domingo, 18 de abril de 2010

Activismo, (o, el futuro no se construye con buenos deseos). Miguel Velasco Lazcano.

Si algún clásico escribiera hoy un cuento sobre la situación actual de México, podría comenzar con algo como:

“Había un vez un cuerno de la abundancia situado al norte del continente americano, donde habitan millones de niños, mujeres y hombres cansados de ser lo que hasta hoy han sido”…

Pero en la literatura han existido y existen miles de formas de abordar una trama; géneros literarios que narran en cien formas distintas la misma batalla, el mismo momento y diferentes detalles de la escena, dando con ello a la narrativa la posibilidad de acomodarse en el gusto personal de cada lector.

Así es México hoy. Los millones de niños, mujeres y hombres le damos lecturas diferentes a la realidad: unos con desanimo, otros con coraje, algunos con acciones, la mayoría como simples espectadores pero ahora, en esta noche del 17 de abril, estoy seguro que con una convergencia: tod@s estamos hartos de vivir en el horror.

Pero, ¿de dónde venimos? ¿Cómo llegamos hasta aquí; hasta esta noche del 17 de abril del 2010? Creer que recurrir al hoy, a la idea de la existencia como el único tiempo cierto es caer en un grave error, porque somos lo que fuimos y seremos lo que pidamos ser; lo que luchemos, lo que exijamos, lo que participemos y finalmente, lo que callemos.

No sé cómo haya sido la educación en su casa, pero en la mía siempre se habló sobre cuándo y cómo terminaría la dictadura de más de setenta años de hegemonía del PRI, de cómo sería posible acabar con la impunidad de los gobiernos posrevolucionarios cuando a mediados de los ochenta parecía utópico pensar en ello. Más tarde, luego de ser cimbrados en lo económico y en lo social por los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, recuerdo haber salido a la calle a pobladas marchas donde íbamos codo con codo pobres, ricos, amas de casa, profesores, intelectuales, estudiantes, abogados, campesinos… y niños como yo, que sin saber los porqués fuimos mamando una nueva cultura de ciudadanía: La manifestación.

“Salario mínimo al Presidente pa’ que vea lo que se siente”, exigían las protestas, una idea que se fijó en mis ideales de país donde se aboga por lo justo, algo que en un Estado funcional no es otra cosa que trabajo, educación, seguridad, salud y justicia legal que amparen inalienablemente a tod@s por igual.

En aquella época por manifestarme fui expulsado de la primaria, porque cuando se vive en un régimen autoritario todo a su alrededor lo es, incluso hasta en lo más inocente como puede ser un niño de doce años exponiendo que el Presidente debería ganar el salario mínimo para que vea lo que se siente; incluso esa manifestación ponía rabiosa a la dirección de un colegio alineado a el autoritarismo, alineado al fanatismo de que todo lo que no esté con nosotros estará contra nosotros como lo dijera George Bush la noche de los ataques terroristas del once de septiembre.

Aquel detalle me destrozó de golpe la vida, porque si bien estudiaba en un lugar al que no pertenecía, tenía mis planes con Adriana para la secundaria que iniciaría el año por venir. Pero como se dice, cuando una puerta se cierra otra se abre y para mí se abrió la puerta de las causas sociales, pues desde aquella ocasión, sin proponérmelo, mi corazón se abrió a recibir con coraje y dignidad las injusticias cometidas a otros. Pasé de ser un sujeto a creer en mi individuo colectivo, ése que deja de seguir para adherirse, ése que deja de creer para poner en duda todo, incluso la existencia de lo divino porque otorgar la benévola duda del castigo supremo es dejar impune lo que debe ser sentenciado en esta existencia.

Pero una vez fuera de la caja nada es lindo; tus amigos no hablan de lo que tú hablas e incluso comienzas a recibir juicios. Una vez fuera de la pecera nadando histéricamente a donde lanzan la comida, miras con tristeza como los demás son llevados al ritmo y son que les pongan. En ello la televisión ha tenido una responsabilidad sobresalienta, porque si antes Jacobo ocultaba las cifras y maquillaba las noticias, hoy Joaquín es tendencioso, acomoda la noticia para enseguida dar su editorial justo detrás de algo más importante que su opinión de la cual millones aún crean su idea de país o minimiza dejando al último una breve nota sobre el debate de la Reforma Política e incluso omiten la nota de asuntos tan trascendentes como la Reforma a la Ley de Radio, Televisión, Telecomunicaciones y Cinematografía.

Así, incluso con todos esos molinos en contra, a comienzos del año 2000 y aún siendo manipulados por el voto útil, la sociedad logró instalar en la silla presidencial a un tal Vicente Fox perteneciente a un partido distinto al PRI pero no por ello diferente.

Sobre la presidencia de Fox, al igual que la de Felipe Calderón, caen las críticas de la sociedad cuando en ambos casos fue la misma sociedad quien los puso ahí (y aquí si me excluyo porque yo no voté en ese sentido, pues ser prácticos en política es ser absurdamente imbéciles pues ni existen los presidentes útiles ni había un enemigo otro en la elección de 2006 que la propia circunstancia del país) Así que hoy la sociedad aterrada, desempleada y desesperanzada debe ser la misma que corrija el rumbo que nosotros decidimos yendo a votar o no yendo a la urna. Hoy como nunca debe ser motivo de cohesión social la urgencia de recuperar el país, porque nunca se repiten los momentos históricos y porque los individuos tienen una responsabilidad colectiva que debemos asumir, no como personas de protesta sino como individuos que se manifiestan en vez de sólo lamentarnos, porque si un día queremos recuperar las calles ese día es ahora pues mañana México no será más un territorio Telcel sino un Texas gigante donde cada quien deberá proteger lo de cada cual por los medios que sean, y llegar a eso será llegar al centro de infierno done uno sólo sale de su casa resguardada por todos los candados y sistemas posibles para meterse en el refugio del trabajo a piedra y lodo, ¿eso queremos aceptar como futuro? ¿Eso estamos dispuestos a seguir teniendo como presente? ¿Ese pasado de luchas se nos olvidará con la siniestra idea de que no hay nada posibles, con la maquinada estrategia de: usted no proteste, mientras tenga comida, tele y coche cuide lo que tiene y métase en su casa?

En este perfil de tod@s los agregados siempre se ha hablado de que la consciencia es el principio del cambio, pues ya no cabemos tantos detrás del dedo que tapa el Sol y nos estamos quemando por mucho que tengamos los ojos cerrados. También en este perfil se ha preguntado varias veces ¿qué hacer? ¿Cuál es la idea práctica a ejecutar como remedio entonces? Pues le diré algo para que se vayan desencantado: No hay, no existe ya el tiempo de los líderes supremos, de los humanistas ni de los estadistas, como tampoco existe una receta mágica para un mal encarnado en nuestro sistema inmune social pues estamos enfermos de SIDA colectivo gracias a que antes nunca fuimos al doctor, jamás ejercitamos el check up del plebiscito, de la organización civil ni de la colectividad; hoy por hoy cada quien le reza a su santo y hace corajes con las noticias para paso siguiente poner CSI y esconderse de la realidad.

¿Soluciones? Ésta, las redes sociales llamadas Facebook o Twitter es su nuevo líder; se los presento. Aquí está el medio que los Chinos censuran porque conocen su poder persuasivo y ellos quieren seguir viviendo en el Siglo XX, en ese donde un lee noticias le dice a los demás qué y cómo pensar. Les presento al líder que logró hacer de Barak Obama un personaje carismático que se embolsó en un santiamén a un grupo mayor de apolíticos y escépticos que comenzaron a creer, y les presento al nuevo manager que llevó a un tal Carlos Bauté de ser un desconocido cantante a ser el video con más clicks en YouTube para una canción en español.

El problema es que en el libre albedrío lo único que hemos hecho de las redes sociales son espejos de lo mediático, replicadores de opiniones personales que van de lo absurdo a lo aberrante desde casos como el de la pequeña Paulette, el Renaut o la enfermedad de Luis Miguel. Así que hacerle el juego a los poderes es no concedernos inteligencia para saber que desde aquí se puede forjar un criterio otro, cierto, plural y diverso de las cosas, porque aquí está el poder social (aunque sea de un sector pequeño pero representativo al fin de la sociedad que puede ejercer el cambio para tod@s).

Pero es triste ver también que aquí, en las redes sociales, todo es exprés. Triste es ser observador de un boom, de un big bang donde todo mundo habla de lo in para que a la semana u hora siguiente el tema sea otro, como si la urgencia tuviera caducidad: lo urgente de Haití fue y ya no es aunque hoy las cosas allí sigan siendo tan terribles como el mismo día que la tierra se cimbró. Y está bien, es cool ser un cazador de novedades, estar en el ajo porqué, ¿quién no quiere en este mundo moderno estar al día, ser un perseguidor de notas, de chismes frescos y dar su opinión al respecto?

Pero el mundo no va al ritmo de Facebook; incluso es lamentable oír siniestras condenas sobre la naturaleza, ésta mucho más vieja que las redes sociales, la humanidad y las expresiones de histeria colectiva: Si tiembla mucho no es porque sea una Apocalipsis -que en todo caso no lo tendríamos bien merecido- pero no, no se aterren; lo sucedido es como si la tierra estuviera pasando digamos por la pubertad y como a los adolescentes les salen granos de la noche a la mañana, la tierra está pasando en este momento por un periodo de acomodos que nosotros no entendemos pero interpretamos a conveniencia para justificar las ventas de libros de Nostradamus o las entradas a ver 2012 en el cine.

Entonces, para finalizar y no seguir aturdiéndolos con mi juerga de letras, seamos hondamente críticos, severamente rigurosos y tremendamente esperanzados, porque creer que el mundo se acaba, que no hay remedio para la sinrazón megalómana de Calderón y Gómez Mont es creer que la ciudadanía no tiene voz ni puede ejercer derecho alguno.

No esperen a que los convoque nadie, de hecho, la mayor parte de la gente quiere paz, y mientras eso exista en su delegación, en su colonia y en su casa lo demás es pobrecitos pero pues con la pena; no esperen a que las calles se inunden de grandes colectivos protestando y ejecuten su poder del Siglo XXI, envíen mails a sus representantes aunque éstos no se los contesten o les devuelvan una respuesta automática, manden mails al inbox de Felipe, de Gómez Mont, de quien crean debe ser el que debe escuchar su manifestación, porque si hoy sólo es uno el que les reclama jamás se oirá la manifestación de todos en una voz por muy coherente e insistente que ésta sea, posteen y posteen en sus muros su enojo, su opinión que les puedo asegurar que todos los días se hacen monitoreos para ver qué dice la gente, qué pide, de qué habla, no, no tienen que invertir diez horas en ello ni tienen que moverse de la computadora o cambiar sus citas en la agenda ni dejar de ir a lo oscurito del cine con su pareja, sólo tienen que hacer una cosa: CREER, y con ello, con ello manifestar en toda tribuna que no vamos más con ellos, ni con los narcos ni con las autoridades, que ahora vamos por aquí, por acá, por allá y quieran o no somos más, podemos más y hoy es cuando y nosotros somos quien dice, con su interés y actividad, qué, cómo y cuándo.

Si alguna vez me volviera a quedar solo por pensar así, bien, jamás dejaré de insistir porque quiero CREER, creer es mi decreto, creer es mi bandera y hacer creer a los demás no en la fe ni en el optimismo es mi si no; creer en lo posible cierto, creer en la solución a lo complejo, creer en los pequeños o grandes esfuerzos de otros más duchos que yo a los que siempre me adheriré, creer en la consciencia del hombre porque el hombre es y eternamente será la única solución al hombre.

Dedicado con mi afecto a: Ana María Schwarz; Norma Hilda Castañares; Olga Wornat; Aurelia Fierros; Maite Azuela; Silvia González; Claudia Pérez; Angélicadeamor Fernández; Dalia Pérez; Carmen Carrillo; Susana Baqueiro; Laura Jonguitud Mejía; Centro de Inteligencia Política; Claudia Dávila Sánchez; Olga Mar; Pato Díaz; Lorena Nazal Saglie; Beatriz Giovanna R; Norma E Rodríguez B; Paola Leonorilda Ochoa; Luu Navarro; Lorena Sanmillán; Fernando Luis Mandujano; Axel Avilés P; Alejandro Zeneker; José Gómez Porchini; Mario Ateneo; Benjamín Araujo; Rodolfo Santos Dávila; Jhair Flores Favíla; Mario Saucedo; Xavier Araiza; Mario García Rodríguez; Stylo Joven; Sergio Tapiro Velasco; Guillermo González Camarena; Armando Bonham Escobar y todos y cada uno de aquellos activistas sociales en las redes sociales que son individuos ejecutando civismo desde la nueva trinchera de manifestación del Siglo XXI; para ustedes mi afecto incondicional y mi admiración siempre. Esta es la primera piedra de una nueva construcción y el futuro les agradecerá haber sido los constructores anónimos primeros.

Las cosas se mueven cuando uno las comienza a mover aunque sea con un leve soplido.

Saludazos! M.V.

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