martes, 19 de febrero de 2013

Encíclica Rerum Novarum. Gabriel Ortiz Suárez




                Hoy en día escuchamos la constante pelea entre el comunismo y la religión católica. Particularmente en México, muchos católicos se negaban a votar por Andrés Manuel López Obrador debido a que ellos lo criticaban por ser un socialista que “le iba a quitar bienes a los ricos y quería dárselos a los pobres”. Se sabe que en México, un gran porcentaje de los ciudadanos son católicos, por lo tanto Andrés Manuel tenía una gran desventaja. Sin embargo, a pesar de tantas críticas, el candidato tenía muchos votos y era posible que ganara. ¿De dónde surgió esta pelea entre las clases sociales? Para contar esta historia, es necesario ver el contexto varios años atrás.

Empezando en el siglo XVIII en Gran Bretaña y posteriormente en el resto de Europa, la revolución industrial fue el periodo de transformación laboral más significativo en la historia humana. Durante este tiempo varios países se sometieron a varios cambios que trajeron consigo consecuencias demográficas, sociales y económicas. En estos países se observó cómo los ciudadanos migraban de los campos hacía la ciudad en busca de mejores oportunidades, cómo se dejaba de trabajar a mano y empezaba el uso de la maquinaria industrial. Además marcó el comienzo del capitalismo, la orden socio-económica que permite que las personas jurídicas sean dueñas de activos de capital y los utilicen libremente como una herramienta de producción. Existía una gran diferencia entre los empresarios de las empresas crecientes y los obreros que trabajaban allí. Los obreros sufrían de largos días de trabajo, estaban siendo expuestos a condiciones de trabajo peligrosas y además no les pagaban lo suficiente. A esto se le añadía la pobreza extrema y la falta de seguro social o de gastos médicos. Mientras tanto, los dueños eran la parte rica de la población, siendo un porcentaje muy chico de ella. Por primera vez se observó una clara distinción de clases y desigualdad económica en un sistema político libre.

A la clase obrera se le otorgó el nombre de proletariado, término cuyo origen venía del derecho romano para referirse a la clase más pobre que sólo servía para tener hijos y meterlos al ejército. La nueva definición de la palabra vino del manifiesto del partido comunista de Marx y Engels, publicado en 1848. En su escrito, los comunistas argumentaban que debería de existir un nuevo sistema político en el cual los “proletariados” tuvieran mejores salarios debido a que lo único que ellos tenían para aportar era su mano de obra. Otra de las cosas que querían era la abolición de la propiedad burguesa para evitar que existiera esa explotación de los trabajadores necesitados por parte de los ricos ignorantes. Algunos de los capítulos de este manifiesto son agresivos y promueven que los trabajadores se encararan al gobierno, insatisfechos de sus derechos.

¿Acaso esta oposición agresiva de los trabajadores era lo necesario para su justicia? La iglesia católica pensaba que no. Por eso el 15 de Mayo de 1891, el Papa León XIII publicó la primera encíclica social. Con esta carta, el Pontífice contestó y encaró a los comunistas para proponer una mejor solución. Al tema de eliminar la burguesa para tener igualdad, el Papa opinó que la medida es tan inadecuada para resolver la contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y es, además, sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los legítimos poseedores, altera la misión de la república y agita fundamentalmente a las naciones” (León XIII). El Papa comentaba que al quitar el salario libre, que ofrecía el capitalismo, los obreros serían afectados ya que les arrebatarían la posibilidad de mejorar su economía personal.

Sobre la formación de sindicatos, la iglesia comentaba que ellos le daban el buen visto, sin embargo, tenían que formarse con prudencia. También mencionaba que el gobierno debía proteger a “estas asociaciones de ciudadanos, unidos con pleno derecho; pero no se inmiscuya en su constitución interna ni en su régimen de vida.” (León XIII). Lamentablemente los sindicatos en México si se meten con el gobierno para tener algo de poder político y negociar para su interés colectivo. El ejemplo más claro y criticado es el de la Maestra Elba Esther Gordillo con el sindicato de maestros.

           El Pontífice hace referencia al salario mínimo dentro de su encíclica al decir que sí se necesitaba encontrar un salario justo pero que eso también debería de decidir los empresarios, debido a que confiaban en que ellos actuarían con el corazón para no perjudicar a los pobres. En el caso de que los empresarios no actuaran con integridad, habría leyes para prevenir el maltrato. “Cierto es que para establecer la medida del salario con justicia hay que considerar muchas razones; pero, generalmente, tengan presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y a los desvalidos y buscar su ganancia en la pobreza ajena no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas.” En este punto difieren mucho el capitalismo, representado por la religión católica, y el comunismo. Los comunistas hacían referencia a los humanos como envidiosos y no considerados, mientras la iglesia intentaba verle lo bueno a cada individuo. 

El Rerum Novarum también influyó en algunos de los sucesos políticos mexicanos, como la caída del porfiriato y la revolución. Hay quienes dicen que la publicación del Papa fue meramente política. Se sabe que en varias ocasiones han ligado a la iglesia católica con política en algunos países. Lo más interesante es que el 24 de Marzo del año pasado, el Papa Benedicto XVI llegó a México y fue recibido por el ex Presidente Felipe Calderón. Este viaje ‘coincidió’ con las fechas antes de las campañas políticas, lo que nos hace dudar ¿Acaso fue una estratégica política?

             
Referencias bibliográficas
              Marx y Engels (1848), El Manifiesto del Partido Comunista
http://www.marxists.org/archive/marx/works/1867-c1/index.htm
               Ramírez, M. (1987). Rerum Novarum en México: cuarenta años entre la conciliación y la intransigencia (1891-1931). Revista Mexicana De Sociología, (3), 151. doi:10.2307/3540480
              Orozco, J. (1993). ENCICLICA SOCIAL DEL PAPA EN EL CENTENARIO DE LA RERUM NOVARUM. (Spanish). Xipe Totek, 2(1), 78-86.

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