jueves, 30 de agosto de 2012

La igualdad del discapacitado. Jorge Enríquez


 
No hace muchos días dio inicio el curso de Derecho Laboral al que me inscribí para dar la debida continuidad a mis estudios de licenciatura en Psicología Organizacional. La materia, per se, siempre ha sido objeto de mi curiosidad e interés, pues considero que nunca está demás ahondar en qué es lo legalmente correcto e incorrecto en el marco de la actividad a la que nos dedicaremos buena parte de nuestras vidas, el trabajo. Sin embargo, debo confesar que no pasó más de una hora de curso para realmente hacer conciencia de lo complejo que resultan las leyes de nuestro país; y pensar que alguna vez me cruzó por la cabeza la idea de estudiar la carrera de Derecho. Empero, excluyendo que me genera conflicto no encontrar una interpretación literal o aplicación concreta a diversos aristas de la ley -por ejemplo, el hecho de que se estipule el derecho a un trabajo digno sin especificar qué se entiende por ‘digno’-, el amplio espectro de complejidad y, diría yo, ambigüedades respecto a lo que significan realmente determinadas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo despiertan mi curiosidad y esas ganas de conocer lo que realmente debiera ser justo en materia laboral. Es precisamente aludiendo a esas cuestiones de regulación poco conocidas que decidí darme a la tarea de investigar brevemente, y en la medida que mis limitados conocimientos en materia de Derecho me lo permitieron, sobre algunas generalidades en materia de trabajo para las personas con discapacidad, pues bien, al momento de indagar un poco en clase, resultó ser un tema controversial y sumamente desconocido. Además, tal parece que por tratarse de una minoría pocas han sido las personas que se toman realmente la molestia de escudriñar la verdadera situación del trabajador discapacitado en México.

Si se revisan las medidas de trabajo y contratación establecidas en la Ley General de las Personas con Discapacidad pocos podrán objetar en que son sumamente benévolas, o al menos es lo que en papel refleja la citada ley. No obstante, la realidad parce discrepar sobre los lineamientos. En el capítulo II, referente al trabajo y capacitación, explica la ley general: “Las personas con discapacidad tienen el derecho al trabajo y la capacitación, en términos de igualdad de oportunidades y equidad” (Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, 2005). Asimismo, dicta la ley, para garantizar dichas condiciones de igualdad y equidad, las autoridades deberán establecer una serie de medidas.
           
Pese a ello, no es necesario señalar el resto de las medidas para percatarse del incumplimiento del derecho al trabajo en términos de igualdad de oportunidades, y aquí es cuando mi escasa experiencia como practicante del área de Recursos Humanos sale a relucir. Cabe mencionar que una cuestión muy parecida fue discutida en clase en lo que refiere al tema de discriminación laboral, pues de acuerdo a Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación las restricciones de acceso a oportunidades laborales están prohibidas. Sin embargo, y quizá desde una perspectiva extremista, eso es exactamente lo que sucede en casos tan comunes como la contratación de edecanes, bailarines y demás puestos que priorizan la estética.

Empero, retomando la temática de la discapacidad y lo referente al derecho de acceder a un trabajo, área que le compete al rubro de Reclutamiento y Selección, las condiciones de igualdad que tanto alega la ley de discapacidad son prácticamente inexistentes. Por ejemplo, alguna vez me tocó laborar en una empresa -de la que por cuestiones de privacidad no revelaré el nombre- que contaba con estrictas políticas de reclutamiento. Una de ellas, recuerdo, aludía directamente a la puntuación de Coeficiente Intelectual, pues la empresa rechaza a los candidatos que no cumplan con el mínimo de CI requerido para el puesto. Bajo un estricto apego a las leyes esta situación incurre en una restricción de acceso, pues al determinar puntajes límite de inteligencia prácticamente se les están cerrando las puertas a candidatos con discapacidad intelectual. Cabe mencionar que en lo que a la Psicológica compete, condiciones como el retraso mental se diagnostican y validan precisamente a través de las puntuaciones generadas por los psicométricos de inteligencia -puntajes de CI-.Por su parte, la empresa en cuestión no tenía ni remotamente contempladas como ‘aceptables’, ni siquiera para sus puestos de operario, aquellas escalas de inteligencia en las que al individuo se le considera con retraso mental educable o adiestrable, es decir, con capacidad de ser incluidos social y laboralmente a tareas mecánicas y de fácil ejecución. Por supuesto, esta restricción se maneja como política interna de la empresa, por lo que el empleado nunca se enterará realmente de la causa por la cual dejará de ser considerado para la vacante.

Quizá la empresa pueda argumentar a su favor que el puntaje es un estándar mínimo y deseable para la calidad de sus servicios, no obstante, la realidad de las cosas es que para realizar algunas de las labores operarias no se requiere de un alto puntaje de Terman o cualquier otra prueba de inteligencia. Al contrario, son tareas tan repetitivas que una persona con retraso en rango educable podría fácilmente adecuarse y efectuarlas sin mayor problema. Por desgracia, este parece ser otro de los temas laborales destinados al olvido, pues al menos legalmente no está estipulado cual sería el correcto proceder. Es en este punto en donde vale la pena acentuar la reflexión y entran las múltiples interrogantes: ¿realmente las empresas se apegan y pugnan por hacer valer la igualdad de condiciones para el trabajador discapacitado? Y no sólo eso, pues realmente no queda muy claro hasta dónde las políticas internas de reclutamiento atentan a la equidad creando un campo fértil para la exclusión y restricción.

Así las cosas mientras la mayoría de nosotros solemos cometer el garrafal error de dar por sentadas infinidad de cuestiones en las relaciones obrero patronal. Es tan complejo y extenso el mundo de las leyes que, sin duda, se presta y da cabida a malas interpretaciones, abusos y toda sería de anomalías y atropellos. Ante ello es necesario cuestionarse, indagar, preguntarse si las normas realmente se aplican de forma correcta y no caer en la pasividad que, como país, ya tanto nos ha costado. Bien llegó a decir Albert Einstein: “La vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.

Bibliografía
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (10 de Junio de 2005). Ley General de las Personas con Discapacidad. Obtenido de Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad: http://www.conadis.salud.gob.mx/descargas/pdf/leypersonasdiscapacidad.pdf
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (9 de Abril de 2012). Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. Obtenido de Cámara de Diputados H. Congreso de la Unión LXI Legislatura: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/262.pdf
Sarason, I., & Sarason, B. (2006). PSICOPATOLOGÍA Psicología anormal: el problema de la conducta inadaptada. México, D.F.: PEARSON Prentice Hall.

El príncipe que quiso ser Rey. Arturo Coronado Anguiano



Esta es la historia de un príncipe que antes de tiempo quiso ser Rey.

En algún lugar del mundo una Reyna daba a luz al nuevo príncipe, el Rey daba brincos de júbilo al recibir la noticia de que sería padre de un hermoso bebe, organizó una gran fiesta para festejar la llegada del nuevo integrante de la familia real, para esto mandó invitar a todos sus amigos del reino y de reinos cercanos con quien llevaba una relación de amistad bastante estrecha.

El nuevo príncipe crecía fuerte y sano desde niño siempre demostró habilidades extraordinarias, podía entablar charlas de cualquier tema con personajes importantes tanto del reino de su padre como de otros reinos. La feliz pareja estaba orgullosa de su hijo de tal forma que el Rey se sentía satisfecho y tranquilo por los dones con que contaba el príncipe, esto le daba cierta paz ya que cuando le tocara la hora de tomar el trono real sin ningún problema cumpliría con los compromisos del reino.

El pequeño príncipe aún no alcanzaba la mayoría de edad y ya era por todos conocido. Siempre impresionó a la gente por su inteligencia y destreza para hacer negocios y llegó a ser respetado y querido por todos.

Así trascurrió el tiempo entre éxitos y logros de el ahora ya no tan pequeño príncipe, que al paso de los meses se daba cuenta de las cosas que podía hacer, lo que trajo por consecuencia un cambio en su forma de ser, de esto se daba cuenta la gente con la que convivía ya que su actitud de joven amable se iba perdiendo; se molestaba por cualquier cosa y regañaba al personal del Reino por el más mínimo detalle. Los valores que había aprendido de su padre el Rey los estaba olvidando, dejando por demás preocupada a la pareja Real.

Un día el joven antes de empezar sus actividades de príncipe se dirige hacia el despacho de su padre para solicitar hablar con él, el Rey como buen padre accede a atenderlo disponiéndose a prestarle toda su atención, sin rodeos y directo al grano el joven príncipe le pide oportunidad para encargarse de todos los compromisos del reino, el Rey desconcertado y preocupado por la manera en que su hijo hace tal petición con lo cual confirmaba los comentarios que escuchaba del personal del reino en donde se quejaban de la arrogancia y soberbia con la que el príncipe los trataba.

El Rey le pregunta del por qué quería ese compromiso a tan corta edad a lo que sin vacilar contesta lleno de soberbia y con tintes de hombre de experiencia que no se preocupara ya que él haría que su Reino fuera el mejor de todos. El Rey sin exaltarse ante la petición de su hijo accede, pues tenía la esperanza que tal vez dándole actividades de más importancia éste podría cambiar para su bien y el de todos.

Sin embargo la actitud del príncipe que quiso ser Rey fue empeorando pues solo tenía unos meses con el puesto de Rey y ya con todos tenía problemas: el personal empezó a renunciar por el maltrato que recibía del nuevo Rey; las buenas relaciones de armonía y concordia con los demás reinos se estaban viendo afectadas por las decisiones que tomaba siempre pensando en él; las prioridades para el nuevo Rey no eran las mismas que para el reino, mientras él quería satisfacer sus egos queriendo abarcar más adquiriendo nuevos bienes y comprometiendo las utilidades del reino, de manera tal que al paso del tiempo éste se fue demeritando, llegó a tener tantos compromisos que los ingresos no daban para cubrirlos de tal forma que el reino no pudo seguir soportando tanto desorden que hacia el príncipe que quiso ser Rey.

El Rey, su padre, lleno de tristeza por ver a su hijo cómo acababa con todo lo que con el sacrificio de generaciones se había hecho, él a pesar de ello todavía confiaba en que sucedería algo que lo haría  aprender  y hasta cambiar, sin embargo el príncipe con toda su inteligencia no se daba cuenta de lo que ocurría ya que su soberbia y arrogancia y ambición eran superiores a sus sentimientos hasta que de plano ocurrió lo que el Rey su padre esperaba, ya no era bien recibido por los amigos de su padre, era despreciado por sus amigos con los que convivió a través del tiempo, el personal del reino ya no tenía el mismo amor por su trabajo, las arcas del reino estaban vacías, todo fue un caos en el reino al grado tal de estar a punto de ir a la bancarrota.

Un buen día el príncipe dentro de su inteligencia y habilidad se da cuenta de que las cosas no andan bien y decidió consultar con su padre la situación del Reino.

El Rey al ver a su hijo se llenó de alegría que necesariamente tuvo que disimular, ya que sabía del asunto que iba a tratar pues de tiempo atrás ya lo esperaba, lo invita a pasar a su habitación y se dispone a escuchar, el joven príncipe expone la situación en la que se encuentra el reino a lo cual el Rey le contesta del conocimiento que tiene de ello, por lo cual el Rey agradece a su hijo la oportunidad de darle algunas sugerencias y entre pláticas y puntos de vista se les fueron varias horas y no fue hasta llegar la tarde cuando sacaron algunas conclusiones, las cuales con mucho interés el príncipe anotó en su agenda.

1.- La característica primordial de un Rey, por muy hábil que sea, es tener buena actitud para sentir y reflejar la justicia y bondad en lo que emprenda.

2.- La firmeza y valentía en la toma de decisiones y obrar con sabiduría para escoger la mejor opción.

3.- Antes de pensar en los intereses propios se debe pensar en los intereses del reino, cumpliendo esto el resto se dará solo.

4.- No es feliz el que hace lo que quiere sino el que quiere lo que hace.

5.- Valorar el trabajo del personal, en ocasiones no es tan importante hacerlo con dinero, una simple palmada o un “bien hecho” vale mucho más.

6.- Ser Humilde, no se trata de dejarse arrollar por los demás sino actuar con equidad y justicia, reconociendo tus propios errores y buscar siempre alternativas para enmendarlos.

7.- Si piensas antes de actuar no habrá que pensar nada después de actuar, eso significa planear y fijarte el objetivo de a dónde llevarás el reino y con qué cuentas para lograrlo.

8.- El hombre es más hombre cuanto más capacidad de dominio tiene sobre sí, el actuar de manera impulsiva por lo general trae por consecuencia la toma de no muy buenas decisiones.

Por último…

9.- Cuando una persona tiene fuerza y habilidad para vencerse a sí mismo, significa que tiene capacidad para hacer grandes cosas.

Después de terminar de dialogar el padre le asegura a su hijo que con estas características propias de un rey llegaría sin duda a ser exitoso no solo en su vida como rey sino en todo lo que emprenda, el príncipe agradece a su padre su tiempo y sella el fin de la charla con un abrazo, después sale del lugar dispuesto a poner en práctica todo lo aprendido esa tarde.

El nuevo rey decide iniciar convocando a una reunión a su personal principal para poner en práctica la nueva forma de trabajo que se seguiría desde ese momento.

Los resultados positivos fueron inmediatos, todo empieza a tomar un rumbo diferente y definido causando entre la gente más seguridad y un sentido de pertenencia que ya había sido olvidado.

Un tiempo después cuando al príncipe le toca tomar el trono real pone en práctica desde el primer día todo lo aprendido de su padre, solo que ahora además de su inteligencia, su experiencia logrando alcanzar el objetivo de ser uno de los mejores reinos y él fue el más recordado como el mejor Rey de esa época


Autor:
Arturo Coronado Anguiano



La respuesta del Jefe Seattle, llamada la primera declaración ecológica del mundo.



En 1854, el Gran Jefe Blanco de Washington Franklin Pierce, presidente de los Estados Unidos de Norteamericana, hizo una oferta por una gran extensión de tierras indias, prometiendo crear una "reservación" para el pueblo indígena. La respuesta del Jefe Seattle, carta que ha sido descrita como la reflexión más sensible y profunda jamás hecha en defensa al medio ambiente. 

A continuación se reproducen los fragmentos conocidos. 
 


¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán, ustedes comprarlos?

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.

Los muertos del hombre blanco se olvidan de su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas.

Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado (…)

El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente el agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados (…)
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle (…) Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.

No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada (…)

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja ya que todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire (…) El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida.
(…)

¿Pero qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida.

Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra.

Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos (…)

Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.

¿Dónde está el matorral?
Destruido.

¿Dónde está el águila?
Desapareció.

Termina la vida y empieza la supervivencia