La Declaración Universal de los
Derechos Humanos empieza diciendo: “Considerando que la libertad, la justicia y
la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca
y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia
humana...” añade el derecho humano al trabajo digno más adelante; y estos
preceptos no se quedan solamente ahí, si no se ven íntegramente reflejados en nuestra Carta
Fundante. Veamos la realidad.
De
acuerdo al Censo Nacional de Población y
Vivienda realizado en el año de 2010, las personas con capacidades diferentes
representan el 5.1% de la población total en México. De este 5.1%, según la Encuesta Nacional
sobre Discriminación 2010, 1 de cada 3 personas sienten que sus derechos no se
respetan. De este segmente, solo 4 de cada 10 recibe ingresos por su propio
trabajo, y solo para el 19.1% sus ingresos son suficientes para cubrir sus
necesidades.
En el mundo, existen aproximadamente 470
millones de personas discapacitadas en edad de trabajar. Sin embargo, no
existen datos precisos acerca de cuantas de estas personas logran obtener un
empleo digno y de acuerdo a los estudios que haya realizado. Sin embargo, los
empleadores cada vez se dan más cuenta del potencial desperdiciado en la fuerza
de trabajo presente en cada persona perteneciente a este grupo vulnerable.
El gran potencial radica es la demostrada
capacidad que tienen al ponerlos en puestos de acuerdo a sus capacidades,
preparación y ambiente de trabajo. Han demostrado ser grandes elementos de las
fuerzas laborales de empresas y no solo eso, los gobiernos , en particular el
mexicano, han creado incentivos fiscales para propiciar el empleo a las
personas con capacidades diferentes, sin embargo, a nivel internacional estos
esfuerzos en comparación, resultan aun muy insípidos y poco fructíferos y esto
desencadena en un acrecentamiento de la pobreza.
A la luz de lo anterior, se observa un problema de corte social que a
todos nos compete trabajar en ello, a favor de la cohesión y desarrollo social
como nación consciente y unida. El
síntoma, el desempleo; la causa, multifactorial, donde destaca la
discriminación, la ignorancia, los prejuicios
y la falta de estímulos por parte de las autoridades para atacar el
problema.
El desempleo en este sector en específico es
llevada de la mano de la pobreza. Dadas
las circunstancias, no es de extrañar que exista mucha relación entre discapacidad
y pobreza, gran problema del que sufre nuestra nación. Según la ONU , el 82 de
cada 100 personas con discapacidades viven por debajo de lo que se conoce como umbral de la pobreza,
esto en países desarrollados. Esto representa entre el 15 y 30% de los pobres
de estos países.
Estimulando el empleo a esta gran fuerza
laboral, se estaría luchando contra el gran enemigo de México, la pobreza.
Estos esfuerzos deben ser bilaterales, por parte de la ciudadanía y del
gobierno, este último fomentando el empleo mediante estímulos y campañas a pro
del empleo y justa retribución por su trabajo a las personas con capacidades
diferentes, y desarrollar Programas de
Estado en aras de crear consciencia y sacar a la luz los grandes beneficios y
potencial que tiene emplear a este sector desprotegido.
Sin embargo, la discriminación es un punto
también sobre el cual recae gran parte de la problemática social
presentada. Al ser un sector
desprotegido de la sociedad estos potenciales trabajadores sufren, no solamente
en el trabajo si no en muchos ámbitos, de discriminación por su condición diferente
a la de la gran mayoría de las personas, lo cual afecta su desarrollo
profesional, personal y social.
En este punto, es importante destacar que quienes afectan de
esta forma al multicitado sector, somos las personas comunes y corrientes, no
los políticos ni gobernantes. Somos nosotros, maestros, empleadores,
directores, doctores, enfermeras, etc. Quienes afectamos de esta forma, es por
ello que es necesario que nosotros, como personas, individuos pensantes tomemos
conciencia de nuestras acciones y palabras con el fin de mejorar como sociedad,
nación y persona.
Nuestra ignorancia como sociedad de los
estímulos que ofrece el gobierno y sus beneficios al incluir a la fuerza
laboral a personas con capacidades diferentes, no ha permitido tampoco la
popularización de estos proyectos. Es preciso instruirse en el tema, como
obligación ciudadana, de conocer los programas y esfuerzos de nuestros
gobernantes para trabajar en armonía con los proyectos de nación.
El prejuicio que algunos todavía “ostentan”
sobre las capacidades de un miembro del sector, de sus cualidades como persona
y sus valores, son otro gran obstáculo
al desarrollo, aunque este podría vincularse directamente con el aspecto
tratado anteriormente, la ignorancia. Los juicios mal informados de las
personas repercuten no solo en el momento laboral, si no en algo más
fundamental y básico en todas las personas, en la educación.
En las aulas mexicanas es raro ver a
personas pertenecientes al sector. Es necesario que estos busquen y , en el
mejor de los casos, encuentren una escuela particular donde puedan
desarrollarse de manera eficaz de acuerdo a sus capacidades. En escenario de
poder acceder a la ya decadente educación pública, muchos miembros de los planteles escolares no
están capacitados para las técnicas existentes para la enseñanza de eficaz de
estas personas, y así, terminan frustrados y cansados ambas partes, alumno y
maestro y con un desaire que repercute a futuro para todos.
Como nos dice José Luis Salazar,
Director Ejecutivo de la OIT en Ginebra sobre la situación de las personas con
capacidades diferentes en el aspecto laboral: “La OIT fue una de las primeras en reconocer,
en 1944, el derecho de las personas con discapacidades a las oportunidades de
trabajo. En una Recomendación cabal y previsora, la OIT estableció́
inequívocamente que los trabajadores discapacitados, «cualquiera que sea el
origen de su invalidez, deberían disponer de amplias facilidades de orientación
profesional especializada, de formación y reeducación profesionales y de colocación
en un empleo útil» La OIT manifestó́ que las personas con discapacidades deberían,
siempre que fuera posible, recibir formación junto con otros trabajadores, en
las mismas condiciones y con la misma remuneración e hizo un llamado a la
igualdad de oportunidades en el empleo para los trabajadores discapacitados y a
la acción afirmativa para promover el empleo de trabajadores con discapacidades
graves.”
Grandes esfuerzos internacionales se
realizan, sin embargo como en toda sociedad organizada, es necesario que todos
los eslabones sociales trabajen al unísono y consciente objetivo, de manera
conjunta y entendida para lograr un verdadero cambio, no solo con este grupo vulnerable,
ni no en todos y uno mismo, y no solo en este problema, si no en todos, cuya
raíz es siempre parecida o igual.
FUENTES
Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED)
“Inclusión
de Personas con capacidades diferentes” Disponible en http://www.greatplacetowork.com.mx/publicaciones-y-eventos/publicaciones/692
“El
derecho al trabajo decente” disponible en http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@dgreports/@dcomm/@publ/documents/publication/wcms_091966.pdf (Organización
Internacional del Trabajo)
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