domingo, 6 de junio de 2010

El A-B-C de lo posible.






Nota de Miguel Velasco Lazcano.




A). El Hecho

Con seguridad no recuerdas qué estabas haciendo el 5 de junio de 2009 a las 4:25 horas (noreste), mientras se prendía en llamas una guardería subrogada de IMSS en la ciudad de Hermosillo, Sonora, donde había más de cien niños en custodia, todos hijos de padres trabajadores quienes no por gusto, sino por necesidad, dejaron a sus hijos en ese sitio buscando su bienestar y protección. Te puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que para cada uno de esos padres el 5 de junio de 2009 es una fecha donde se detuvo el tiempo, y la fe de todas las esperanzas se derrumbó.

Hoy, a 365 días de esa fecha en la que tú no recuerdas qué hacías, los padres de esos menores han mostrado a la sociedad que aún sobre el dolor de todos los dolores, la pérdida de un hijo, existe el amor, el mismo que los motiva a luchar por la justicia.

Aquel 5 de junio de 2009, mientras la gente próxima a la Guardería ABC hacía lo que podía para apagar las llamas de un fuego provocado por cualquier razón pericial, pero agravado por las violaciones a la normatividad y regulación de seguridad y protección, 49 niños fallecieron entre las llamas, el humo y la desesperación más inocente: la de ser despertado de golpe para morir sin entender el dolor repentino y sobrecogedor, mismo que tú puedes probar en una micro escala apagando un cigarrillo en tu mano. Un dolor que arrebata la vida y con ella, con la muerte de un pequeño, de uno solo por la negligencia de un adulto, debiera causarnos indignación, no únicamente enojo pasivo ni discurso lamentativo, no una búsqueda de venganza ni oración, sino indignación colectiva porque quien desde la función pública no tiene la capacidad de proteger y garantizar la salvaguarda de los ciudadanos debe ser castigado ejemplarmente si en verdad queremos, como decimos a menudo, cambiar a este país, pues de otra manera, estamos dejando manga ancha para que en nombre del famoso “Yo no fui o no sabía” se cometa sobre cualquier mexicano atropello, omisión o negligencia, la misma que esta noche del 5 de junio de 2010, te asecha.

B). Deslinde

A menudo me toca oír y ser parte de debates en los que personas que no leen el periódico, no escuchan la radio ni en general investigan de muchas fuentes qué y sobre todo por qué se dice lo que se dice del entorno y contexto social y político mexicano, su opinión apasionada. Personas que arguyendo “Pago impuestos” (como se los enseñó a decir Ricardo Salinas Pliego cuando asesinaron a Paco Stanley en su discurso televisado de ensaña y manipulación política) pretextan con ese hecho fiscal que todo lo que digan, hagan o dejen de hacer es permitido. A menudo también oigo a los religiosos decir “Que tire la piedra el que esté libre de culpa” sin entender que esa frase está hecha y redactada por hombres para hacer callar a otros hombres porque asevera que ninguna persona tiene la moral para hablar, demandar y enjuiciar. Ciudadanos tod@s que leen este texto, les informo, sin decir que es mi percepción o juicio, que ambas visiones son una falsedad porque ni los impuestos ni el silencio les permiten, otorgan o en justicia les dan nada salvo calles, alumbrado público, parques, etcétera en el caso de sus impuestos, y la enseñanza teológica de la Biblia es que si tú te sientes tan culpable como el otro, calla; y pregunto, ¿es así? ¿Hoy, esta noche del 5 de junio de 2010 ustedes se sienten parte de la omisión y la negligencia? Porque de otra manera no es comprensible de ningún modo el silencio, pues si desean que sus impuestos se ejerzan en un gasto público que les otorgue derechos ¿no es acaso uno de todos que el Estado garantice la seguridad y protección de sus hijos y de sus ciudadanos todos? ¿No se sienten ustedes con el coraje y moral suficientes para salir masivamente a la calle a exigir que la vida tenga el valor más alto? Junto algunos otros que lo hicimos hoy, yo sí, yo sí me siento con el coraje, con la responsabilidad cívica y el amor suficientes para haber estado con los padres de esos niños porque no deseo ni anhelo un mejor país nada más, trabajo en ello no desde mi labor profesional ni pagando impuestos y mucho menos pidiendo en oración sino poniendo mis pies en marcha y mis manos en alto para exigir que a quien delegaron la responsabilidad de hacerse cargo de las guarderías subrogadas, a quien lo puso en ese puesto llegando hasta el último responsable de este hecho, se les ejerza la ley en consecuencia para sentar un precedente legal histórico en México que impida que vuelva a suceder un hecho tan doloroso como este.

Es posible que estén indignados desde su hogar tanto como los que marchamos, que por la mañana como yo despertaran para abrazar a sus hijos porque sólo pensar en no volverlos a ver inunda los ojos y no podemos ni imaginar lo que debe ser vivirlo, y es posible que en solidaridad estén moralmente con cada unos de esos niños muertos, los afectados en su salud de por vida y con sus padres, pero eso, eso no es suficiente ni es pretexto el "deber ir" al trabajo, el juego del sábado, el cine, el hogar o el viaje de fin de semana porque eso es creer que el apoyo moral se ve desde el cielo o que es práctico, que saliendo a rezar a la hora del hecho alguien lo notará y que el gobierno sentirá una presión social dividida cada quien desde su lugar sintiendo y manifestándose como Dios nos dé a entender.

C). Lo posible

Mira a donde quieras, a quien quieras o lo que sea. ¿Qué ves? Lo que sea que observes tiene una historia: desde su creación hasta lo que hayas vivido con lo que estés mirando no sólo tiene un pasado a partir de estar contigo, también tiene una historia antes de ti. No es muy difícil entender la diferencia entre tú ayer y la historia, ambas cosas que sólo comparten el tiempo pasado pero no son ni remotamente parecidas, porque tu ayer es decisión propia si lo quieres recordar con nostalgia o lo deseas olvidarlo con profundidad, mas la historia no es tuya, es de tod@s, es parte de lo que nos da el derecho común, la obligación colectiva y el compromiso futuro. La historia no está en tus manos salvo tratar de omitirla, hacer lo mismo que hicieron los responsables del incendio en la Guardería ABC, porque olvidar que en el pasado de México han dejado su vida mujeres y hombres por la lucha de nuestros derechos es darle un valor supremo a tu vida, creer que lo que hicieron otr@s para otorgarte a ti el derecho que tienes de olvidarlos es válido, parte de tu libre albedrío y como toda libertad se conduce por el exceso de hacer lo que me venga en gana. Pero no, tú has aceptado vivir en una sociedad y con ello tienes compromisos con ésta, los mismos que debes ejercer porque somos albaceas de una futuro, el de los mexicano de mañana, los mismos que hoy no sabrán distinguir héroes en la primer década del Siglo XXI, porque so pretexto de vivir cada quien su vida sin involucrarse activa y organizadamente estamos dejando la participación ciudadana para después, y ese después ha sido en la última década para protestar por la tragedia, no para prevenirla y mucho menos para avanzar ganando espacios y derechos: Lo que hay son pequeños grupos que protestan por los derechos de mujeres, indígenas y trabajadores, pequeñas células que se organizan a penas en dos o tres mil personas para marchar por los derechos de los animales o apenas unos cuantos miles que salimos a marchar por los niños muertos en la Guardería ABC exigiendo la misma justicia para tod@s.

Bien por los que hacen un activismo electrónico en alguna red social, desde un blog o twitteando cien veces su opinión, pero eso no cambia las cosas con la urgencia necesaria, eso es generar consciencia en pequeños grupos de tu red y nada más, pero no es ejercer una participación activa, eficaz y numerosa, no es de ninguna manera un sano ejercicio de gobierno donde la sociedad juega un rol fundamental porque al igual que las ONG’s las redes sociales se están convirtiendo en el placebo de los justos para hacerles creer que pasa algo cuando en la realidad no sucede nada.

Hoy es urgente y no sólo necesario que la sociedad asista al llamado de la demanda colectiva, pues nunca como antes el país está en las manos de todos los intereses menos los nuestros. Hoy es triste ver como la gente se apasiona por los políticos que no por la política como si estuvieran apoyando a un equipo de futbol cuando estamos hablando de la responsabilidad más GRANDE que tiene un ciudadano, elegir quién y por qué alguien los debe gobernar. Algo que no se hace por feeling, sino por convicción, la misma que después sigue trabajando en ese modelo de gobierno activamente porque cree en él, no porque espere sentada que éste haga algo por ti.

Muchas veces he leído por Facebook y Twitter que México cambiará cuando nosotros cambiemos, y así es ¿pero qué significa eso? Pues implica involucrarse en lo posible, no en opinar sobre lo probable por muy popular e inteligente que sea esa argumentada opinión; implica no buscar el buen pretexto y argumentación para exonerarte de la participación sino encontrar el mecanismo que por mínimo que sea te involucre; implica no ser parte activa pero tampoco pasiva de la negligencia, la corrupción, el nepotismo y la sinrazón; implica saber que las mujeres y hombres de la historia de México no son estampillas de papelería o figuras multicolor del 15 de septiembre en el zócalo, sino personas que al igual que tú tuvieron trabajo, hijos, deseos mundanos, responsabilidades, necesidades de esparcimiento, amores, caprichos, desamores, salud, vicios, enfermedad, miedo, voluntad, narcisismo, vacío, egocentrismo, baja autoestima, soberbia, fe, inteligencia, desilusión, esperanza, religión, ideología pero sobre todo un día tuvieron el coraje de comenzar a actuar activamente para generar un cambio posible, y lo lograron.

Esta noche del 5 de junio de 2010 hay tres hombres de poder y dos de ellos aún en funciones públicas pesando en su temor, en la justicia posible que puede ejercérseles, uno de ellos, Juan Molinar Horcasitas, ex Director del IMSS cuando sucedió esta tragedia, el mismo hombre que delegó la responsabilidad de hacerse cargo de la regulación de las guarderías subrogadas a una personas que no tenía la capacidad de dirigir a otros subordinados que en cadena causaron el terrible suceso. Ese hombre y su temor no me conmueve, al contrario, me motiva a manifestarme porque quizá tu nombre o el mío no aparezca en los libros de historia como quizá aparezca el suyo, pero sólo depende de nosotros en conjunto cómo deseamos que sea escrita esa historia, cómo queremos que la lean los mexicanos de mañana, como un desenlace donde se impuso la corrupción y el poder por sobre el derecho de la vida y justicia de otros, o como un hecho que cambió el rumbo de la historia de México, porque a partir de su castigo judicial y legal, nunca más murió un niño ni un padre tuvo que gritar por las noches suplicando al cielo que le devuelva lo imposible, la vida de su hijo.

Tú ¿qué México quieres? ¿En cuál México quieres vivir? ¿Qué historia quieres que se escriba y se conozca en el futuro con todo lo que esto implica? Si, tú, sólo tú en unión activa con otros puedes cambiar el destino, porque unos cuantos por mucho que gritemos con el coraje a flor de piel y la indignación hasta quedar afónicos no podemos darle la vuelta a la vela del barco para ir en otra dirección, requerimos ser todo@s por el bien de tod@s para navegar juntos, justos y unidos sea como sea que pensemos.

¡Viva México! Mil millones de veces y siempre, eternamente ¡Viva México!

M.V.

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