Prefacio:
Dentro
de mi poca experiencia laboral he tenido la oportunidad de colaborar en
diferentes áreas, tanto de la industria, sector público y ahora en la educación
de nuestros jóvenes a nivel preparatoria.
Es
frustrante ver como a ellos se les complica hacer un escrito de dos cuartillas
referente a algún tema visto en clase. Recaen en la redundancia con la
finalidad de completar el cometido de longitud del texto. Se utilizan las
mismas palabras infinidad de veces, casi es nulo el conocimiento de la forma
adecuada de utilización de los signos de puntuación y algo aún más preocupante
es que no saben expresar de forma idónea sus ideas.
Ya ni
hablar de la falta de interés que presentan en su propia educación, donde
esperan que el maestro o docente les solucionen la vida y les den todas las
herramientas para hacer sus actividades, en palabras coloquiales lo resumiría
en “no quieren batallar e ir a la deriva”. No todos recaen en este supuesto, pero
si son los más.
Es
preocupante lo que sucederá en un futuro cuando ellos se integren al mercado
laboral cada vez más exigente que solicita personas con multihabilidades y
ellos están acostumbrados a una forma de trabajo donde no se les exige.
Además
de otro problema que se puede vislumbrar es el derivado de la capacitación. El
sector de la industria ha delegado a las universidades la responsabilidad de
“capacitar”, cuando la función de la escuela es formativa y las empresas
deberían formar a su personal con las capacidades que ellos requieren. Al
momento del reclutamiento y selección se piden una serie de habilidades y
conocimientos que para la gente de recién egreso es complicado adquirir, además
lamentablemente son pocas las empresas que le apuestan a la formación de su
personal y establecimiento de un plan carrera.
Con
esta breve exposición de motivos me gustaría dar inicio a este breve ensayo
sobre educación y la vida laboral.
Desarrollo
Como
manera de preámbulo me gustaría iniciar con el análisis de un concepto que
podemos encontrar nosotros sobre educación donde nos habla sobre capacidades
tanto físicas como cognitivas.
Se
llama educación al proceso mediante el cual se afecta a una persona,
estimulándola para que desarrolle sus capacidades cognitivas y físicas para
poder integrarse plenamente en la sociedad que la rodea. Por consiguiente, debe
distinguirse entre los conceptos de educación (estímulo de una persona hacia
otra) y aprendizaje, que en realidad es la posibilidad subjetiva de
incorporación de nuevos conocimientos para su aplicación posterior.
No
solo se le debe de dar capacidades físicas y cognitivas al individuo para que
se incorpore a la sociedad, sino también al mundo laboral, ya que es un
fenómeno que sucederá de manera indiscutible.
Pero
en nuestro país el problema va más profundo, bien sabemos que esta educación
está consagrada como un derecho humano en nuestra propia Constitución Política
en su artículo 3°. Le impone al Estado
la obligación de proveer educación, pero además, ésta debe de ser de calidad.
Es entonces donde vislumbramos que la brecha se empieza a ensanchar, vemos
maestros que se olvidan que su objetivo principal es prepararse para brindar
dicho servicio con calidad, y están más preocupados en hacer revueltas por
modificaciones en sus condiciones de trabajo. A la larga esto nos afectará a
todos como nación.
Remontándonos
a la historia de la educación vemos que originalmente se dio para preparar a
los individuos a sobrevivir. Se les enseñaba sobre los oficios de la caza,
labores del campo, pesca y diversos oficios que se fueron dando en los primeros
años de nuestra historia.
Pero
la relación entre trabajo-educación se fueron haciendo más complejas y se necesitó
mano de obra cada vez más especializada. Inés Dussel y Myriam Southwell, en su
escrito “Saberes y trabajos: miradas sobre una relación compleja”, nos dan una
idea de cómo se fue dando esta relación.
Pero
también hay saberes del mundo del trabajo más complejos y que exigen un tipo de
transmisión más especializada. En la historia de la educación, entre los
primeros que lo entendieron estuvieron los artesanos medievales, por ejemplo
los tapiceros, cristaleros, perfumistas o ebanistas. Todos ellos organizaron
sistemas de aprendizaje que llegaban a durar diez años, en los que el maestro
artesano se comprometía, muchas veces mediante contratos escritos, a enseñarle
al aprendiz ciertos conocimientos específicos para que adquiriera el dominio de
su arte. Aunque no había un plan de estudios fijo, la formación se organizaba
en pasos determinados; y la “graduación” se obtenía cuando se llegaba a una
maestría en el ejercicio de su trabajo, determinada en una evaluación de los
artesanos reconocidos del gremio.
Entonces
esa complejidad entre trabajo-educación se ha estado gestando durante toda
nuestra historia. Encontramos que se crearon siglos después Universidades donde
lo que importaba era el desarrollo académico de los individuos y adquisición de
conocimientos. Esto cambió con la llegada de la llamada revolución industrial.
Estudiosos como Taylor y Fayol comenzaron a hablar sobre la optimización de la
producción y la necesidad de mano de obra especializada.
En mi
opinión, basada en lo que he podido observar en el campo laboral, el sector
industrial le deja casi el cien por ciento de la preparación del individuo a
las escuelas, deslindándose de esta responsabilidad. Solicitando mando de obra
cada vez más calificada obligando a las universidades a mover sus planes de
estudios hacia habilidades técnicas; dejando de lado la formación ética,
social, valores, lógica y demás de ese ramo del pensamiento. Tenemos gente muy
preparada laboralmente, pero, con una pobre instrucción personal.
Es
por eso que vemos jóvenes que no saben escribir, no pueden plasmar ideas de
forma idónea, poco conocimiento de signos de puntuación, ortografía y con poco
criterio, sin motivación alguna más que redes sociales y medios electrónicos.
Sin
afán de desviarme del tema, me gustaría hacer referencia a un artículo que
encontré, habla de los 10 puntos que hacen a Finlandia una de las mejores
educaciones del mundo:
1 Los docentes son profesionales valorados. La educación es una profesión
con prestigio y los profesores tienen gran autoridad en la escuela y en la
sociedad. El equivalente a Magisterio en Finlandia es una titulación
complicada, exigente y larga, que además incluye entrevistas personales, por lo
que los maestros son profesionales muy bien preparados y vocacionales.
2 La educación es gratuita y, por lo tanto, accesible a todos. El sistema
educativo público establece que la educación es obligatoria y gratuita entre
los 7 y los 16 años y debe ser impartida por centros públicos. Tampoco se paga
por los libros ni por el material escolar, y todos los niños reciben una comida
caliente al día en el colegio, también gratuita. En el caso de que el niño viva
a más de 5 kilómetros del centro escolar, el municipio debe organizar y pagar
el transporte.
3 El reparto del dinero público se hace de forma equitativa. Los fondos
estatales se reparten de forma justa entre los centros. Hay una base de
subvención común para todos pero la cifra final varía atendiendo a las
necesidades de cada uno, de manera que se compense a aquellos con más carencias
para equipararlos al resto. La igualdad de oportunidades es un valor esencial.
4 El currículo es común pero los centros se organizan. Cada escuela y sus
profesores diseñan y organizan el currículo (aunque tiene unas líneas generales
y un marco común para todos) y se planifican para conseguir los logros
establecidos como mejor consideren.
5 La educación se personaliza. Desde los primeros cursos se interviene
para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que
sus dificultades aumenten con los años y se minimizan los porcentajes de
fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de
las pruebas y actividades estandarizadas. Además, los profesores suelen
ocuparse del mismo grupo desde 1.º (7 años) hasta 6.º (12 años), lo que ayuda a
que los conozcan mucho mejor.
6 Los alumnos tienen tiempo para todo. La educación se
toma en serio pero también se da importancia al juego y al descanso. Los niños
no comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se les considera
maduros para aprender. Además, las jornadas lectivas son más cortas. Los
estudiantes de Primaria tienen solo 3 o 4 clases al día, con descansos de 15
minutos entre cada una de ellas a los que se suma el descanso para comer.
Apenas hay deberes, el trabajo se hace en clase, no en casa.
7 Preparar la clase es parte de la jornada laboral. Los profesores no
imparten tantas horas de clase como en otros países, sino que el tiempo que
pasan en el aula es más reducido y destinan las horas restantes a preparar sus
lecciones, investigar, organizarse o trabajar de forma colaborativa con otros
docentes.
8 Se evita la competencia y las cifras. Los estudiantes no hacen exámenes
ni reciben calificaciones hasta 5.º curso (11 años) y los informes que el
profesor elabora para los padres son descriptivos, no numéricos.
9 Se premia la curiosidad y la participación. La imaginación y la
capacidad de emprendimiento son muy apreciadas en la sociedad finlandesa,
abundan los profesionales de campos artísticos y creativos y también los de
tecnología e ingeniería. Esto también se fomenta en la educación, donde se
valora la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la
memorización y las lecciones magistrales.
10 Los padres se implican. La sociedad y las familias consideran que la
educación es fundamental y la complementan con actividades culturales. A esto
contribuyen las ayudas que reciben los padres para la conciliación de la vida
laboral y familiar, para que dispongan de más tiempo con sus hijos.
Otro
punto que me parece de suma importancia es la capacitación de los empleados,
que puede ser tomada como la educación dentro de la industria para el mejor
desempeño de nuestras labores.
Se
puede definir a la capacitación como un conjunto de actividades didácticas
orientadas a suplir las necesidades de la empresa y que se orientan hacia una
ampliación de los conocimientos, habilidades y aptitudes de los empleados la
cual les permitirá desarrollar sus actividades de manera eficiente.
En
pocas palabras, capacitar implica proporcionarle al trabajador las habilidades
y conocimientos que lo hagan más apto y diestro en la ejecución de su propio
trabajo. Esos conocimientos pueden ser de varios tipos y pueden enfocarse a diversos
fines individuales y organizacionales.
Como
gente que se encuentra inmersa en el mundo laboral, nosotros tenemos que
apostar en el desarrollo de nuestra gente. No como una imposición en la Ley
Federal del Trabajo, si no como un área de oportunidad muy grande. Cuanto más
capacitada esté nuestra gente mayor calidad tendrían nuestros productos y la
satisfacción del cliente será mejor.
Y esa
capacitación no es solo para el sector de la industria, debe extenderse al
sector público, educativo y todo aquel donde se brinde un servicio. Entendiendo
al cliente, no como quien compra lo que producimos o hacemos, si no las
personas que son beneficiarias directa o indirectamente de nuestro trabajo.
Conclusión:
El
reto en cuanto a educación, como he sostenido en diversos escritos, es muy
grande. En el presente trabajo dejé de lado que la educación se recibe desde
nuestros hogares. En la actualidad en nuestro país el núcleo familiar está muy
desintegrado y la inculcación de valores una vez más se la dejamos a la
escuela.
Nosotros
como mexicanos debemos de ayudar a la formación de nuestros hijos, sobrinos,
nietos, inclusive nosotros mismos. Teniendo un mejor país en cuestiones
educativas la calidad de vida aumentará, nuestra mano de obra será mejor,
produciremos productos de mejor calidad, se elevará nuestra productividad,
tendremos mayores empleos, las tazas delictivas disminuirán, ya no se hablará
de Estado fallido y así podría seguir enlistando los beneficios.
Tenemos
que voltear a ver el sistema educativo finlandés, donde existe colaboración de
todos los sectores. Les tomó cerca de 25 años llevarlo a lo que es hoy.
Entre
más aprendo más ignorante me vuelvo.