En el año de 1910, poco tiempo antes del inicio de la
Revolución Mexicana, México vivía en un clima de paz, progreso económico e
industrial, ambiente perfecto para llevar a cabo las fiestas del primer
centenario del movimiento independentista nacional. Fue precisamente en aras de
engalanar dichos festejos que el gobierno porfirista realizó diversas obras
públicas de gran relevancia para la época. Por lo tanto, gracias a tales
iniciativas se inauguraron obras arquitectónicas como el Hemiciclo a Juárez, la
Columna del Ángel de la Independencia, el Palacio del Correo, el Teatro
Nacional -hoy Palacio de Bellas Artes-, la Estación Sismológica Central, el Parque
Obrero de Balbuena, el desagüe del Valle de México, la Escuela Normal para
Maestros, entre otras, todas ellas en la capital del país. No obstante, la
ciudad de Monterrey no podía quedarse atrás, pues representaba una ciudad en
pleno proceso de industrialización, crecimiento y un paso natural entre las
mercancías del norte y Golfo hacia el sur del país.
Por ende, bajo dicho preámbulo de desarrollo y progreso
y como parte de los festejos de la Independencia de México, se construyó, en
1910, el Arco de la Independencia. Este monumento arquitectónico se encuentra
situado sobre las calzadas de Madero y Pino Suárez, en el barrio “El nacional” del
centro de Monterrey. De hecho, en la actualidad el flujo del tráfico vehicular
de estas dos avenidas pasa literalmente a un lado y por debajo de él.
Tanto el arco como las calzadas de Unión y Progreso -actualmente
Madero y Pino Suárez-, esta última avenida principal de aquellos tiempos,
fueron parte de un proyecto para embellecer la ciudad de Monterrey. Cabe
mencionar que el artífice del progreso y engalanamiento del Nuevo León
porfirista fue el entonces gobernador del estado, el General Bernardo Reyes.
En lo que a la estructura del Arco de la Independencia
respecta, se trata de una obra que consta de un arco simple de 25 metros de altura y construido
con piedra de cantera rosa. Sin embargo, el smog del tráfico vehicular lo ha
oscurecido, dándole su actual tono café oscuro. El proyecto estuvo a cargo de Arquitecto
inglés Alfredo Giles, quién además edificó el Casino Monterrey y el edificio
del Banco Mercantil. Por su parte, el Arquitecto Pedro Cabral fue el encargado
de la construcción del monumento.
Además, está decorado en su parte inferior por diversas
placas de mármol que rezan: “A los que en cien años han venido defendiendo y
elevando la nacionalidad mexicana”. En la parte posterior sobresalen dos
águilas de bronce representando el escudo nacional, en su clásica pose
devorando a una serpiente. Además, la ubicación del monumento es simbólica, pues
permite que por su cruce pasen los caminos que conducen a la Ciudad de México
(Sur), hacia Nuevo Laredo (Norte) y a Reynosa (Noreste).
Al centro y en lo más alto de la obra destaca la figura
de una “musa” o victoria con una corona de olivo en la frente, blusa desgarrada
y busto a la intemperie. La figura femenina sostiene en lo alto una esfera
negra con parte de una cadena rota y la inscripción de “México” en letras
grandes. Entretanto, con su mano derecha sostiene una corona con la otra parte de
la cadena, representando así la ruptura de México con la monarquía española. La
escultura "Musa", conocida entre la población con los coloquiales
nombres de “La Mona del Arco” o “La Mona de la Bola”, fue realizada por la compañía
W.H. Mullins en 1909. Mide 4.80
metros de pies a cabeza, 6 metros tomando en cuenta
el brazo levantado y tiene un peso de casi 3 toneladas.
En 1997, 86 años después de su colocación, la Musa fue
bajada para su restauración, pues presentaba diversos daños ocasionados por las
lluvias ácidas y por diversas acciones humanas, de entre las cuales destacan 35
impactos de bala de desconocida procedencia y fecha. Además presentaba una gran
fisura en el brazo izquierdo y una cadena menos. Dicha restauración duró tres
meses y se juzgó haberla realizado a muy buen tiempo, ya que los diversos daños que
presentaba la ponían en riesgo de caer.
La escultura está hecha a base de una estructura de
fierro que le da solidez. En la parte exterior está recubierta por lámina de
cobre repujado. Su color original es un cobre radiante, desafortunadamente, a
consecuencia de la contaminación y humedad sólo en dos ocasiones ha presentado
su esplendor, en su inauguración y restauración.
El arco cobra su mayor importancia en el mes de
Septiembre, mes en el que el municipio se encarga de darle su limpieza anual y
colocarle los arreglos alusivos a las festividades. Papeles de china, imágenes,
listones, banderas, luces, etc. De todo tipo de material se ha decorado al
arco, y en alguna ocasión las luces patrias causaron un leve incendio en la
parte superior de su estructura.
En el año de 1991, bajo el gobierno
estatal de Sócrates Rizzo García, se buscó la construcción de una plaza que
alojara al Arco de la Independencia y así poner fin al deterioro que estaba sufriendo.
El proyecto era ambicioso y tenía mucho sentido, sobre todo tratándose de
conservar edificaciones antiguas y significativas. Por lo que bajo estos
motivos se gestó la tentativa de construir una plaza pública llamada “Plaza de
la Independencia”. La idea era consagrar un sitio público de considerable
dimensiones que tuviera en la entrada al monumental arco para ser admirado por
los peatones. La propuesta corrió por cuenta de la Secretaría de Desarrollo
Urbano y Obras Públicas, y consistía básicamente en una plaza con áreas verdes,
fuentes y nuevos edificios comerciales. Además se pensaba realizar dos pasos a
desnivel para agilizar la circulación por las avenidas Madero y Pino Suárez, de
tal forma que la plaza estuviera libre del contacto directo con el tráfico. Sin
embargo, por razones desconocidas el proyecto no fue aprobado y todo quedó en
una simple maqueta. Hoy, 21 años más tarde, habiendo pasado ya los festejos del
bicentenario de la independencia, el arco continúa situado en medio de un
crucero sin poder ser admirado dignamente.
Anterior a ese proyecto otra propuesta había sido lanzada
por parte del sector privado, la cual pretendía reubicar el arco. No obstante,
fue descartada rápidamente, pues los trabajos significaría un duro golpe a las
finanzas de obras públicas, la inversión de una gran cantidad de tiempo y el
riesgo de fracturar la estructura al reubicarla parte por parte. Por lo que
hasta ahora no se ha encontrado, o no se ha querido buscar, una alternativa
para poner fin al deterioro que este símbolo nacional de la independencia está
sufriendo.
Desde el tiempo de los antiguos romanos la forma de arco
para las construcciones se utiliza para simbolizar victorias, o incluso
glorificación; hecho que se constata con la frase tallada a mano de las placas
incrustadas en la base del arco. A través de dicha inscripción se dignifica,
reconoce y honra a los antiguos caudillos que iniciaron el movimiento para
darnos patria; y además, nos impulsa como mexicanos a defender nuestra
nacionalidad, a sentirnos orgullosos de ser mexicanos y nos invita a defender a
la nación de todos los males que la lleguen a aquejar.
Bibliografía
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Norte. Sep 2003. Editorial El Sol. 22 Nov 2007 .
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Treviño Héctor, Martín Salais, Mario Treviño, Geografía e
Historia de Nuevo León. 1ª. México D.F.: Ediciones Castillo, 1998.
muy bien
ResponderEliminarexcelente información .. no lo sabía
ResponderEliminarGracias por compartir la información; hace falta más difusión de tan importantes monumentos y hechos históricos en Nuevo León.
ResponderEliminarHola soy originario y residente de Coahuila; por cuestiones de trabajo tengo 1año en Mty;y es muy interesante esta cultura que le compete a toda nuestra Nación' mínimo Dios les Bendiga a Todos
ResponderEliminarmuy buenos
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