jueves, 23 de julio de 2015

RIVERITA. Juan de Dios Peza. 8 de Mayo de 1863.)



 
Á MI MUY QUERIDO AMIGO EDUARDO FRANCO

En la acción de San Lorenzo,
Triste para el suelo patrio,
Cuando Comonfort luchaba
Como un antiguo espartano,
Siendo su lúgubre alfombra
La sangre de sus soldados;
Cuando el humo ennegrecía
La atmósfera de su campo
Como ennegrecer las trombas
Al mar que ruge agitado;
Cuando ya faltaban hombres
Pues los fieles y los bravos
Por la metralla francesa
Murieron acribillados;
Comonfort buscó entre todos
Los pocos que le quedaron,
Al que llevara en la lucha
Como un tesoro sagrado,
La bandera de la patria,
Pues temió que de sus manos
El victorioso enemigo
Se la hubiera arrebatado.
«Que venga Ignacio Rivera»
— Gritó Comonfort temblando —
«General: Rivera ha muerto,
— Respondió al punto un soldado —
«Yo al pasar vi su cadáver
Lleno de sangre en el campo. »
«¿Y la bandera?» — «No he visto
Que tenga nada.

— «¡Está claro!»
«El francés, estoy seguro,
«Se la quitó de las manos,
«Busquemos ese cadáver
«Porque Rivera fué un bravo
¿Y hagámosle los honores
«Merecidos á su rango.

Entre montones de muertos
Al pie de un cerro hacinados,
Hallóse al jefe que en vida
«Riverita» le llamaron,
Cubierto de polvo y sangre,
El rostro cual cera pálido,
Con el marcial uniforme
Bien puesto y abotonado,
En hombros de sus amigos
A Comonfort lo llevaron.
Comonfort miró el cadáver
Mal reprimiendo su llanto,

Y al contarle las heridas
En el pecho y en el cráneo,
Vio en su cuello un lienzo verde
En fresca sangre empapado:
Desabotónanle todos
El uniforme en el acto,

Y hallan ceñido á su pecho
Que las balas destrozaron,
del cuerpo de Zapadores
El pabellón sacrosanto.
Ya contener no pudieron
Sus lágrimas los soldados;
Comonfort enternecido
Por el hecho de aquel bravo
Ordenó que se le hicieran
Honores al sepultarlo,
Y que su ataúd cubriesen
No con flores ni con lauros,
Sino con el lienzo hermoso
Que lo amortajó en el campo:
Con la bandera bendita
Que le sirvió de sudario!



1893.

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