El Derecho como forma de vida.

Si le preguntáramos a un cierto número de mexicanos ¿cuántos artículos contiene la Carta Magna de nuestro país?, pocos son los que contestarían acertadamente, sin embargo, no es por falta de inteligencia, desde luego, más bien, sucede que todo lo que tenga connotaciones de “derecho” se delega a los licenciados, funcionarios públicos, autoridades estatales y a todos aquellos a los que “les competa saber del tema”.

Muchas personas asocian “la ley” como sinónimo de corrupción o tedio; otros, como algo que es “sólo para gente estudiosa y nada ordinaria”. Pero bien; debo decirles que el derecho está presente a lo largo de todo nuestro paso por esta vida y es tan fácil palparlo, pero en ocasiones no nos percatamos de ello.

Pensemos por ejemplo en un bebé que es presentado ante el oficial del registro civil para asignarle un nombre, cuando sus papás o la persona que acuda a hacerlo, coloca el dedo pulgar del pequeño sobre la que será su acta de nacimiento, desde ese preciso instante se da el inicio del derecho en la existencia de ese nuevo ciudadano, debido a que el acto jurídico pertenece a una de sus ramas denominada “derecho civil”, también conocida como “la columna vertebral del derecho” porque está presente a lo largo de toda la vida de los seres humanos.

Verbigracia, podemos percatarnos que el bebé al cual nos referimos con anterioridad, crecerá y algún día deseará casarse. Para que este acto solemne tenga validez y surta todos los efectos jurídicos que conlleva, deberá realizarse en presencia del Oficial del Registro Civil encajando nuevamente en la rama del derecho anteriormente citada, de igual forma ocurrirá cuando se convierta en padre o madre de familia y le corresponda registrar a sus hijos. Obvio, la misma condición es para todos y cada uno de nosotros que llevamos nuestra vida ligada a las normas, al derecho, tanto, que aún después de haber fallecido se otorgará un acta de defunción a nuestros familiares, que certificará que no estaremos ya presentes en este mundo.

El derecho es innato en el individuo, si vemos una fila en algún lugar, ya sea en el cine o en un banco, sabemos que el que está al inicio de la misma tiene el “derecho” de ser atendido antes que todos los demás, asumimos que si llegamos debemos formarnos en el último lugar y… ¿Quién lo estableció? ¿Cómo sabemos que eso es lo correcto? La respuesta es muy fácil… fue “la costumbre”, la cual es una de las fuentes principales del derecho, de la costumbre han surgido grandes leyes que en un principio fueron sólo una serie de actos repetitivos pero que tácitamente consentíamos, que considerábamos era lo “idóneo”, hasta que el legislador tomando en cuenta esos sucesos decidió elevarlos a la categoría de ley

¿Qué pasaría si nos despidiesen de nuestro empleo y no nos otorgasen remuneración económica alguna? Lo veríamos como algo “injusto”, “contra derecho”, ahí la prueba de que conocemos aunque sea de manera muy vaga que existen normas que tienden a protegernos, esas leyes son conocidas como “derecho objetivo”, entendiéndose este último como el conjunto de normas que regulan la conducta de los hombres con el objeto de establecer un ordenamiento justo de convivencia humana.

Imaginemos por unos instantes un país donde no existiesen leyes, sería volver a los inicios de la vida del hombre donde todo se sujetaba a “la ley del más fuerte”, es decir, donde cada quien podía hacer lo que deseara; derivado de estas circunstancias surgió la famosa Ley del Talión “ojo por ojo, diente por diente” por que en aquél entonces la venganza privada era la única forma de hacer justicia.

He ahí la importancia de percatarnos que las leyes fueron hechas para satisfacer nuestras exigencias en un mundo que reclamaba la protección de la justicia, no obstante, tal es la benevolencia de las mismas que nos otorgan la facultad de decidir si invocarlas o no, cabe señalar que sólo depende de cada uno de nosotros valernos de ellas, es decir, de ejercitar nuestro “derecho objetivo”, por lo que al hacerlo estamos utilizando lo que se denomina “derecho subjetivo” el cual es la facultad que tiene un sujeto para ejecutar determinada conducta o abstenerse de ella o para exigir de otro sujeto el cumplimiento de su deber. Dicho de otra manera, es la potestad que tenemos todos los gobernados de acudir ante la autoridad para hacer valer nuestros derechos.

Lamentablemente, el derecho subjetivo cada vez está en mayor decadencia, ¿las causas?... son muchas desde luego, pero las principales, son la desconfianza a las autoridades, el miedo, la corrupción, la falta de recursos económicos y sobre todo el desconocimiento de nuestra justicia y nuestras leyes, ya que hoy en día hay miles de dependencias de gobierno que nos proporcionan “defensores de oficio”, no sólo el que tiene dinero es el que tendrá derecho a un abogado, la ley es para todos sin distinguir raza, religión o estrato social.

En cuanto a la corrupción, no todo está perdido. ¿Acaso pierden las rosas su esencia y su belleza sólo por que contienen unas cuantas espinas? Hay funcionarios públicos que realizan su trabajo de una manera loable, sería un error generalizar que todos son “malos” sólo porque unos cuantos no merezcan tener dicha encomienda, jamás se dejen guiar por la desidia, si queremos que nuestro país cambie tenemos que cambiar nuestra mentalidad, decidirnos de una vez por todas a dejar de seguir pasando por alto todo lo que ocurre a nuestro alrededor y que de alguna manera nos atañe.

Que tengamos el concepto de que acudir ante una autoridad es pérdida de tiempo, démonos la oportunidad de intentarlo, las grandes obras y las mejores hazañas de la historia no las hicieron hombres inseguros, por el contrario fueron seres valientes decididos a arriesgarlo todo con tal de conseguir su ideal y ninguna circunstancia doblegó su ánimo, más bien lo veían como un simple obstáculo que al brincarlo los conduciría a la cima del éxito.

Hoy por hoy sabemos que el derecho lo hizo el hombre a través de sus representantes, por ello al igual que la democracia “es un poder del pueblo para el pueblo”, las leyes son las normas que nos ayudan a un nuevo comienzo, pero ante todo son las herramientas que el país necesita seguir para lograr su máximo ideal que se resume en “progreso, bienestar, paz pública y civilización”

Nos gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

Lic. Ileana Gpe. Soto Torres.
Egresada de la Universidad Metropolitana de Monterrey.

Asesor: Mtro. José Manuel Gómez Porchini
jmgomezporchini@gmail.com