jueves, 25 de febrero de 2010

Parte del contenido de Forum 196

Forum 196. Febrero de 2010. www.forumenlinea.com

Discutamos México Jorge Meléndez Preciado jamelendez44@gmail.com
Buena iniciativa el dialogar qué somos y lo que pretendemos construir. Nunca está demás reflexionar acerca del pasado –que no es algo muerto–, detenerse a aquilatar el presente y darse posibilidades de “soñar despierto” el futuro, como propone el economista de 80 años bien vividos, David Ibarra.

Más si estos encuentros se dan en los siempre dejados al último por las diferentes administraciones centrales: medios federales. Los cuales tienen un importante auditorio, menos del necesario debido a las limitaciones presupuestales que han sufrido y continúan resintiendo no obstante los anuncios varios.

“Discutir México”, en esta hora de crisis mundial, es valioso. Hacerlo ampliamente, deberá ser la meta. Llegar a ciertas puntos en común, puede resultar útil. Reformar, sería lo trascendente.

Lo último es lo complicado. Se necesitaría un acuerdo nacional: como en España, Sudáfrica y Chile, donde la mayoría negoció sin prejuicios ni mezquindades. De no llegar a este punto final, el debate puede quedarse en buenos propósitos, ser fuego de artificio, lucimiento ocasional y estéril.

Hay en nuestro país decenas de ejemplos. Algunos muy añejos como las propuestas de cambio a la Ley de Radio y Televisión, que tiene más de 30 años y nada. Hoy se intenta lo de siempre, darle mayor peso al oligopolio y hacer a un lado a la mayoría, amén de embaucar a los más libres (medios públicos y comunitarios) con migajas.

Otras renovaciones, como si fueran rosa de un día, se dan en el caso electoral. Cada tres años, cuando menos, se descubre que hay nuevas argucias políticas. Eso no es lo grave, lo terrible es que nunca se sanciona a nadie por sus trapacerías: Fox en el 2006, Miguel Ángel Jiménez hace unos días. Ley sin castigo es como cuchillo sin filo.

Pero hay algunas otras materias que ni siquiera, luego de concursos de oratoria y textos elaborados, se tocan: la fiscal, la agraria, la sindical y un largo etcétera.

Así pues, no vayamos a soltar los demonios y luego no saber cómo encerrarlos. Por eso toda polémica tiene sus reglas, pero más aquella que se impulsa para hacer un recuento histórico y obtener conclusiones que deben ser no sólo registradas, más bien atendidas en serio.

Miguel León Portillo, en el inicio, dijo que había que atender al indio, no el muerto, sino básicamente el vivo. Puso como ejemplo Chiapas, con su enorme riqueza y su presa impresionante, Raudales de Malpaso, la cual provee de electricidad al territorio, mientras los habitantes de dicha entidad no tienen luz.

Curioso, ese mismo día Gerardo Gutiérrez Candían, presidente de la Coparmex, recordaba el TLCAN, firmado en la época de Carlos Salinas, el cual no ha traído los beneficios que se esperaban, y al que se oponía el EZLN. Los integrantes de este agrupamiento siguen en acción, y desgraciadamente continúan siendo hostigados por la autoridad debido a que son disidentes y optaron por formas comunitarias de gobierno.

Una muestra de que la intolerancia está en las alturas, a pesar de que se hable de apertura y de libertad amplia, sin límites.

En su intervención, muy comentada, Felipe Calderón dijo que hemos dejado atrás el autoritarismo y la verdad oficial. Amén que no imperan como únicas las decisiones presidenciales. No existen, añadió, la censura y tenemos libertad sin cortapisas.

Hace tiempo, sabemos quienes somos veteranos en las tareas de informar, la verdad oficial se desmayó primero y murió después. Muchos antes que llegara lo que ahora se denomina alternancia: en 2000 con el publiesoterista Vicente Fox. Ello porque hubo medios y, sobre todo, compañeros que se arriesgaron a desafiar al poder central y a los otros diciendo lo que antes se callaba por medio del dinero, la represión y hasta la muerte.

La lucha por la libertad, encabezada por el pueblo, se llevó a cabo de diferentes maneras en los medios y sus integrantes, tanto así que ahora muchos de los voceros de antaño que satanizaron y satirizaron a movimientos como los de 1968 y 1988, son críticos recalcitrantes del poder actual.

Lo que sí no ha variado, perdón señor Felipe, es la censura, la cual se ejerce de mil formas. Una de ellas es la falta de recursos oficiales para que varios medios puedan subsistir. Ahí están los casos de las revistas Forum, Contralínea, Proceso, etcétera.

La lista de los 500 invitados que intervendrán en las 150 emisiones no se dio a conocer. Únicamente se mencionó a varios, integrantes de los grupos Letras Libres y Nexos. Esperamos que no sean quienes acaparen los lugares, pues se trataría de algo sin sentido. Confiamos en que Fernando Serrano Migallón, segundo en Conaculta, tenga amplitud de miras y libertad para sus tareas.

Dijo, asimismo, Calderón que debemos revalorar qué hemos hecho mal y destruido, pues necesitamos ir a la construcción de la patria justa. Estamos de acuerdo. Para ello, es necesario desechar prejuicios, atavismos y partidarismos. Algo que será casi imposible dado el clima polarizado que se ha creado en los últimos años. No imposible si, y sólo si, hay una visión de largo plazo y no se piensa en las elecciones del 2012, algo que permea en la administración presente de acuerdo a sus más recientes designaciones federales, en las cuales los panistas han sido los recambios en todo.

Felipe anotó: se trata de un diálogo intenso, respetuoso, sincero, plural, enmarcado por la libertad y la crítica. Esperamos que se cumpla realmente.



El año del bicentenario
Edna Lorena Fuerte ednafuerte@gmail.com
Ciudad Juárez, Chihuahua.— Comienza el año de nuestro bicentenario, es un momento de grandes festejos, de remembranzas y recuentos, de mirar a la historia con ojo crítico y retomar las lecciones de ese pasado que subyace en la memoria colectiva de nuestro pueblo. Pero también es un punto que nos muestra lo lejos que estamos de los grandes momentos nacionales, qué tan lejano es de nosotros ese momento de grandes héroes, en ocasiones la exaltación de la historia diluye la memoria de lo inmediato, nos hace sentir mínimos frente a la grandeza de esos hombres de la Independencia y la Revolución que hace cien y doscientos años levantaron los pilares de esta nación.

Este año del bicentenario puede ser el momento de hacernos equiparables a esos grandes héroes, de devolvernos el ímpetu fundacional con que esos hombres y mujeres de hace tanto tiempo se unieron a las luchas de una nación independiente, republicana, federalista y, ahora, en construcción democrática. Esos valores, los grandes ideales que condujeron las más importantes luchas nacionales, a pesar del paso del tiempo, no han perdido vigencia.

Festejar la historia no debe ser condenarla al olvido, sitiarla por un pasado irrepetible, por el contrario, es darle la oportunidad de reinventarse, de renacer en la tierra fértil que son nuestras necesidades, nuestro país requiere aún mucho esfuerzo, muchos actos heroicos, los mayores esfuerzos, tal vez nos estén haciendo falta nuevos Hidalgos, nuevos Guerreros, nuevos Villas y Zapatas que atraviesen el territorio ahora con las banderas de la democracia, de la justicia, de la igualdad, del desarrollo pleno, de las oportunidades abiertas. El festejo del bicentenario no es con la mirada a un pasado que se aleja, sino a un presente y un futuro que están aquí, en nuestras manos, cada vez más cerca.



No consumir en Walmart
Emmanuel D´Herrera Arizcorreta / Preso en el penal Neza-Bordo salva_teotihuacan@hotmail.com
Abrieron la tienda sólo 15 minutos después de la explosión.

Siendo sábado de quincena por la tarde, cada minuto que permaneciera cerrada la Bodega Aurrera representaba miles de pesos de venta, a pesar del riesgo latente de las repercusiones de la explosión y sin medir consecuencias que las del provecho mercantil.

No se inspeccionó el establecimiento en busca de algún otro artefacto, no se investigó la presencia de algún cómplice, no se hizo una evacuación preventiva. ¡No! Había que seguir ganando dinero, por eso Walmart es una empresa socialmente responsable.
A la empresa sólo le interesa vivir de nosotros, como consumidores de su mercancía, como rehenes de su crédito, como proveedores baratos, como trabajadores esclavizados, como otorgadores de financiamientos por medio de sus compras a consignación y eventualmente en pagos a plazo. Como contribuyentes, pues nos pone en condiciones de desigualdad ante el fisco, en un momento en el que los impuestos para el pueblo son onerosísimos, mientras los montos que Walmart pagó al Estado mexicano por sus operaciones en más de 1,700 establecimientos en todo el país no exceden los cien pesos anuales; sin hablar de las canonjías de que gozan las operaciones de la trasnacional gracias a los actos corruptivos en los que hacen incurrir a los funcionarios públicos de los más altos niveles del gobierno.

Pero si todos esos motivos no fueran suficientes para considerar a Walmart nuestro enemigo, la implantación de la empresa dentro de la zona arqueológica de Teotihuacán, marca un hito en el intento de la voraz trasnacional y de otras globalizadoras para arrebatar nuestras raíces.

Pasaron por encima del decreto presidencial que establece la zona arqueológica de Teotihuacán, pisoteando nuestra cultura y el patrimonio monumental que nos legó la civilización teotihuacana, destruyendo importantes vestigios.

Pero lo que más lacera el espíritu nacional es que la globalización que, mediante el Plan Puebla Panamá, tratan de hacer posible los depredadores de los grandes intereses, principalmente norteamericanos, es que se inducen en el pueblo nuevas formas de consumo que, como en el caso del Halloween, el Chrismas y Santa Clos, están haciendo que los mexicanos perdamos nuestra identidad.

El más efectivo, y podría afirmarse el único medio de enfrentar a este colosal enemigo, es con la sencilla actitud de no comprarles nada.

Cada peso que consumamos en Walmart, en Sam’s Club, en Aurrera, en Superama, en Vips, en El Portón, es un peso que alimenta al monstruo, y más aún si, haciendo uso del crédito que otorgan artificiosamente, tenemos que sangrar nuestra economía pagando los intereses de usura que cobran por otorgar sus tarjetas de crédito.

Mahatma Gandhi expulsó a los ingleses de la India, únicamente haciendo que el pueblo indú no comprara mercancías británicas.

Hagamos lo mismo, independicemos a México e independicemos nuestro presupuesto. No comprando ni consumiendo nada de Walmart.

¡Fuera Walmart de Teotihuacán!



Los nuevos líderes de México
José Manuel Gómez Porchini jmgomezporchini@gmail.com
Monterrey, Nuevo León.— Uno de los cuestionamientos más sentidos que me realiza la gente –como si yo tuviera la respuesta– es respecto a quiénes van o han de gobernar el país, este México nuestro que cada día confía menos en sus dirigentes o que de plano, ya no considera como “sus” dirigentes a quienes ocupan cargos directivos en partidos políticos, sindicatos, asociaciones, iglesias y todas las demás formas de convivencia social y humana a que habíamos estado acostumbrados.

He tenido la fortuna de enterarme de mucha gente que quiere un cambio en México y más de uno lo propone violento, lo que no me parece en lo absoluto la medida correcta para el país. Existe también y tengo el modo de acreditarlo, quien solicita se restituya la vigencia de la Constitución de 1857, lo que por cierto no estaría nada mal, amén de establecer un completo nuevo orden de las cosas.

Además, muchos mexicanos más me han hecho saber de su intención de que las cosas en el país cambien, de algún modo, pero que cambien y muchos, me consta que si se les permitiera, serían muy distintos a como son ahora.

Sin embargo, también he sabido de verdaderos lobos de mar que buscan, en las aguas revueltas, obtener las ganancias que ya se imaginan. Quieren todos los puestos, con las canonjías establecidas y además, ya están buscando otras nuevas que van a dejar cortos a nuestros actuales próceres.

Por otra parte, existen también los apátridas, los que piensan que por el solo hecho de ser bonitos, tienen derecho a marcar los nuevos rumbos del país y obvio, pretenden sojuzgarnos bajo una égida extranjera, pues quien nunca ha tenido patria ni sabe lo que es amar un pedazo de tierra, no va a entender lo que La Rosa Blanca significaba para sus propietarios ni por qué la defendieron con tanta bravura. Usted que conoce la historia del petróleo en México si recuerda que es la hacienda donde aparecieron las primeras chapopoteras y que le dieron origen a lo que ahora es Petróleos Mexicanos.

Pensando en voz alta, comentaba con un amigo de los nuevos líderes y cuáles habrían de ser sus características y orígenes, y empecé a descartarlos: miembros de sindicatos, no, por lo desprestigiados que están, incluyendo al más politizado de los sindicatos, el de los maestros de México, que siempre había brillado por sus conocimientos y no como ahora, que se han tornado en blanco de burlas de Juan Pueblo y con sobrada razón, pues dan elementos para ello.

De los demás sindicatos… los ferrocarrileros ya no existen, los telefonistas ahora están muy apagados y los de la luz están desconectados, así que ahí no encontramos material humano.

De los líderes de opinión, de los comerciantes, de los industriales, banqueros y demás, habrá si acaso uno o dos, pues los demás ignoran lo que es un “baño de pueblo” y son capaces de hacer gestos de repugnancia ante un niño que no haya sido previamente esterilizado para presentarlo ante sus castos ojos.

¿Quién nos queda?

Jóvenes. Invitemos a los jóvenes a interesarse en nuestro, en su México, hagámosles saber la responsabilidad que tienen de regir sus propios destinos, invitémoslos a descubrir dentro de ellos, sus capacidades ocultas y que surjan a la vida pública.

Nuestros jóvenes, señores, son los dueños del futuro. Son los dueños del presente y así hay que entregárselos: como un presente, como un regalo que saben cuesta mucho pero vale más. Un regalo que vale la libertad de México, la posibilidad de tener nuevos horizontes para todos, la dicha de lograr algún día, no muy lejano, un país que sea capaz de albergar a sus hijos, de prodigarse completo y además, que todos queden satisfechos.

Hacer el esfuerzo por lograrlo, es el reto que tenemos las generaciones de ayer y hoy. Si no hemos logrado corregir el rumbo, cuando menos tengamos, señores, la altura de miras de entregar el país a nuestros jóvenes. Ese será su país. Ese será nuestro México.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.



¿Cuál tragedia es mayor?
Lilia Cisneros Luján prensa@cocuac.org.mx
La tragedia de Haití –tema de medios electrónicos que indudablemente aumenta su rating– nos debería dejar muchas enseñanzas. En primer lugar, asumir lo vulnerable del planeta y de todas las cosas materiales que sobre de éste hemos acumulado. Seguidamente sería sabio reflexionar sobre lo frágil de la vida humana, los efectos del sismo se llevaron por igual a los más miserables que a los medianamente pobres y no está de más comprender que la situación de la población haitiana –muy parecida a la de muchos mexicanos cuyo salario mínimo es similar– es efecto y no causa. Es consecuencia de un sistema de dominio en el cual los colonizadores primero y los gobernantes después, sólo trabajan para el enriquecimiento de unos pocos. Los verdaderos causantes son funcionarios sin creatividad y mucho menos espíritu de servicio, que jamás se ocuparon de proveer a la población –de cuyos impuestos ellos viven– de una infraestructura segura. Empleados públicos salvando su culpa responsabilizando a la naturaleza –como los de Comisión Federal de Electricidad y el gobierno de la ciudad de México– que nos han tenido sin fluido eléctrico porque no se les ha dado la facultad de controlar a los fuertes vientos de la segunda semana de enero.

Sin minimizar lo que está ocurriendo en Haití, habitantes de más de 68 colonias en cuando menos ocho delegaciones de la capital de México se preguntan: ¿Por qué desde hace 10 años no ha habido un programa de poda racional de árboles? Tema éste que en su momento comenté con los ingenieros y técnicos de Luz y Fuerza del Centro –a los cuales por cierto podía localizar sin estar más de una hora en el 071 tratando de comunicarme–, quienes tenían una respuesta: “efectivamente antes del 2000, LFC estaba facultada para hacer este trabajo, pero ahora los delegados nos multan o nos piden una serie de trámites que de no cumplirse generan sanciones y problemas políticos”, y así la bolita iba y venía con la corrupción de por medio –los funcionarios menores de las delegaciones, ofrecían podarle su árbol que crecía en medio de los cables de luz, mediante “una cooperación” de mil 500 pesos–, y los constantes cortes se hicieron tragedia por los vientos adelantados de un febrero loco que se presentó en enero.

¿Cuántos de los millones de dólares que el titular del Ejecutivo federal decidió enviar a Haití, se hubieran requerido para un programa generalizado de poda, en todos los sitios donde hay cables de alta o baja tensión? Si el señor jefe de gobierno tiene para gastar más de 7 mil millones en un tranvía turístico, casi lo que cuesta la línea 12 del metro: ¿No podía dedicar una parte para este programa que sí es prioritario? ¿Cuántos coches más deben ser aplastados, con todo y ocupantes, para que decidan mejorar la infraestructura y aminorar el embate de la naturaleza? Tan lamentable, como las vidas perdidas en Haití o los heridos de la ciudad de México –además de los que recibieron por sorpresa un árbol en la cabeza, considere también a los diabéticos que no pudieron consumir alimentos, los ancianos que quedaron sin calefacción o luz para moverse a buscar su medicamento sin riesgo, o los niños que debieron tomar su biberón a oscuras–, es la burla de continuar haciendo de la tragedia –y la pobreza lo es– un tema de propaganda y enfrentamiento político.

“¡Qué le vas a regalar a México!” nos dice una famosa estrella. ¿Podrían ellos, los que sí tienen sus zapatos bien boleados, obsequiarle la austeridad republicana que pregonó Benito Juárez? ¿Por qué les resulta tan difícil cumplir sus responsabilidades con humildad y discreción? ¡Ya basta de caridad! procreadora de limosneros. Es tiempo de hablar con honestidad, de cumplir las leyes que nos dimos para definirnos como un Estado laico; si en su fuero interno necesitan indulgencias que las compren en lo privado y con su dinero, no con el del pueblo.

Enero, mundialmente reconocido como el agosto de los astrólogos, nos auguró una cuesta económica –iniciada en noviembre, por lo cual las casas de empeño tienen ya tres meses de auge– y que al parecer durará muchos meses; pero lo más grave es la falta de rumbo. Por la magia de “los analistas” hoy se pretende echar por la borda una reforma electoral –que entre muchas cosas resultó en un sistema pluripartidista, con el número de diputados y senadores que hoy representan a mayorías minorías– promovida, irónicamente, por los mismos grupos que hoy la patean. ¿Se equivocaron cuando plantearon este esquema? “Si así fuere que lo reconozcan, se disculpen con la ciudadanía y que antes de continuar con la destrucción institucional iniciada hace 200 años y con el costo de muchas vidas, propongan salidas congruentes y basadas en el clamor “del soberano”. Afortunadamente no tuvimos un sismo como el que azotó a Puerto Príncipe, pero aquí, igual hay personas sin una cobija para mitigar el frío, mientras los cabilderos reciben de los hombres del sistema cantidades increíbles para hacer leyes a su medida también el fanatismo, que allá es vudú, es utilizado como mecanismo de control para los sin casa, sin escuela, sin trabajo. En la isla, resaltan los enviados especiales, no hay gobierno ¿Se puede llamar gobierno a los intentos autoritarios de la izquierda y la derecha, que pretenden imponer leyes a su antojo? ¿Qué diferencia hay entre lo propuesto por el Ejecutivo federal en su decálogo –que de pasar le permitiría legislar sin cortapisas– y lo pretendido por el jefe de gobierno para darle manga ancha a los desarrolladores inmobiliarios que ya convirtieron en lumpen “de lujo” a la colonia del Valle –sin servicios, con agua racionada y sin luz por varios días– y pretenden hacer lo mismo con toda la ciudad?

Los fugados de la cárcel haitiana no son más que una cortina de humo para olvidar los de Zacatecas, al Chapo y tantos otros que de cuando en cuando son mantenidos en casas de seguridad que nos cuestan millones de pesos. La guerra –so pretexto del narco– no es percibida por el ciudadano común con éxito, la falta de reglas y el caos parecen abonar estrategias tendientes a inmovilizar una población afectada en sus derechos humanos, atemorizada por noticias de explosiones –reivindicadas por anarquistas que nadie conoce–, secuestros y muerte constante. Sí, la tragedia de Haití es mayúscula, con sus motines por un vaso de agua o un pan rancio; pero en México no estamos cantando mal las rancheras.



Haití, la guerra silenciosa
José Francisco Gallardo Rodríguez generalgallardo@yahoo.com.mx
Si no hay guerra, tenemos que inventarla para hacer negocios, es la máxima histórica de Rothschild, líder del sionismo financiero internacional. En este escenario ¿puede sorprender la posibilidad de que el terremoto de Haití haya salido de los laboratorios militares del Pentágono?

Veamos, tras la independencia de Estados Unidos (EU) en 1776, la nación comenzó un camino de expansión territorial y comercial que no se ha detenido. A lo largo del siglo XIX y a medida que crecía en riqueza y poderío, se fue desprendiendo de la influencia europea para convertirse en una nación rival de los principales centros de desarrollo. En América, esa posición le permitió transformarse en el eje rector de la política y de la economía en el resto de las repúblicas que integran el continente.

El sustento ideológico que justificara tal expansión ya estaba latente desde principios de siglo: la doctrina Monroe de 1823 que después es complementada con el “Destino Manifiesto: el cumplimiento es extendernos por todo el continente que nos ha asignado la Providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad”.

Así se anexó de México: Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Wyoming y parte de Colorado; el siglo XIX fue tiempo de intervenciones militares en América Latina por parte de EU: Puerto Rico, México, Nicaragua, República Dominicana, Panamá y Haití. Desde Washington, ya en el siglo XX, se proclama el derecho de intervenir en América Latina y se extiende hasta la fecha. Detrás de todo ello existe un voraz apetito por la apropiación de puntos geopolíticamente valiosos.

Entrado el siglo XXI, el imperio del Potomac sigue interviniendo pero ahora en todo el mundo, a través de la técnica de “guerras silenciosas”.

Así las cosas, Haití, el país más pobre del continente, con un gobierno corrupto y una población considerada paria, pudo haber sido seleccionado como parte de un experimento de los planes estratégicos del Pentágono para preservar la seguridad de EU: todo lo que se destruye hay que “reconstruir”, y todo lo que enferma hay que “curar”, es la máxima que sigue el sistema capitalista para arrancar rentabilidad tanto de las crisis económicas, como de las catástrofes, las epidemias y las guerras.

El terremoto en Haití, próxima base militar de EU frente a Cuba, habría sido manipulado científicamente por un programa desarrollado por el Pentágono.

A simple vista suena como una “teoría conspirativa”, pero atendiendo a las investigaciones verificadas que existen sobre experimentos militares (sobre todo de EU y de potencias centrales) con armas, químicas y biológicas, orientadas al exterminio masivo de seres humanos, la versión no parece tan descabellada.

La tecnología, que está siendo perfeccionada bajo el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP por sus siglas en inglés), apunta a lo impensable: la manipulación encubierta de modelos climáticos, comunicaciones y sistemas de energía eléctrica como un arma de la guerra global, capacitando a EU para desestabilizar y dominar regiones enteras.

El proyecto HAARP es una investigación financiada por la Fuerza Aérea, la Marina de EU y la Universidad de Alaska para “entender, simular y controlar los procesos ionosféricos que podrían cambiar el funcionamiento de las comunicaciones y sistemas de vigilancia”.

El proyecto, considerado, entre otras funciones, como una “máquina de crear terremotos”, es un calentador de la ionósfera –atmósfera ionizada– que actúa sobre ella como la antena más poderosa que jamás haya existido.

A pocas horas de la catástrofe, la agencia EFE divulgó un informe elaborado por la Flota Rusa del Norte señalando que “el sismo que ha devastado a Haití fue el claro resultado de una prueba de la Marina de EU por medio de una de sus armas de terremotos”. Desde los años 70, EU ha avanzado el estado de sus armas de terremotos. Actúa con el recientemente descubierto electro chorro, el cual se forma en los polos norte y sur del planeta, y se aprecia su efecto atmosférico con el fenómeno conocido como aurora boreal.

El HAARP podría modificar el clima del planeta, desviar las corrientes de chorro de la alta atmósfera hacia donde se tenga interés, trabaja con ondas de alta y baja frecuencia, y es considerado por algunos expertos como un peligro para la existencia de la humanidad, debido al uso potencial como arma de “guerra climatológica”.

Se trata de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías, incluso crear terremotos sobre territorio de un supuesto enemigo, sin que nadie advierta el peligro. Además, potencialmente tendría también la capacidad de desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas.

Esta catástrofe quizá inducida, lleva a la integración latinoamericana, única forma de contrarrestar a un poder omnímodo criminal, irrespetuoso de la vida y de la naturaleza.


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