lunes, 23 de febrero de 2015

Seguridad Pública en una ciudad de clase mundial

Hace escasos 32 años, cuando llegué a estudiar a la Universidad Autónoma de Nuevo León mi carrera de abogado, tuve oportunidad de conocer San Pedro Garza García y entonces y aún ahora, me sigue sorprendiendo que existan en nuestro México santos con apellidos.

Recuerdo que salíamos a dar la vuelta al "Centrito", que si bien ahora sigue siendo un lugar muy agradable, ya no cuenta con las diversiones que yo estaba acostumbrado a buscar.

Tal vez sea yo el que ya no encuentre diversión, pues los muchachos se siguen reuniendo ahí mismo y en otros sitios y al parecer, sí se divierten.

También recuerdo Chipinque, donde podíamos hacer carnes asadas y tomar unas cervezas sin incurrir en falta alguna, pues ello no estaba reglamentado.

Ahora, han cambiado los tiempos y existe reglamentación para todo. He comentado con Usted, querido lector, que el primer contacto del ciudadano con el gobierno, sea cual fuere su calidad, es el policía de a pie, tan vilipendiado desde siempre y que sin embargo, también es el primer contacto de la autoridad con el hampa.

Sin embargo, acabo de escuchar a su Alcalde, el Lic. Fernando Margáin Berlanga, hombre afable, presto al diálogo, dispuesto a escuchar, tratando de explicar la razón que ha mantenido a este municipio de Nuevo León, como punta de lanza del país.

Básicamente, hizo valer ante los socios de Vertebra, A.C., a donde acudí invitado por su Presidente Estatal, Lic. Ervey Cuéllar Adame, los logros y las promesas que existen en su municipio en cuanto al problema de la Seguridad Pública.

Cuando llegan los investigadores, esos que se sienten "Rambos", es por que el delincuente ya escapó, ya huyó, ya sólo quedan algunas pistas y sí, es válido que efectúen estudios científicos para encontrarlos y que bueno si lo logran.

Pero el que estuvo a la hora de los balazos, el que oyó gritar a los heridos, el que ayuda a bien morir a las víctimas, el que ayuda a nacer a un bebé en plena calle, es el policía de a pie.

Cierto, de repente algunos de esos policías encuentran que su futuro no les depara expectativa alguna y deciden cambiar de bando.

Al cabo ya están preparados, ya saben disparar, conocen el sistema desde adentro y creen que será fácil.

Sin embargo, como en el arroz, que a pesar de que existan cientos de granitos blancos, el que se nota es el prietito, el negrito en el arroz, así será siempre en la policía.

El que se da a notar es el que incurre en yerro, no los cientos que cumplen su jornada a diario de manera apegada a un recto proceder, que cubren jornadas de doce horas o más, por cierto, prohibidas por la ley, los cientos de policías que salen de su casa sin saber si habrán de regresar, cubiertos por unos chalecos que no resisten las balas de primer mundo de los malos pero también cubiertos por el amor de sus familias, que más de una vez han sido suficientes para mantenerlos sanos y salvos.

Hizo un comentario el Lic. Margáin: que él ha visto que cuando los policías salen de su casa, cuando se despiden de sus familias para ir a trabajar, les lloran.

Y volteó a ver a los presentes e inquirió: ¿A cuántos de Ustedes les lloran cuando se van a trabajar? Creo que nadie levantó la mano.

Creo que más de uno, dijo que al contrario, cuando sale de casa hacen fiesta. Sin embargo, a esos mismos policías se les exige que cumplan con todas las normas del mundo sin cubrirles los salarios que deberían de percibir.

A esos mismos policías, los bancos y banqueros, que de ellos habremos de ocuparnos aparte, les niegan acceso a créditos, pues su actividad es riesgosa y no van a cumplir.

A esos policías, comentó el Alcalde, les ha proporcionado los medios para poder hacerse de vivienda como marca la Constitución y que debería de de ser una constante para todos los mexicanos: digna y decorosa.

A la policía de San Pedro Garza García, la ha dotado de vehículos nuevos, de armamento igual o mejor que el de los malos, de equipos de cómputo y de la capacitación necesaria para usarlos, que les permitan conocer al momento, en tiempo real, lo que está sucediendo en las llamadas de auxilio, les ha brindado espacios para convivir con sus familias y también, les ha impartido cursos motivacionales para hacerles ver el valor de su actividad.

Ha reunido a la familia del policía, entendiendo que la mística de trabajo a imbuir, ha de ser de tal modo que el efectivo sienta que en su desempeño laboral, está de por medio la seguridad y tranquilidad de su propia familia, que si colaboran a favor de lograr paz y tranquilidad en su municipio, esa paz habrá de reflejarse en el seno familiar.

También, hizo saber el Alcalde que ha venido construyendo centros recreativos, espacios para los jóvenes, que les permitan desfogar la enorme, inmensa vitalidad que les llena y que no tienen cauce apropiado para liberarla.

Comentó ante los socios e invitados de Vertebra, A. C., que está pugnando por impartir clases de guitarra, de artes marciales, de deportes en general, para impedir que la energía que les sobra a los jóvenes, se pierda en cuestiones ajenas a una buena conducta.

Además, un hombre que cree en valores de familia y que en su toma de posesión dijo, citando a su padre: "Creo en el hombre y en su capacidad para realizar la justicia y el derecho; creo en los inmutables valores del espíritu como esencia y norma de nuestra propia existencia", debe ser un buen hombre.

Por México, creo que vale la pena observarlo. 

Me gustaría conocer su opinión. 

José Manuel Gómez Porchini. 

Monterrey, N.L., marzo de 2008. 

Comentarios: jmgomezporchini@gmail.com 

Mexicano. Abogado. Egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

















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