El 15 de mayo de 1891, el entonces Papa León Xlll, hizo pública
una encíclica que para su entonces daría un giro de 360 grados en materia de
derecho laboral, puesto que abordaría temas, que en su tiempo, no habían sido
desafiados: el uso del trabajo del
hombre como mercancía; la utilización de niños como fuerza laboral; y la
protección de la mujer trabajadora, entre otros temas revolucionarios e
importantes para su época.
Antecedentes
globales
Primeramente, hay que destacar que Papa León Xlll nació
en una familia pobre de padres trabajadores, lo que pudo haberlo impulsado a
tener esas ideas, que para su tiempo ninguna figura religiosa pública había
puesto en tela de juicio. Además, este Sumo Pontífice siempre se había
destacado por intervenir en temas sociales, y existen antecedentes de que llegó a tener fuertes roces con el rey
Leopoldo I, y de que apoyaba abiertamente al partido liberal y rechazaba el
capitalismo en gran medida.
En lo que respecta a lo que estaba sucediendo en el mundo
por esas fechas, los siglos XVIII y XIX habían sido de grandes cambios en materia
laboral, se había suscitado la
revolución industrial en Inglaterra, la cual trajo consigo ideas novedosas para
ese entonces, como promover las “uniones de trabajadores” o lo que se conoce actualmente como gremios, sindicatos o cooperativas.
Asimismo, los trabajadores se dieron cuenta que juntos podían exigir mejores
salarios y oportunidades, y empezaron a realizar huelgas, plantones y marchas
para que sus peticiones fueran escuchadas.
Antecedentes
en México
Ahora bien, en lo que respecta a México en cuestiones de derecho
laboral en ese periodo especifico de tiempo, para 1891 ya se había gestado la Independencia
del país, y se había arrebatado el poder que tenían los “conquistadores” sobre
el pueblo mexicano, pero las cosas no eran tan prometedoras para la clase
trabajadora.
Aún en esa época y aunque José María Morelos y Pavón en
1813 redactara el documento “Sentimientos
de la nación”, donde trataba de darle al obrero una jornada de trabajo
menos larga, un salario justo y una vida digna fuera del trabajo, todavía
existía una desigualdad notoria entre patrones y trabajadores, puesto que nadie
regulaba a ciencia cierta, que los dueños de las haciendas pagaran un sueldo
justo a sus empleados, o les dieran los días de descanso correspondiente, y mucho
menos que se vigilara que a los niños y a las mujeres trabajadoras se les
tratara de una forma aceptable.
La Encíclica Rerum
Novarum
Ahora sí, ya que abordamos y conocemos como era el
contexto en materia del derecho laboral en el mundo y en México en los períodos
señalados, podemos tener una mejor visión de lo que esta carta escrita por el
Papa León Xlll significó en su época, y más viniendo de un personaje tan
importante como lo es la cabeza de la Iglesia Católica, cuyas opiniones han
marcado e influenciado históricamente en cierta forma el mundo.
Haciendo una pequeña sinopsis de esta encíclica, los
puntos más relevantes que se presentan en ella son:
1. La fuerza de
trabajo del hombre no debe ser considerada una mercancía u objeto en venta o
renta.
2. El derecho de los
trabajadores a asociarse.
3. Un día de descanso por semana (domingo).
4. La prohibición del trabajo infantil.
5. La aplicación de una protección especial a
la mujer trabajadora.
6. Fijar un salario justo.
7. La condena de la lucha entre las clases
sociales.
8. La identificación
del capitalismo como causa de pobreza y degradación de los trabajadores.
Como se puede ver,
esta carta les confiere a los trabajadores ciertos derechos que para su época eran
revolucionarios, puesto que no fue hasta el 31 de enero de 1917, 26 años más
tarde, que en México se estableció la primera Constitución que trató
oficialmente el derecho laboral y se encargó de hacer que éste se cumpliera y
se impusieran castigos a todos aquellos que lo transgredieran.
Ahora bien, en mi
parecer, esta encíclica tal vez no hizo un gran revuelo entre la población del
país, ya que especialmente México, considero yo, había atravesado un período
bastante oscuro, donde la Iglesia había estado apoyando a los españoles que
invadieron nuestro país, creando un cierto recelo en la población mexicana.
Además, en la misma carta, el Santo Pontífice le confiere a los “patrones” la
capacidad de decidir si deseaban o no seguir los mandatos mencionados, puesto
que éstas eran sugerencias que él consideraba apropiadas, pero en ningún
momento los obligaba a seguirlas.
Por otra parte, creo
yo que esta encíclica no ha perdido vigencia actualmente, pues aún en nuestros
días se pueden ver casos donde los empleadores abusan de su “poder” adquisitivo
y ejecutivo, y aprovechan la ignorancia de la fuerza laboral para someterlos a
jornadas de trabajo inhumanas, salarios muchas veces más abajo de lo que dicta
la ley e incluso sin días de descanso.
Algo que también me
llamó mucho la atención de esta encíclica, es que enuncia que se debe de
prohibir la utilización de menores de edad como fuerza laboral y promueve una
protección especial a las mujeres trabajadoras, algo que para mi gusto es
bastante interesante y plausible, ya que hoy en nuestros días, cien años
después, se sigue luchando para que se respeten sus derechos.
Bibliografía
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