martes, 18 de noviembre de 2014

La educación es la resurrección y la vida. Lic. Gustavo Silva Dávila




“Más la sombra de una duda confundió mi corazón y acusó de ligereza mi inequívoca razón, ¿Pero si ese que no sabe, sabe otras cosas distintas que no conoce el que sabe? ¡Ah! Pues he ahí la sabiduría del que no sabe saber otras cosas conocidas que habrá que reconocer. De modo que todos saben. En resumen, saben todos: unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen, pero no hay quien sepa todo[1].”

Quiero dejar de lado los asuntos políticos, jurídicos y sociales que están aconteciendo en nuestro país durante los últimos días, ya saben, Ayotzinapa, que si queman la puerta del palacio de Palacio Nacional, que si las protestas o el tema de moda que es la casa de nuestra primera dama que vale millones de dólares. Lo dejo en esta oportunidad para que usted querido lector que se toma unos minutos de su día para ver lo que su servidor redacta y tome en consideración mi opinión, un tema que yo considero que es primordial atacar y ayudaría a acabar de raíz con los males de nuestro país es, sin lugar a dudas la educación. 

Son pocas personas que podemos encontrar en nuestra vida que nos marcan a nosotros como individuos en particular y nos dejan una enseñanza o nos siembran alguna semilla en nuestro ser. El día de hoy tuve el privilegio de estar en la presentación de un libro llamado si no mal recuerdo “La educación basada en competencias” escrito por María Ernestina Garza Salas y José Manuel Gómez Porchini. El Maestro Gómez Porchini tiene mucha de la “culpa” de que usted este leyendo estas líneas. No he tenido la oportunidad de sumergirme en la lectura de su libro pero de lo que se ha platicado en la presentación y durante las clases que impartió me queda muy en claro que el futuro de nuestro país tenemos que enfocarlo en la educación de las nuevas generaciones.

Como es habitual inicio mis escritos con alguna frase célebre o que nos de introducción al tema que trataremos, ahora fue el turno del Maestro Fernando Delgadillo para colaboración con nosotros. Y en resumen a toda la palabrería que dice ahí yo lo resumo en lo siguiente: “todos sabemos algo, lo importante es complementar nuestro conocimiento con el de los demás y compartir lo que sabemos”.

Algún concepto que podemos manejar sobre educación es el siguiente: “La educación puede definirse como el proceso de socialización de los individuos. Al educarse una persona asimila y aprende conocimientos. La educación también implica una concentración cultural y conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de generaciones anteriores[2].”

Y ampliando más lo anterior podemos agregar lo que a continuación se cita “El proceso educativo se materializa en una serie de habilidades y valores, que producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el individuo. De acuerdo al grado de concientización alcanzado, estos valores pueden durar toda la vida o sólo un cierto periodo de tiempo[3].”

De lo anterior quiero resaltar dos cosas. La primera es que la educación se materializa en habilidades y valores, además, cambios intelectuales, emocionales y sociales en las personas, es por eso que nosotros al momentos de estarnos instruyendo aumentamos nuestros valores y tenemos cambios en todos los ámbitos de nuestra vida. Es bien sabido por todos que la piedra angular dentro de la educación proviene desde nuestras casas y esta educación no es la que se aprende en los libros, más bien seria todos los valores que se inculcan desde que somos niños.

Es entonces que nos enfrentamos al reto de una sociedad que se está desintegrando desde su núcleo, las familias. Al momento de querer que la escuela eduque a nuestros hijos en vez de nosotros estamos cometiendo un grave error, la escuela es solo formativa y los valores deben de ser inculcados desde los hogares.

Otro problema dentro de la instrucción, que se comentó en la presentación del libro, se presenta de que los niños y jóvenes asisten a tomar sus clases sin alimento en el estomago complicando la situación de la enseñanza, por que como dicen “panza llena, corazón contento”. Es entonces que el joven va a estar más preocupado por el hambre que tiene y no en lo que se enseña, además, el alimento nos da la fuerza para llevar el día a día.

El reto es grande y requiere de la colaboración de todos nosotros como mexicanos. Aplicando los valores y enseñándolos a nuestros comunes estamos ayudando de gran manera a nuestro país.

Un amigo me comentó un día que esto que hago, escribir mi opinión de los acontecimientos en México, no servía de nada con las siguientes palabras textuales “a poco crees que con escribir vas a cambiar a México”. Tal vez tenga razón y no lo cambiaré pero con el simple caso de una persona tomando en cuenta mi opinión y le nazca investigar un poco más estaré ayudando a mejorar en algo.

Es por eso que te quiero invitar a ti una vez más a leer, estudiar, prepararte, investigar y cuestionar las cosas que pasan en nuestro entorno. Fomentar los valores y no la corrupción. No pido que hagas videos y los subas a la red, no pido que escribas y lo publiques en algún lado, no pido que asistas a marchas y protestes, lo que si pido es que desde tu trinchera intentes hacer algo. Si estudias intenta ser mejor cada día, si trabajas fomenta la forma correcta de hacer las cosas en tu centro laboral, si te gusta la música haz una canción para mejorar, si te gusta escribir escribe algo que nos deje a los demás, si te gusta enseñar enseña cosas útiles, si eres padre o madre inculca los valores en tus hijos y quizás solo así podremos tener el país que necesitamos. Con solo respetar los derechos de nuestros semejantes estamos colaborando de gran manera. Es entonces que esto lo podemos resumir en “amar” a nosotros mismos y a los demás, solo así podríamos hacer un cambio.

Sobre lo anterior me gustaría concluir con la traducción de un fragmento del grupo británico Queen en su melodía “Under Pressure” que dice lo siguiente:

“¿Por qué no podemos darnos una oportunidad más?
¿Por qué no podemos dar al amor esa oportunidad más?
Porque “amor es una palabra pasada de moda
Y el amor reta a preocuparse por la gente en los límites de la noche
Y el amor reta a cambiar la forma de preocuparnos por nosotros mismos
Esto somos nosotros mismos bajo presión.”








[1] Delgadillo, Fernando. Disco: Crónicas de Bruno del Breñal, Canción: Para todo el que sabe. Año 1994.
[3] Ídem.




domingo, 16 de noviembre de 2014

México, creo en ti. Por Ricardo López Méndez



México, creo en ti,
como en el vértice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado.

México, creo en ti,
sin que te represente en una forma
porque te llevo dentro, sin que sepa
lo que tú eres en mí; pero presiento,
que mucho te pareces a mi alma,
que sé que existe pero no la veo.

México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones
que nacen porque si, en la plegaria
que yo aprendí para llamarte Patria,
algo que es mío en mi como tu sombra,
que se tiende con vida sobre el mapa.

México, creo en ti,
en forma tal que tienes de mi amada
la promesa y el beso que son míos,
sin que sepa porqué se me entregaron;
no sé si por ser bueno o por ser malo,
o porque del perdón nazca el milagro.

México, creo en ti,
sin preocuparme el oro de tu entraña;
es bastante la vida de tu barro,
que refrescas lo claro de las aguas,
en el jarro que llora por los poros
la opresión de la carne de tu raza.

México, creo en ti,
porque creyendo te me vuelves ansia
y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo es por tu cielo,
si yo conozco el dolor es por tus lágrimas
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

México, creo en ti,
en tus cosechas de milagrerías
que sólo son deseo en las palabras.
Te contagias de auroras que te cantan
¡y todo el hombre se te vuelve carne!
¡y todo bosque se te vuelve selva!

México, creo en ti,
porque nací de ti, como la flama
es compendio del fuego y de la brasa;
porque me puse a meditar que existes
en el sueño y materia que me forman
y en el delirio de escalar montañas.

México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis
que algo tiene de cruz y de calvario;
porque el águila brava de tu escudo
se divierte jugando a los "volados"
con la vida y, a veces con la muerte.

México, creo en ti,
como creo en los clavos que te sangran;
en la espina que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura
para que tomes en la forma humana
hechura de sirena en las espumas.

México creo en ti,
porque si no creyera que eres mío
el propio corazón me lo gritara,
y te arrebatara con mis brazos
a todo intento de volverte ajeno,
¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!

México, creo en ti,
porque eres el alto de mi marcha
y el punto de partida de mi impulso.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva
y como el ancla...!


domingo, 9 de noviembre de 2014

El retrato (Mi viaje) Miguel Velasco

El retrato (Mi viaje)


El retrato de esa mujer lo acompañó hasta su última página, en la que se preguntó en silencio mirando su fotografía, y muchas sin estar frente a ella, “¿Qué será de ti?...”

En aquel retrato todos miraban el perfil de una hermosa mujer, pero había más: el amor profundo del hombre que captó ese momento, el que sólo pasa una vez, el que llamamos “el amor de mi vida”.   

Hablar de ella no es hablar de compañía, porque la compañía se provoca, se toca, incluso se ama fugazmente pero la magia del amor verdadero no se repite y el mago jamás se olvida. Entonces comienza una búsqueda en la que el enamorado pretende sentir lo que fue, una pesquisa inútil y casi obsesiva en la que se aferra a la fantasía dotando de virtudes a quien no las tiene en un afán por repetir lo que anhela. Así las manos y los sentimientos tratan de moldear en otras personas lo que vivió, y por un tiempo se obtiene algo parecido, pero el enamorado sabe, porque lo siente, que no es lo mismo, que no es igual. Los unicornios no existen, y si es que existen, sólo se tocan una vez y eso le pasa únicamente a algunos.   

Esa es la historia de mi padre: la de quien encontró una mano que le volvió la cara al cielo, la de quien le tocó tan profundamente el cuerpo que se devoró su corazón, la de un ser que no necesitaba hablar de luz porque la luz emanaba de ella, una luz que cocinaba omelettes, recogía perros en las calles hasta llegar a ser dos enamorados y ocho sinvergüenzas, pero sobre todo la de una mujer que sensibilizó el corazón de un hombre al acariciarle el rostro a una anciana indígena en el mercado de Chilapa, meter su mano pequeña dentro de las fauces de un perro para salvarle la vida de ahogarse con un hueso, y de quien vestía con orgullo un huipil para asistir a cenas de etiqueta.  

Sí, esa mujer le causó lágrimas gruesas a la que me dio la vida, pero no más de las que se hubieran formado con los nubarrones de las diferencias, porque el error no es separarse, es permanecer juntos intentando lo imposible, damnificando las ilusiones hasta caminar mirando al suelo tratando de responderse la vida a diario. El error no es cometer un error sino permanecer en él, y mi padre no lo cometió.   

Por un tiempo fui enemigo de esa mujer en mi guerra infantil, una que pronto perdí ante la dulzura de su voz, su belleza sublime y su disposición incansable por hacerme sentir parte de ellos. No recuerdo cuándo me deshice del rencor, tal vez cuando preparamos emparedados de queso manchego con mermelada de zarzamora en pan de centeno, los empacamos en una cesta de mimbre con la que llegamos hasta las piedras volcánicas de la UNAM con cinco perros y dos enamorados que se tocaban, se expresaban su cariño a besos mientras me platicaban de sus viajes mágicos a Oaxaca. Tal vez fue ese día de campo en la ciudad o quizá cuando sacaba su rostro del auto en medio de la carretera para dejarse acariciar por la vida, no sé, lo que recuerdo agradecido es mirar a un hombre pleno tomado de la mano de una mujer, de su compañera -como la llamaba-, y de volver sobre sus piernas hasta quedarme dormido y despertar en la cama rodeado de perros negros, blancos y marrones. A partir de ella todas fueron bautizadas de “compañeras” porque la ilusión es traicionera; la nostalgia nos traiciona con utopía.    

Esos fueron los años más plenos de mi padre, años en los que a partir del amor se construyó como un hombre de lucha, una lucha que no se detuvo jamás porque cuando uno es tocado por el amor no se limita, porque el amor nos mueve y entonces uno planea un camino más largo sin temor ni cansancio.   

Aquella foto pasó de pared en pared otoño tras otoño siendo parte de mi vida y motivo de las pláticas silenciosas que teníamos mi padre y yo. No era necesario decirnos algo: la vida cambió desde su partida y ambos lo sentíamos y nos preguntábamos a menudo, “¿Qué será de ella?” ¿Qué será de esa persona colmada de atrevimiento, de amor y de entrega?

Nosotros jamás nos prometimos nada porque las promesas se olvidan. Mi padre y yo no necesitábamos de ningún acuerdo para entender lo que teníamos que hacer uno por el otro y así fue siempre. Esta noche inicio un viaje que él quiso hacer siempre: buscar a la mujer del retrato, encontrarla para agradecerle lo que se debe agradecer, la vida, la plenitud.

No sé por dónde comenzaré, no sé de ella hace muchos años y salir a las calles gritando “¡Compañera!” no es una opción aunque estoy seguro que sabría de inmediato que la están llamando, porque es la única compañera que no fue compañía, no lo fue porque en el futuro que sucedió después siempre estuvo presente su pasado, porque en el presente nunca nos separamos completamente de ella y porque en la vida cotidiana ambos nos preguntábamos cómo habría sido a su lado.       

Nuestros muertos nos dejan una labor, un viaje; el mío empieza hoy. Nuestros muertos nos entregan un legado, una herencia y mi herencia es tratar de amar así, conectarme con la vida así, porque un amor como el suyo tiene derecho a todo, un amor así tiene el derecho supremo de abandonar y olvidarse del mundo para construir su universo y yo revolví sus estrellas quietas una noche. El amor de ese hombre por mí se impuso sobre el amor de su vida y hoy lo entiendo: mi deber es ayudarlo a cerrar ese círculo, concluir la historia y decirle tocando su rostro como ella lo hacia con las ancianas de los pueblos: “Gracias, contigo nació un hombre que murió hace unos días, un hombre que siempre te amó practicando lo que sembraste en él. Toma tu foto, tú la debes tener. ¿Me harías un emparedado de queso manchego con zarzamora en pan de centeno? Me serviría mucho en este momento. ¿Aún bailas ballet?”…  

Comienza este viaje.

Con amor,
El Viajero de Abril.  












jueves, 6 de noviembre de 2014

Los derechos humanos en México y su impacto en la vida nacional. Lic. Gustavo Silva Dávila





“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y los Tratados Internacionales de los que el estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo los casos bajo las condiciones que esta Constitución establece.”

El día de ayer me encontraba en un ciclo de conferencias impartidas por el Tecnológico de Monterrey Campus Saltillo donde se abordaron temas muy interesantes sobre derecho internacional. El titular de IMPI, Miguel Ángel Margain nos habló sobre la Propiedad Industrial y un punto que me pareció muy interesante es el que mencionó sobre el Secreto Industrial en los contratos individuales de trabajo. La Lic. Margarita Zavala abundo sobre el tema de la migración de los niños y adolecentes no acompañados, que indirectamente tiene que ver con lo que trataremos más adelante. Y la ponencia que me motivo para redactar la presente opinión fue impartida por el Lic. Francisco Contreras Vaca, autor de diversos libros de derecho, que llevaba por nombre “Tratados Internacionales celebrados por México y su jerarquía en el sistema normativo nacional”.

Quiero dejar en claro que lo escrito en mi redacción es la opinión de su servidor sobre el tema y no quiero poner palabras en la boca de los expositores que no se mencionaron.

Dentro de los aspectos comentados por el ponente Francisco Contreras se menciono la reforma al artículo primero Constitucional, donde nuestros legisladores abandonan el nombre de Garantías Individuales ampliando mas el alcance al nombrarlos Derechos humanos, y más aun, al incorporar a los Tratados dentro de este precepto. Que a mi entender la incorporación de los tratados en este artículo es mero formalismo ya qué en el numeral 133 ya tienen un rango de Ley Suprema de la Nación y se obligaba a su observancia.

Desviándonos un poco del tema hacia la jerarquización de las normas, nosotros como estudiosos del derecho debemos de empezar a interponer a los Tratados Internacionales dentro de nuestros escritos, parece que los tenemos olvidados y nos enfocamos solo a las fuentes de derecho interno para ser invocadas a nuestro favor, pero, dejamos de lado que estos Acuerdos también son Ley Suprema. Con anterioridad ya expresé mi opinión sobre dicha jerarquía y dejo la liga como referencia[1].

Mis compañeros estudiosos de los Recursos Humanos me pedían que hablara sobre algún tema referente a su área de estudio, e indirectamente los Derechos Humanos tienen mucho que ver. Como ejemplo podemos poner el momento cuando se presenta algún candidato a dejar su solicitud de empleo y nosotros no se la aceptamos estamos violentando sus Derechos Humanos y se le está discriminando. También tendríamos que poner suma atención  para que nuestro centro de trabajo se adecúe a lo establecido por la Constitución y la ley reglamentaria a su artículo 123, las Normas Oficiales Mexicanas y en los mismos Tratados internacionales. Aquí están algunos casos de los Derechos Humanos en la industria, así que el reto es grande dentro de esta rama.

Los Derechos Humanos es una hermosa figura jurídica creada en 1948 en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” que tiene la finalidad de salva guardar nuestros aspectos más fundamentales como individuos y la autoridad en México que tiene destinado velar por nosotros es la CNDH.

El problema radica cuando dicha Comisión solo “impone”, por llamarlo de alguna manera, por el poder político que tiene. En asuntos de extrema relevancia como el caso de Ayotzinapa solo tiene la facultad de emitir recomendaciones que solo son útiles como referencia y no obliga absolutamente a nadie a su observancia. 

Nosotros como país necesitamos una Comisión que utilice ese poder que nosotros como ciudadanos le estamos dando para que proteja nuestros derechos fundamentales. Nuestra nación se está desmoronando y solo se pueden emitir recomendaciones. Yo considero que se le debería de dar más poder a la CNDH y que pueda emitir sanciones más severas, pero sanciones de verdad y no solo se limite a perseguir a los particulares cuando cometen alguna sanción, sino que también persigan a las autoridades que cometan actos en contra del pueblo mexicano.

Es ineludible seguir hablando de lo acontecido en el país y me da gusto que se haya volteado a ver a Coahuila donde tenemos desaparecidas a 300 personas del municipio de Allende desde hace varios meses y dicha Comisión no ha hecho nada al respecto y los medios nacionales aguantan callados.

 Si es cierto que la Comisión solo puede ceñirse a lo estipulado dentro de sus leyes reglamentarias, pero el poder legislativo no ha querido voltear a ver esta gran área de oportunidad que se tiene en México llamada Comisión Nacional de Derechos Humanos. Ayudaría de gran manera una adecuada reglamentación de las funciones y facultades de ésta para aminorar el caos que impera dentro de nuestro México.

Es por eso que como siempre te invito a ti querido lector que te informes y exijas tus derechos.  Como nos dice Salvador Allende en su libro el Arte de hablar escribir: Experiencias y recomendaciones “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, ahí se las dejo de tarea.

Ya por ultimo y no menos importante dicen que la costumbre se hace ley, así que por costumbre les quiero recomendar el Álbum Xcape de Michael Jackson que me acompañó en la redacción de este artículo.