN MÉXICO? Alejandra de la Garza



¿Juguete? Según la Real Academia Española, un juguete se define como objeto atractivo con que se entretienen los niños. ¿Habrá que redefinir el significado establecido por la RAE? Para Miguelito, niño de 10 años quien dedica de 8 a 10 horas de su vida a la venta de juguetes, esto no es un objeto de entretenimiento sino una mera mercancía  que tiene que vender para poder subsistir. 


Muchas veces he juzgado a los padres de niños que he visto vender artículos en las calles y la típica frase con la que me expreso es “pobres niños que tienen que dejar de estudiar para mantener a los flojos de sus padres”; en algunos casos no dudo que así sea, pero también creo que un salario injusto o accidentes laborales que sufren sus padres obligan a estos niños a trabajar para poder mantenerse a sí mismos y a una familia entera.


La Organización Internacional del Trabajo define al trabajo infantil como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Es evidente que miles de niños en nuestro país se privan de ir a la escuela o simplemente disfrutar cada etapa de su vida. Cuántos niños no vemos afuera de las tiendas de conveniencia, estacionamientos, o hasta en parques vendiendo dulces o simplemente pidiendo una limosna. 


Según la Ley Federal del Trabajo queda prohibido el trabajo para niños menores de 14 años así como de los mayores de esta edad y menores de 16 que no hayan terminado su educación obligatoria (preparatoria). Sin embargo, a principios de junio, el presidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso mexicano una iniciativa de reforma constitucional para elevar un año la edad mínima para trabajar. (CNN México) En mi opinión, esta iniciativa se debería replantear ya que el trabajo infantil según la INEGI se sigue manteniendo en los 3 millones. De los 3,035,466 de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que trabajaban en México, casi el 40% no asisten a la escuela (INEGI). 


Por el otro lado, un reporte de la UNICEF, comenta que la mayoría de los niños y niñas que trabajan lo hacen porque sus familias viven en una situación de pobreza que les impide obtener los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas que son la alimentación, vivienda, vestido, salud, y educación. Esto se debe principalmente porque muchas veces sus padres o madres no tienen buenos empleos que les permitan ganar un buen salario para garantizar la supervivencia de la familia. Además de la pobreza, las creencias culturales obligan a algunos menores de edad a trabajar porque algunos padres piensan que la recreación y el juego no ayudan al desarrollo de sus hijos y que por eso es mejor que trabajen y ocupen de una mejor manera su tiempo.


Es muy cierto lo que menciona la UNICEF, en el momento en que los niños y niñas trabajan, pierden su presente y sacrifican su futuro. Pierden su presente porque en vez de asistir a la escuela y jugar, se ven involucrados y obligados a trabajar. Sacrifican su futuro porque al no haber asistido a la escuela ni haber recibido una educación adecuada, tendrán menos oportunidades de obtener buenos empleos y serán probablemente los pobres del futuro, que utilizarán la mano de obra infantil para complementar los bajos ingresos de las familias que formen en ese momento (UNICEF).


En el siguiente link http://www.unicef.org/bolivia/trabajo_infantil_-_24_horas_para_ser_feliz.pdf encontré hechos muy interesantes sobre los daños físicos y psicológicos que enfrentan los niños al intentar asumir responsabilidades que les corresponden a los adultos y que además a su temprana edad no cuentan con el desarrollo mental y nivel de conocimientos para poder realizar el trabajo de la mejor manera:


A nivel físico, algunos trabajos son muy riesgosos para los pequeños como por ejemplo la agricultura donde los niños se exponen a intoxicaciones debido a que realizan fumigaciones con químicos, así como a lesiones físicas por el uso de herramientas que superan su fuerza corporal.


El trabajo en las calles, semáforos y ferias, los niños y niñas se exponen a enfermedades de los pulmones y a dolencias en las muñecas, tobillos, piernas y brazos, debido a las largas horas que pasan de pie. Se enfrentan al sol, al frío y a la contaminación de las grandes ciudades. Siempre están en riesgo de ser atropellados y las largas jornadas que pasan en las calles, exponen especialmente a las niñas trabajadoras al riesgo de ser víctimas de abuso sexual.


Por otra parte los infantes que trabajan en la minería, sufren de anemia, desnutrición crónica e incluso tuberculosis. En las zonas más frías sufren de severas enfermedades respiratorias e incluso padecen de enfermedades como reumatismo y artritis.


En el trabajo doméstico, muchas de las pequeñas que trabajan como empleadas del hogar ven afectada su salud mental, porque no viven vidas propias. Ellas juegan lo que otros niños quieren; viven las alegrías de los hijos de sus patrones y los juguetes con los que juegan son de otros niños. Muchas pequeñas son víctimas de discriminación, maltratos, violencia física, verbal y están expuestas al abuso sexual por uno o varios miembros de la familia empleadora.


En las niñas y adolescentes en situación de explotación sexual comercial se identifican muy bajos niveles de autoestima, existe un desencuentro con su propio cuerpo, pues han sido tratadas como mercancía y bien de intercambio; carecen de metas y sueños de futuro.


¿Cómo podríamos aportar nuestro granito de arena para ayudar a los niños y niñas de nuestro país a disfrutar plenamente su infancia? La UNICEF, propone algunas soluciones para Bolivia que sin duda podrían ser totalmente aplicables en México:


Lo primero es luchar para que haya mejores oportunidades y puestos de trabajo para los padres y madres, así ganarán suficiente dinero, tendrán protección social y podrán cubrir las necesidades básicas de sus hogares sin recurrir al trabajo de los niños y niñas.


Es importante sensibilizar a la sociedad para que tome conciencia sobre los peligros del trabajo de los niños y que reconozca que el lugar más adecuado para formar valores y transmitir conocimientos útiles para la vida es la escuela.


Hay que reconocer que el trabajo infantil no es solo un problema económico o laboral sino también es un problema social que nos involucra a todos para poder hacer un cambio. La vida económica es cada vez más difícil por lo que hay que estar preparados y concientizados que la mejor manera de combatir la ignorancia es asistiendo a la escuela para poder contar con buenos empleos que garanticen nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.


El trabajo le corresponde a los padres cuando el niño se encuentra en plena etapa de desarrollo, necesitan 8 horas para estudiar, 8 horas para jugar y 8 horas para dormir lo que da como resultado 24 horas para ser feliz. Los padres se ven obligados a satisfacer las necesidades básicas de su hijos hasta que este llegue a la edad legal para trabajar y mantenerse solo. Los niños tienen la obligación y el derecho de asistir a la escuela, disfrutar de su infancia y convivir con más infantes de su misma edad. Tienen derecho a soñar e intentar cumplir sus sueños. Nadie, ni sus propios padres deberían de obligar a los niños y niñas a trabajar. México necesita un cambio, un cambio hoy y no mañana, un cambio que nos involucra a todos y que sin duda alguna beneficiará al México del futuro, el México de nuestros hijos y futuros nietos.




Fuentes consultadas:

(n.d.). Lo que debemos saber sobre trabajo infantil. Retrieved from UNICEF


(2011). Módulo de trabajo infantil. Retrieved from Instituto Nacional de


Hunt, K. (2013, octubre 15). México está en "riesgo extremo" por los casos de


¿Qué se entiende por trabajo infantil?. (n.d.). Retrieved from


Juguete. En Real Academia Española. Retrieved from

No hay comentarios:

Publicar un comentario