Las recientes reformas fiscales que se han aprobado en
nuestro país, traen una serie de incertidumbres para las empresas de mediana y
pequeña envergadura, ya que hasta la actualidad no se han fijado con claridad
las nuevas reglas de operación y aplicación para las empresas.
Los legisladores nacionales ha determinado que el país
necesita urgentemente emerger dentro del mercado global del comercio, que urge
que la competitividad empresarial nacional deba de salir a competir en un
mercado global, donde las nuevas políticas del comercio internacional son
cambiantes, por ello se han dado a la tarea a crear nuevos mecanismos de
fiscalización para que las empresas nacionales, con las recientes reformas,
puedan ser competitivas, que su obligación de contribuir en materia de impuesto
sea beneficiosa tanto para ellas como para el país, realizando reformas
fiscales que aten y controlen las figuras de evasión y elusión de impuestos.
Es bien cierto, que las empresas y los ciudadanos debemos
contribuir en materia fiscal con la nación, pero como en todas las reglas del
juego, de la noche a la mañana no puedes realizar cambios radicales con el
objetivo de crear nuevos candados fiscales, donde el ciudadano en vez de ver
beneficios económicos y fiscales, se ven atados, reprimidos, desilusionados y obligados
a entrar a un juego donde las reglas, en primera no son claras; en segunda, las
nuevas disposiciones en materia fiscal son más enérgicas y completamente con
lagunas normativas, creando con ello un descontento social en vez de crear un
ejercicio de contribución a la hacienda fiscal del país.
Ahora observamos que los diversos mercaderes, no llegan a
visualizar que las reformas son más estrictas, que el manejo de su dinero se
verá más condicionado y vigilado fiscalmente, es como si estuvieran en una
cacería de brujas, del país a las empresas que aportan a que el país tenga un
desarrollo industrial y comercial sano, donde en vez de crear beneficios,
estímulos o el deseo de contribuir en nuestra obligación fiscal se muestra
mermado el esfuerzo comercial y de competitividad nacional e internacional. La
pregunta, que no es nueva, para los que nos encontramos inmersos en el mercado
mercantil y laboral, ¿qué beneficios trae ahora la nueva reforma fiscal?, ¿por
qué en vez de crear reglas enérgicas en la materia, nuestros legisladores
puedan asesorarse idóneamente en su labor de legislar en la materia?,
Actualmente nos
damos a la ardua tarea de analizar que la reciente reforma laboral es el
parteaguas de una serie desencadenada de reformas estructurales en la normativa
mexicana, creando desconfianza, que son opacas y que en vez de incentivar a la
ciudadanía en general, crea desconfianza y descontento social. Ahora bien,
pongamos como un ejemplo lo relacionado con los antes denominados REPECOS,
ahora denominado Régimen de Incorporación
Fiscal, que fue lo que cambió en las reglas de operación, porque en vez de
incentivar a los pequeños negocios, que son los más castigados comercialmente,
ahora el fisco les obliga a generar un gasto innecesario en su administración y
en su operación, ya que ahora deben de contar con un inventario de insumos que
en su mayoría no debería de ser tan estricto, que todas sus ventas deben de
constar en papel, entre otras; pero mi pregunta es, los de la industria del
boleado, cómo van a fiscalizar su servicio, a poco por cada cliente que llegue
se le entregará una factura o como muchos contadores expresan, realizarán una factura
global por semana, quincena, mensual o bimestral; otra cuestión es, a poco el
señor que se dedica a este rubro, contratará el servicio de contabilidad,
generando gasto que no cuenta y que en vez de ayudarle le crea conflictos en su
economía tanto familiar como de su profesión, optando por dedicarse al comercio
informal o en el peor del caso a otra actividad que le sea más de provecho,
algo ilícito.
Así como en el anterior simple caso, vemos inmersos a los
comerciantes de las centrales de abastos, de los mercados municipales y de los
pequeños negocios que no ven reflejado un beneficio fiscal sino un menoscabo en
su patrimonio económico, afectando directamente en la generación de nuevos
empleos y competitividad comercial hacia el exterior de su estado, nacional o
internacional y que la política en la materia del presente gobierno es la de
crear el panorama idóneo de impulsar y proyectar el mercado nacional hacia el
exterior, trayendo como efecto directo que el país sea competitivo en la
economía de los países emergentes, ya que no podemos aspirar a competir con las
grandes potencias con las ataduras y yerros fiscales.
Esperando que estas líneas le sean de utilidad, quedo de
usted para sus comentarios.
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