miércoles, 7 de diciembre de 2011

CLIENTELISMO EN AMERICA LATINA. Camilo Ernesto Buitrago Vargas


 
El Enfoque de este ensayo se basa en el predominio del clientelismo y la corrupción en los países latinoamericanos, en donde se trata de explicar por medio de un análisis de  los sistemas de gobierno democráticos, las causas y efectos que estos fenómenos han tenido en Latinoamérica y que por medio de su desarrollo a través de la historia, se evidencia una serie de características que hacen de este conjunto de países, uno de los más notables respecto a estas problemáticas de origen político.

Dentro de los temas referentes a los Estados de tipo democrático, encontramos que en los países latinoamericanos existen una serie de fenómenos que ponen en duda este sistema de gobierno, ya que en la mayoría de estos existen problemas graves, como la crisis de gobernabilidad, el bajo rendimiento institucional y estabilidad política, el monopolio o la captura del Estado por parte de partidos hegemónicos, entre otros; que hacen referencia al tema que dentro de este ensayo se va a desarrollar.

El fenómeno del clientelismo es un tema que se ha visto reflejado a lo largo del tiempo en Latinoamérica, el cual consiste en conseguir un aprovechamiento del poder para obtener ventajas electorales de tipo personal, que conlleva a la manipulación de los puestos públicos y a la obtención de beneficios personales a través de los recursos oficiales del Estado. Es así, como este puede ser visto o determinado como una relación asimétrica, en donde un patrón consigue un favor por medio de garantizarle a un cliente (subordinado) un benéfico o protección. De esta manera, se puede decir que si realizamos una comparación de los estados latinoamericanos con los europeos u otros con tendencias democráticas, podríamos evidenciar que el tema del clientelismo y la corrupción ha tenido un desarrollo más significativo  en los primeros, ya que si bien estamos hablando de una problemática de orden mundial, también podemos afirmar que existen condiciones específicas en estos países que hacen que el clientelismo sea más denotado en los mismos.

Latinoamérica siempre ha estado sometida a relaciones de clientela que determinan muchas veces el funcionamiento del sistema político de estos países, algunos estudios o autores que han opinado acerca del tema afirman que esto se debe  “atribuir a especificidades culturales de la región, o a tradiciones políticas basadas en el caudillismo o clientelismo”, en donde se extienden a una serie de efectos de orden político, social y administrativo.

Uno de los puntos que crea más debate y controversia, podría ser el de la percepción que se tiene de desconfianza política o en otras palabras, se puede tomar como la poca confiabilidad que tienen los ciudadanos frente a sus gobernantes, como también al propio sistema, ya que si tenemos en cuenta que se está hablando de un régimen democrático (que tiende a la participación política y a la prevalencia del interés general) se puede vislumbrar un alto grado apolítico de las sociedades en esto países. Además  de esto, existe un contexto histórico en el que si las costumbres culturales del caudillismo y el clientelismo por las cuales se caracterizan los estados latinoamericanos han experimentado una serie de reformas estructurales del estado, las cuales vienen sustentadas en un cambio del modelo de desarrollo, como de teoría económica, que tienden a la reducción del sector público por motivos de eficiencia y corrupción; vale la pena preguntarnos “¿Por qué, en medio de cambios tan extensos y profundos como los que están viviendo las sociedades latinoamericanas, deberíamos permanecer sin cambios una visión puramente instrumental a la democracia como intercambio de votos por resultados económicos?”1. Esta inquietud, nos da a entender que por más reformas que se hayan dado en busca a un mejoramiento de gobernabilidad y estabilidad política, este no fue neutralizado por esta serie de cambios, sino que tendió a seguir igual o en algunos casos a aumentar, y que por medio de concesiones o privatizaciones de acciones y bienes públicos generados por el Estado, se da una “apropiación privada de recursos oficiales con fines políticos”.

De esta manera, se puede visualizar que dentro del tema del clientelismo y corrupción en los países latinoamericanos, existe una serie de condicionamientos que nos llevan al entendimiento de estos fenómenos, donde además de tener un transcurso histórico, ha llegado a ser visto y sugestionado como un aspecto cultural de estos Estados, que a pesar de tener unos parámetros generalizados, también se acepta que ha tenido una evolución que puede ser reflejada en los cambios de maneras o tipos de generar las relaciones de clientela en el papel del aparato estatal. Dentro de los parámetros generales, se podría mencionar en primera medida, la relación presente entre clientelismo político y la representación democrática, la cual hace parte del debate de ¿Cómo se puede llegar hasta cierto punto en el que verdaderamente los intereses de distintos grupos y sectores sociales, lleguen a prevalecer ante los intereses de grupos privilegiados que manipulan y monopolizan los temas determinados en la agenda pública y su desarrollo? Las variantes que hacen que esto se dé, responde al funcionamiento de amplias redes captación de votos que se desarrollan en torno a diversas estrategias, como por ejemplo de proveer soluciones alternativas a las necesidades insatisfechas de la sociedad o la manipulación de los medios de comunicación y en general de la opinión pública, que de cierta manera hacen que los votos realizados sean de tipo irracional y que se sustentan en una amplia serie de promesas que a la hora de cumplirlas no se realizan o no se plantean de la mejor manera; como también se puede ver que en un gran porcentaje de los casos no se efectúa ninguna intención para el cumplimiento de las promesas establecidas en los programas de gobierno.

Es así como “se produce una relación de intercambio: favores por adhesiones electorales”, la cual se produce en una sociedad de orden pasivo, en donde los mecanismos de participación pueden que estén establecidos, pero que de la manera más incierta no son efectivos, debido a que estos se convierten en sofismas que soportan un sistema democrático. También es importante resaltar, que dentro de esta dinámica se obtiene una “concepción instrumental del voto”, en donde “el clientelismo comanda el conjunto de relaciones sociales que definen la forma real como opera la política (sistema), a partir de las normas establecidas para el efecto por el Estado (régimen). El Estado a su vez, expresa la organización de las relaciones de poder en la sociedad, materializadas en un conjunto de instituciones administradas por los gobiernos”2

Por otra parte, también es de mencionar que se lleva a cabo un proceso de “personalización de la política en la región (latinoamericana)”, en el cual “si la política se centra en la persona del presidente (caudillismo), puede que su caída en la confianza pública ante unos malos resultados sea mayor que la de aquellas instituciones que, como los parlamentos o los partidos, solo ocupan un segundo plano en el imaginario popular”3 , fenómeno por el cual la atención de la sociedad se centra en la figura presidencial, y no en donde puede radicar el verdadero conflicto, es decir, en la manera de posibilitar mecanismos de participación efectivos, que incentiven la intervención de toda clase de grupos sociales y que esto a su vez se convierta en la creación de terceras fuerzas que apunten al mejoramiento y aprovisionamiento de las instituciones -partidos políticos y a un incremento en la estabilidad política en los Estados.

Aditivo a esta percepción, del mismo modo habría que denotar que los países latinoamericanos tienen características reflejadas en los altos índices de pobreza, en la ineficaz distribución de la riqueza y el desempleo, en donde altos porcentajes de la población no tienen satisfechas sus necesidades básicas, situación por la cual el clientelismo no sólo se da a nivel político, sino también en las relaciones sociales; además de que estos índices son la base en la que la vulnerabilidad social se presta para el facilitamiento de las relaciones de clientela. De otra manera, existe un aspecto en el que el aprovechamiento de los recursos públicos para dinamizar estas relaciones, son también financiadas por grupos de poder económico, como el narcotráfico o los grandes emporios empresariales, entre otros, que por medio de su influencia en el sistema político favorecen y salvaguardan sus propios intereses; a través del financiamiento de campañas electorales que hacen de estas una figura ficticia en cuanto a la representación democrática.                           

Ahora, si centramos nuestra atención en las maneras como se podría combatir el clientelismo y la corrupción en la región latinoamericana; por un lado, podríamos afirmar la importancia que tiene la libertad de los medios de comunicación, que faciliten el libre acceso a la competencia electoral, y por otro lado, las condiciones para que se fundamente una opinión pública seria, en la cual tiene que prevalecer su función crítica y objetiva frente a los gobiernos que permanecen en el poder y que de tal manera se incentive la participación política de la sociedad, claro está, abasteciéndola por medio de programas de capacitación y difusión la forma en las que se puede acceder a los mecanismos de participación formal e informal.

“Las permanentes denuncias e investigaciones periodísticas relacionadas con ciertos manejos discrecionales de lo público, los medios de comunicación adoptan una dinámica recursiva, que en última instancia, se asemejan a una profecía auto cumplida: los líderes políticos utilizan el aparato estatal como una maquina destinada a satisfacer compromisos parapolíticos o personales y en donde la discrecionalidad frente a la administración de lo público  parece ser la regla más que la excepción. El clientelismo, en forma análoga, aparece como la manifestación más frecuente y deplorable, acelerando aún más la espiral de descredito del esquema de representación democrática”4.      

A partir de lo contrario de ésta concepción de los medios de comunicación, valdría la pena interrogarnos ¿Qué papel juegan estos, en la lucha contra el clientelismo y la corrupción?, lo cual resulta fundamental, puesto que los medios de comunicación tienen no sólo el papel de actuar como organismos encargados de denunciar (o hacer de conocimiento público) las irregularidades presentes en los procesos concernientes a la administración de lo público, con la mayor transparencia, veracidad e imparcialidad; sino que también juega un papel primordial como instrumento critico y de control en cuanto a las malas acciones gubernamentales. Además, es de importancia resaltar la acción que tienen estos frente a los proyectos electorales y de gobierno, ya que la información que manejan puede determinar la preferencia de algún grupo o persona determinada, como incurrir en las conciencias sociales de dichos proyectos. En otras palabras, se puede decir que es trascendental que los medios de comunicación ayuden a la trasparencia de los proyectos políticos de elección y administración, en donde se contribuye al fortalecimiento de la opinión pública para que incentive a la sociedad a vincularse en los mecanismos de participación.

También habría que fijarnos en la lucha contra efectos como el pragmatismo político, la deficiencia en el papel de los partidos políticos, la tecnocracia y las partidas populistas, aspectos que deben ser evitados al máximo, ya que si queremos apuntar a la mejor manera en la que el sistema político tienda a un modelo efectivamente democrático; en donde los sistemas de representación no sólo deben estar manifestados en los gobiernos, sino que se debe facilitar la asociación de los individuos en distintos grupos y organizaciones sociales que tiendan al debate político. “Los partidos políticos pueden elaborar proyectos de país o de regiones y representar tras sus propuestas a una diversidad de organizaciones y sectores sociales. Los partidos políticos deben abrirse y trabajar con la sociedad para nutrirse de ideas y estimular el debate político. Los partidos disciplinados, con normas y procesos electorales internos legitimados, con transparencia en sus procedimientos y con propuestas debidamente fundamentadas, son los que merecen representar los intereses de la sociedad civil. La sanción a los actos de corrupción que puedan cometer su militancia, el termino del clientelismo y el reparto de prebendas a mejorar la imagen y calidad de la política y de los partidos políticos”5.   
  
Por otra parte, mediante los diversos estudios y análisis que se han hecho de las formas de comportamiento de los Estados latinoamericanos, se puede percibir que existe un problema de cultura política, el cual se basa en el intercambio tradicional e instrumental del voto, en el que por ejemplo se evidencian casos como el de “1997 –en el que– indígenas mexicanos denunciaron al partido gobernante (en unas elecciones locales) por fraude electoral, porque nunca les habían llegado los materiales de construcción ofrecidos a cambio de su voto”6, el cual es un reflejo de las relaciones que se pueden dar en las sociedades latinoamericanas. El caso real anteriormente nombrado, es un claro ejemplo para que se trabaje en el fortalecimiento de una cultura política con conciencia, basada en la libre organización y participación de la sociedad civil. Para esto, hay que concientizarnos de la importancia del voto, el cual no solo implica la elección, sino debe ser visto como una de las formas en la que un ciudadano ejercita su participación como actor político de manera responsable, e implica “la manera de justificar las buenas actitudes y acciones de los gobernantes. Se debe procurar cambiar la actitud que predomina frente a las elecciones, ya que votar no es una obligación, sino un derecho con el cual el ciudadano cuenta para la conformación del cuerpo representante”7.          

Para concluir, podríamos decir que existen muchos factores (internos y externos) que hacen que Latinoamérica se caracterice por prácticas de clientela y corrupción, y por otro lado, es de reconocer que estos fenómenos aportan al subdesarrollo de estos países, puesto que no existe una estabilidad política notable, la cual es fundamental para que exista un sistema democrático basado en la gobernabilidad, la representación política incentivada no sólo a nivel de los gobiernos, sino enfatizadas en la diversidad de instituciones políticas que garanticen diferentes perfiles que vigoricen la participación de los ciudadanos. Además, es de importancia anotar que la pasividad e individualidad de las sociedades, no nos lleva a ningún lado, sino que al contrario debe existir una sociedad civil activa, exigente, bien informada, vinculada a los procesos de debate político; claro está, teniendo en cuenta el papel estratégico de los medios de comunicación.           

Para terminar, en mí opinión una democracia no se encuentra sustentada en el proceso electoral basado en un simple voto, en donde unos representantes son elegidos con el fin de representar a unos determinados ciudadanos. Esté se sustenta en la libre participación política de todos los sectores y grupos sociales, teniendo en cuenta su injerencia en la formulación y aplicación de políticas públicas que verdaderamente respondan a una mayoría de las demandas sociales, a través del respeto de las diferentes corrientes políticas y  evitando el aprovechamiento de las necesidades y condiciones precarias de la sociedad que vulneran la construcción de una cultura política basada en un voto racional y responsable.      
Autor: Camilo Ernesto Buitrago Vargas
                Administrador Publico de Colombia
                Escuela Superior de Administración Pública

BIBLIOGRAFIA


1 CLAD, Revista “Reforma y democracia”, número 24, 2002, pp. 17-18.
2 LEAL Francisco, DAVILA Andrés, “CLIENTELISMO: el sistema político y su expresión regional”, pp. 47-48.
3 CLAD, Revista “Reforma y democracia”, número 24, 2002, p. 18.
4  CREVA  PUBLICACIONES: Clientelismo político, “Ensayo: Medios de comunicación, partidos políticos y representación un escenario complejo”, Capítulo 5: La reformación de la representación.
5 ALLENDE BUSSI, Isabel, diputada de la república de Chile “Gobernabilidad en América latina”, exposición realizada en Biarritz 27, 27 y 28 de noviembre de 2003.
6 CLAD, Revista “Reforma y Democracia”, número 24, 2002, p. 17.
7 DIAZ VEGA, Regulo, “Democracia gobernabilidad y sociedad civil: Perspectiva en América Latina”, junio, 1999.

1 comentario:

  1. Aunque el tema del clientelismo en la política tiene mas variables que las mencionadas en este escrito, me parece que este tema debería tomarse cada vez más seguido por escritores como estos con conocimiento académico del tema

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