lunes, 1 de diciembre de 2014

El trabajo dignifica. Blas Flores




En lo personal considero que es totalmente cierto que realizando un trabajo podemos desarrollar nuestro intelecto y nuestras habilidades tanto físicas como mentales. Al practicar una actividad que requiera nuestro esfuerzo, estamos ayudándonos nosotros mismos para ser mejores y sentirnos bien. Con el trabajo expresamos lo que sentimos, lo que anhelamos, manifestamos nuestras ideas, desarrollamos nuestra creatividad, nuestros conocimientos y cada vez más nos convertimos en seres humanos importantes para nuestra familia así como para la sociedad en la que vivimos.

“El trabajo es un medio que tiene el hombre para alcanzar su desarrollo personal, el de su familia y el del conjunto social en el que vive. Es un derecho básico del ser humano, que le permite crecer con dignidad”[1].

El concepto de dignidad se encuentra desarrollado hoy en día como un principio de realización de la persona, constituye el fundamento de los demás derechos y “el principio fundamental, interpretativo y de suplencia de deficiencias y vacíos de ordenamiento jurídico”[2]. En el tema laboral, el eje central donde se desarrolla el trabajo como actividad esencial del ser humano en su dimensión individual y social, es la persona denominada trabajador y por ende debe considerarse como sujeto de protección, trasciende tanto la integridad corpórea como la moral en el desempeño de su labor, no pudiendo posibilitarse cualquier injerencia hacia su privación o violación.

Esto nos lleva al concepto de “trabajo digno” que existe desde 1999, “época en  que el Director General de la Organización Internacional del Trabajo  (OIT) presentó esta propuesta que busca generar un estándar adecuado  en aspectos laborales en un contexto económico y social a nivel  mundial que atentan contra la dignidad de los hombres y  mujeres que viven de aportar su trabajo a cambio de una retribución  económica”[3] y en ciertas condiciones que socialmente les asegure un  desarrollo como personas y como miembros de una sociedad.

El trabajo digno no busca otra cosa sino lo que permanentemente han buscado los promotores de los derechos humanos, defender, promover y hacer respetar la dignidad de las personas, en  este caso, de dichas personas en su función social de trabajadores.  Esto se logra respetando a los trabajadores en su rol y valorando su  aporte fundamental que éstos hacen a su sociedad, por esto es básico,  que no sólo hombres y mujeres cuenten con empleo, sino con un empleo en condiciones que aseguren su desarrollo como seres humanos, “para  esto la OIT ha considerado que estos empleos deben ser productivos,  adecuadamente remunerados, ejercidos en condiciones de libertad,  equidad, seguridad social y dignidad humana”[4].

Una de las piezas fundamentales para dignificar el trabajo son los patrones. Ellos  brindan las herramientas y propician el entorno para que los trabajadores puedan desarrollar su trabajo con motivación. De los patrones se espera que respeten a sus trabajadores, que les den un trato justo y de confianza. Además, equidad en la asignación de tareas y retribuciones, objetividad al premiar y promover a las personas, también justicia,  la ausencia de discriminación y la posibilidad de apelación ante situaciones consideradas como injustas.

Si a esto le agregamos una buena relación con los compañeros de equipo y un reconocimiento de parte del cliente hacia su trabajo, el resultado será un trabajador motivado y feliz de pertenecer a la organización. Los trabajadores se sienten respetados cuando perciben que son respaldados por la organización en el desarrollo de sus actividades, cuando sienten que pueden participar en decisiones que los afectan y cuando sus ideas son tomadas en cuenta.

El Papa Juan Pablo II decía que “el trabajo es para la persona y no para el producto"[5], haciéndonos ver que no estamos tratando con máquinas. Hoy tenemos que entender que no es la empresa la que crece y desarrolla a sus colaboradores, son las personas las que crecen y desarrollan a la empresa. Para todos nosotros, es de suma importancia realizar un trabajo, saber que se está haciendo algo con lo cual se ayuda al desarrollo de la empresa donde nos encontremos y al desarrollo personal. Es así como la falta de empleo o la pérdida del mismo, significa una gran decepción y una gran frustración para la persona que se encuentre en cualquiera de estas situaciones.

Siempre hemos tenido derechos así como obligaciones. Tenemos derecho a votar, a expresarnos libremente a tener familia, etc. El trabajo al ser una necesidad básica del hombre, también se transforma en derecho y es por esto que todas las naciones del mundo luchan contra el desempleo creciente y los factores que lo producen. Sin embargo, algunas veces el tener un trabajo no significa una satisfacción sino todo lo contrario, una carga pesada la cual llevamos por necesidad de ganar un sueldo y donde no tenemos la posibilidad de desarrollar nuestro intelecto y conocimiento.

Por tal razón, debe procurarse por parte del Estado, las empresas y de nosotros mismos, la realización de una labor que permita el desarrollo total de todas nuestras potencialidades, anhelos, sueños y características que nos definen y dignifican como personas.

Las organizaciones están en la obligación de dar todo lo necesario para que sus trabajadores tengan la oportunidad de realizarse como personas, estableciendo estrategias en donde concuerden las capacidades propias de los individuos y la labor que estos van a realizar. “Deben estudiarse las capacidades y conocimientos de cada persona dentro de la organización para que sea ubicada correctamente y tenga la posibilidad de seguir una carrera dentro de la empresa, que le permita crecer tanto como persona como profesional”[6]. Esto conllevará a que exista un equilibrio tanto de objetivos como de necesidades entre la organización y el individuo.

Si los objetivos de un trabajador son los mismos que los de la empresa esto ocasionará un aumento en el compromiso tanto del trabajador como de la compañía y hará que las labores sean desarrolladas de forma correcta, con entusiasmo y buscando siempre incrementar el beneficio de la empresa que será también el del trabajador.

El trabajo dignifica a la persona porque la hace sentir capaz, útil, necesaria, autosuficiente y perteneciente a una sociedad económicamente activa. Ganar algo por tu propio esfuerzo, sin que nadie te regale nada, es parte del proceso de realización personal.

Este ensayo nos lleva a considerar que el concepto de trabajo digno tiene varias cualidades, representa un mínimo en cuanto a la calidad del empleo que todos los trabajadores deberían disfrutar para poder mostrar las capacidades que requieren para satisfacer, de la mejor forma posible, sus necesidades, elevar su productividad y contribuir de esta forma a fortalecer el tejido y la cohesión social. A la vez, representa una aspiración para que los gobiernos y la sociedad en general orienten las políticas laborales para que eleven las capacidades integrales de los trabajadores, para avanzar hacia una sociedad justa y una economía productiva.






[1] Bescond, D., A. Chataignier y F. Mehran. 2003. "Siete indicadores para medir el trabajo decente. Comparación internacional". Revista Internacional del Trabajo, vol. 122, 2: 197–231.
[2] Egger, P. y W. Sengenber. 2002. Problemas y políticas del trabajo decente. Boletín 153. Montevideo: Cinterfor.
[3] Organización Internacional del Trabajo (OIT). 1919. Constitución de la OIT. Disponible en: http://www.ilo.org/ilolex/spanish/constq.htm
[4] Organización Internacional del Trabajo (OIT). 1919. Constitución de la OIT. Disponible en: http://www.ilo.org/ilolex/spanish/constq.htm
[5] Bonnet, Florence, José B. Figueiredo y Guy Standing. 2003. "Una familia de índices de trabajo decente". Revista Internacional del Trabajo, vol. 122, 2: 233–261. 
[6]Bescond, D., A. Chataignier y F. Mehran. 2003. "Siete indicadores para medir el trabajo decente. Comparación internacional". Revista Internacional del Trabajo, vol. 122, 2: 197–231.

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