domingo, 26 de abril de 2015

La educación y la vida laboral. Lic. Gustavo Silva Dávila




Prefacio:
Dentro de mi poca experiencia laboral he tenido la oportunidad de colaborar en diferentes áreas, tanto de la industria, sector público y ahora en la educación de nuestros jóvenes a nivel preparatoria.

Es frustrante ver como a ellos se les complica hacer un escrito de dos cuartillas referente a algún tema visto en clase. Recaen en la redundancia con la finalidad de completar el cometido de longitud del texto. Se utilizan las mismas palabras infinidad de veces, casi es nulo el conocimiento de la forma adecuada de utilización de los signos de puntuación y algo aún más preocupante es que no saben expresar de forma idónea sus ideas.  

Ya ni hablar de la falta de interés que presentan en su propia educación, donde esperan que el maestro o docente les solucionen la vida y les den todas las herramientas para hacer sus actividades, en palabras coloquiales lo resumiría en “no quieren batallar e ir a la deriva”. No todos recaen en este supuesto, pero si son los más.

Es preocupante lo que sucederá en un futuro cuando ellos se integren al mercado laboral cada vez más exigente que solicita personas con multihabilidades y ellos están acostumbrados a una forma de trabajo donde no se les exige.

Además de otro problema que se puede vislumbrar es el derivado de la capacitación. El sector de la industria ha delegado a las universidades la responsabilidad de “capacitar”, cuando la función de la escuela es formativa y las empresas deberían formar a su personal con las capacidades que ellos requieren. Al momento del reclutamiento y selección se piden una serie de habilidades y conocimientos que para la gente de recién egreso es complicado adquirir, además lamentablemente son pocas las empresas que le apuestan a la formación de su personal y establecimiento de un plan carrera.

Con esta breve exposición de motivos me gustaría dar inicio a este breve ensayo sobre educación y la vida laboral.

Desarrollo
Como manera de preámbulo me gustaría iniciar con el análisis de un concepto que podemos encontrar nosotros sobre educación donde nos habla sobre capacidades tanto físicas como cognitivas.

Se llama educación al proceso mediante el cual se afecta a una persona, estimulándola para que desarrolle sus capacidades cognitivas y físicas para poder integrarse plenamente en la sociedad que la rodea. Por consiguiente, debe distinguirse entre los conceptos de educación (estímulo de una persona hacia otra) y aprendizaje, que en realidad es la posibilidad subjetiva de incorporación de nuevos conocimientos para su aplicación posterior.

No solo se le debe de dar capacidades físicas y cognitivas al individuo para que se incorpore a la sociedad, sino también al mundo laboral, ya que es un fenómeno que sucederá de manera indiscutible.

Pero en nuestro país el problema va más profundo, bien sabemos que esta educación está consagrada como un derecho humano en nuestra propia Constitución Política en su artículo 3°.  Le impone al Estado la obligación de proveer educación, pero además, ésta debe de ser de calidad. Es entonces donde vislumbramos que la brecha se empieza a ensanchar, vemos maestros que se olvidan que su objetivo principal es prepararse para brindar dicho servicio con calidad, y están más preocupados en hacer revueltas por modificaciones en sus condiciones de trabajo. A la larga esto nos afectará a todos como nación. 

Remontándonos a la historia de la educación vemos que originalmente se dio para preparar a los individuos a sobrevivir. Se les enseñaba sobre los oficios de la caza, labores del campo, pesca y diversos oficios que se fueron dando en los primeros años de nuestra historia.

Pero la relación entre trabajo-educación se fueron haciendo más complejas y se necesitó mano de obra cada vez más especializada. Inés Dussel y Myriam Southwell, en su escrito “Saberes y trabajos: miradas sobre una relación compleja”, nos dan una idea de cómo se fue dando esta relación.

Pero también hay saberes del mundo del trabajo más complejos y que exigen un tipo de transmisión más especializada. En la historia de la educación, entre los primeros que lo entendieron estuvieron los artesanos medievales, por ejemplo los tapiceros, cristaleros, perfumistas o ebanistas. Todos ellos organizaron sistemas de aprendizaje que llegaban a durar diez años, en los que el maestro artesano se comprometía, muchas veces mediante contratos escritos, a enseñarle al aprendiz ciertos conocimientos específicos para que adquiriera el dominio de su arte. Aunque no había un plan de estudios fijo, la formación se organizaba en pasos determinados; y la “graduación” se obtenía cuando se llegaba a una maestría en el ejercicio de su trabajo, determinada en una evaluación de los artesanos reconocidos del gremio.

Entonces esa complejidad entre trabajo-educación se ha estado gestando durante toda nuestra historia. Encontramos que se crearon siglos después Universidades donde lo que importaba era el desarrollo académico de los individuos y adquisición de conocimientos. Esto cambió con la llegada de la llamada revolución industrial. Estudiosos como Taylor y Fayol comenzaron a hablar sobre la optimización de la producción y la necesidad de mano de obra especializada.

En mi opinión, basada en lo que he podido observar en el campo laboral, el sector industrial le deja casi el cien por ciento de la preparación del individuo a las escuelas, deslindándose de esta responsabilidad. Solicitando mando de obra cada vez más calificada obligando a las universidades a mover sus planes de estudios hacia habilidades técnicas; dejando de lado la formación ética, social, valores, lógica y demás de ese ramo del pensamiento. Tenemos gente muy preparada laboralmente, pero, con una pobre instrucción personal.

Es por eso que vemos jóvenes que no saben escribir, no pueden plasmar ideas de forma idónea, poco conocimiento de signos de puntuación, ortografía y con poco criterio, sin motivación alguna más que redes sociales y medios electrónicos.

Sin afán de desviarme del tema, me gustaría hacer referencia a un artículo que encontré, habla de los 10 puntos que hacen a Finlandia una de las mejores educaciones del mundo:

1 Los docentes son profesionales valorados. La educación es una profesión con prestigio y los profesores tienen gran autoridad en la escuela y en la sociedad. El equivalente a Magisterio en Finlandia es una titulación complicada, exigente y larga, que además incluye entrevistas personales, por lo que los maestros son profesionales muy bien preparados y vocacionales.  

2 La educación es gratuita y, por lo tanto, accesible a todos. El sistema educativo público establece que la educación es obligatoria y gratuita entre los 7 y los 16 años y debe ser impartida por centros públicos. Tampoco se paga por los libros ni por el material escolar, y todos los niños reciben una comida caliente al día en el colegio, también gratuita. En el caso de que el niño viva a más de 5 kilómetros del centro escolar, el municipio debe organizar y pagar el transporte.

3 El reparto del dinero público se hace de forma equitativa. Los fondos estatales se reparten de forma justa entre los centros. Hay una base de subvención común para todos pero la cifra final varía atendiendo a las necesidades de cada uno, de manera que se compense a aquellos con más carencias para equipararlos al resto. La igualdad de oportunidades es un valor esencial.

4 El currículo es común pero los centros se organizan. Cada escuela y sus profesores diseñan y organizan el currículo (aunque tiene unas líneas generales y un marco común para todos) y se planifican para conseguir los logros establecidos como mejor consideren.

5 La educación se personaliza. Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, con lo que se evita que sus dificultades aumenten con los años y se minimizan los porcentajes de fracaso escolar. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se huye de las pruebas y actividades estandarizadas. Además, los profesores suelen ocuparse del mismo grupo desde 1.º (7 años) hasta 6.º (12 años), lo que ayuda a que los conozcan mucho mejor.

6 Los alumnos tienen tiempo para todo. La educación se toma en serio pero también se da importancia al juego y al descanso. Los niños no comienzan el colegio hasta los 7 años, momento en el que se les considera maduros para aprender. Además, las jornadas lectivas son más cortas. Los estudiantes de Primaria tienen solo 3 o 4 clases al día, con descansos de 15 minutos entre cada una de ellas a los que se suma el descanso para comer. Apenas hay deberes, el trabajo se hace en clase, no en casa.

7 Preparar la clase es parte de la jornada laboral. Los profesores no imparten tantas horas de clase como en otros países, sino que el tiempo que pasan en el aula es más reducido y destinan las horas restantes a preparar sus lecciones, investigar, organizarse o trabajar de forma colaborativa con otros docentes.

8 Se evita la competencia y las cifras. Los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5.º curso (11 años) y los informes que el profesor elabora para los padres son descriptivos, no numéricos.

9 Se premia la curiosidad y la participación. La imaginación y la capacidad de emprendimiento son muy apreciadas en la sociedad finlandesa, abundan los profesionales de campos artísticos y creativos y también los de tecnología e ingeniería. Esto también se fomenta en la educación, donde se valora la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales.

10 Los padres se implican. La sociedad y las familias consideran que la educación es fundamental y la complementan con actividades culturales. A esto contribuyen las ayudas que reciben los padres para la conciliación de la vida laboral y familiar, para que dispongan de más tiempo con sus hijos.

Otro punto que me parece de suma importancia es la capacitación de los empleados, que puede ser tomada como la educación dentro de la industria para el mejor desempeño de nuestras labores.

Se puede definir a la capacitación como un conjunto de actividades didácticas orientadas a suplir las necesidades de la empresa y que se orientan hacia una ampliación de los conocimientos, habilidades y aptitudes de los empleados la cual les permitirá desarrollar sus actividades de manera eficiente.

En pocas palabras, capacitar implica proporcionarle al trabajador las habilidades y conocimientos que lo hagan más apto y diestro en la ejecución de su propio trabajo. Esos conocimientos pueden ser de varios tipos y pueden enfocarse a diversos fines individuales y organizacionales.

Como gente que se encuentra inmersa en el mundo laboral, nosotros tenemos que apostar en el desarrollo de nuestra gente. No como una imposición en la Ley Federal del Trabajo, si no como un área de oportunidad muy grande. Cuanto más capacitada esté nuestra gente mayor calidad tendrían nuestros productos y la satisfacción del cliente será mejor.

Y esa capacitación no es solo para el sector de la industria, debe extenderse al sector público, educativo y todo aquel donde se brinde un servicio. Entendiendo al cliente, no como quien compra lo que producimos o hacemos, si no las personas que son beneficiarias directa o indirectamente de nuestro trabajo.

Conclusión:
El reto en cuanto a educación, como he sostenido en diversos escritos, es muy grande. En el presente trabajo dejé de lado que la educación se recibe desde nuestros hogares. En la actualidad en nuestro país el núcleo familiar está muy desintegrado y la inculcación de valores una vez más se la dejamos a la escuela.

Nosotros como mexicanos debemos de ayudar a la formación de nuestros hijos, sobrinos, nietos, inclusive nosotros mismos. Teniendo un mejor país en cuestiones educativas la calidad de vida aumentará, nuestra mano de obra será mejor, produciremos productos de mejor calidad, se elevará nuestra productividad, tendremos mayores empleos, las tazas delictivas disminuirán, ya no se hablará de Estado fallido y así podría seguir enlistando los beneficios.

Tenemos que voltear a ver el sistema educativo finlandés, donde existe colaboración de todos los sectores. Les tomó cerca de 25 años llevarlo a lo que es hoy.

Entre más aprendo más ignorante me vuelvo.