Durante la última semana me ha tocado ver en algunos servicios informativos electrónicos cómo la carestía rebasa las finanzas familiares y para muestra, el caso del precio del aguacate (del cual puedo prescindir sin reparo) que ya alcanzó los 60 pesos.
Seguí la nota con interés pero no pude menos que evocar a la que fuera mi casa editorial por espacio de doce años, “El Porvenir”.
El denominado “periódico de la frontera”, nació el último día del mes de enero de 1919 y su primera plana ostentó como nota principal precisamente, el tema de la crisis y cómo el dinero alcanzaba para muy poco.
“El hambre y la desnudez de las clases humildes debe tener un próximo fin”, reza el encabezado que ocupa las ocho columnas en dos pisos.
Y adereza la nota con un gráfico en el que hace referencia al costo de los productos de la canasta básica ¿le suena conocida la historia? Claro.
La crisis ha sido la constante en una nación tercermundista como México y aunque Nuevo León se “cuece aparte” por tener, digámoslo de manera elegante, un mejor ingreso que muchas otras ciudades del país gracias a su pujante actividad productiva, también es una plaza cara. En pocas palabras, por supuesto que hay pobres en Nuevo León.
El minisalario para esta zona del país, la zona “B”, es de 53.26 pesos diarios ¿qué puede adquirir un padre de familia con esa cantidad? Si para trasladarse a su área de trabajo debe tomar dos camiones –ida y vuelta- al menos tendrá que desembolsar 15 pesos siempre y cuando utilice rutas radiales a razón de 7.50 pesos el pasaje sencillo.
Pero… ¿ese pobre hombre no tendrá derecho a adquirir un refresco a lo largo del día mientras trabaja? ¿y si por las prisas no alcanzó a tomar el lonche que su señora le preparó? Uy, pues deberá comprar al menos una orden de tacos –nadie dice que no sean deliciosos-, que sumados al refresco, pues ya se gastó otros 30 pesos al menos. Ya van 45 pesos.
¿Y el pago de la luz, del agua, del gas? ¿y la cuota que la escuela pública le exige para cubrir las necesidades de la Sociedad de Padres de Familia?
Cuando el agua parece llegar al cuello, no falta quien opte por poner los santos de cabeza empezando por San Nicolás de Bari y rezar con mucha fe.
No está esta servidora en el afán de ennegrecer un panorama que ya, por sí mismo, para muchas familias, lo es.
Más que fórmulas matemáticas o recetas de los economistas –disciplinas en las que me declaro una total neófita-, la finalidad de este desahogo es reseñar que periodísticamente, temas como la carestía, la crisis y la pérdida del poder adquisitivo, tristemente dan de qué hablar.
Si ya en 1919 el periódico decano reseñaba este tópico, estamos ante casi una centuria de un tema que jamás se agota.
Es triste ¿no?
Seguí la nota con interés pero no pude menos que evocar a la que fuera mi casa editorial por espacio de doce años, “El Porvenir”.
El denominado “periódico de la frontera”, nació el último día del mes de enero de 1919 y su primera plana ostentó como nota principal precisamente, el tema de la crisis y cómo el dinero alcanzaba para muy poco.
“El hambre y la desnudez de las clases humildes debe tener un próximo fin”, reza el encabezado que ocupa las ocho columnas en dos pisos.
Y adereza la nota con un gráfico en el que hace referencia al costo de los productos de la canasta básica ¿le suena conocida la historia? Claro.
La crisis ha sido la constante en una nación tercermundista como México y aunque Nuevo León se “cuece aparte” por tener, digámoslo de manera elegante, un mejor ingreso que muchas otras ciudades del país gracias a su pujante actividad productiva, también es una plaza cara. En pocas palabras, por supuesto que hay pobres en Nuevo León.
El minisalario para esta zona del país, la zona “B”, es de 53.26 pesos diarios ¿qué puede adquirir un padre de familia con esa cantidad? Si para trasladarse a su área de trabajo debe tomar dos camiones –ida y vuelta- al menos tendrá que desembolsar 15 pesos siempre y cuando utilice rutas radiales a razón de 7.50 pesos el pasaje sencillo.
Pero… ¿ese pobre hombre no tendrá derecho a adquirir un refresco a lo largo del día mientras trabaja? ¿y si por las prisas no alcanzó a tomar el lonche que su señora le preparó? Uy, pues deberá comprar al menos una orden de tacos –nadie dice que no sean deliciosos-, que sumados al refresco, pues ya se gastó otros 30 pesos al menos. Ya van 45 pesos.
¿Y el pago de la luz, del agua, del gas? ¿y la cuota que la escuela pública le exige para cubrir las necesidades de la Sociedad de Padres de Familia?
Cuando el agua parece llegar al cuello, no falta quien opte por poner los santos de cabeza empezando por San Nicolás de Bari y rezar con mucha fe.
No está esta servidora en el afán de ennegrecer un panorama que ya, por sí mismo, para muchas familias, lo es.
Más que fórmulas matemáticas o recetas de los economistas –disciplinas en las que me declaro una total neófita-, la finalidad de este desahogo es reseñar que periodísticamente, temas como la carestía, la crisis y la pérdida del poder adquisitivo, tristemente dan de qué hablar.
Si ya en 1919 el periódico decano reseñaba este tópico, estamos ante casi una centuria de un tema que jamás se agota.
Es triste ¿no?
Yoreo que vamos de mal en peor: este país no tiene remedio, y sisiempre ha estado en crisis, ahora con los flamaantes panistas, tan incompetentes, pero tan corruptos (pero eso sí, muy católicos), le están dando la puntilla.
ResponderEliminar¿Tiene futuro Méxcio, como país? Lo dudo, a no ser que la ciudadanía despierte y les arrebate, de una vez por todas, el poder a esa pandilla de maleantes que se ostenta como "clase" política, (debería decir: "raléa inmunda de sinvergüenzas).
Saludos.