Meta de metas del gobierno que concluye sus obligaciones institucionales la medianoche del 30 de noviembre de 2012, es que para 2030, dentro de 21 años, “no haya un solo mexicano en condiciones de pobreza extrema”.
Con independencia de filiaciones políticas, credos religiosos, adscripciones ideológicas y pertenencia a las múltiples minorías que en su conjunto constituyen una gran mayoría, nadie podría estar en desacuerdo con “la lucha más noble de México, en la que podemos y debemos estar unidos”, al decir de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, y revelada a la nación “para los tres largos años que faltan” y que comienzan el próximo martes.
El abogado y economista optó, nuevamente, por refugiarse en lo que para usted y para mí serían escenarios de largo plazo, indispensables para sacar a un país de la mediocridad en que fue internado, particularmente, en los últimos nueve años.
Usted recordará que el año pasado Calderón prometió, con bombo y platillo y de manera insistente, que México será la quinta potencia económica en 2040. ¡Excelente! Sólo que los cómos y los cuándos no aparecieron por ningún lado, ya no digamos la planeación estratégica. Todo quedó en discursos motivacionales y ejercicios retóricos de temporada, al estilo de Vicente Fox Quesada y Marta María Sahagún Jiménez, la tan inolvidable y como enriquecida pareja presidencial que soportó el país.
Son fugas de la agobiante realidad. Prometer no empobrece ni obliga a nada. Salvo que usted suponga que en 2030 o en 2040 alguien recordará a un grupo gobernante que hizo exactamente lo puesto a lo que su cabeza prometió en campaña electoral, destacadamente ser “el gobierno del empleo”, construir “un país de leyes”, abaratar energéticos y disminuir impuestos.
También constituyen fugas al futuro frente “a la crisis que viene de fuera” y la incapacidad del grupo gobernante para afrontarla con políticas y programas que se anticiparan a la tormenta económica global, lo que hizo posible un desastre que situará a la economía en el tamaño que tenía en junio de 2006, achicamiento que generó 6 millones de pobres más y colocará en 6.5 la tasa de desempleo en 2010. Para no hablar de la pronunciada pérdida del poder adquisitivo del salario, el sensible encarecimiento de los alimentos --en particular los que forman parte de la canasta básica--, la crisis de seguridad pública sin precedente y que ya tiñó de rojo al país, drama nacional oportunamente bien capitalizado para criminalizar el reclamo y la protesta sociales y ensanchar los caminos al Estado policiaco y militar.
Con voluntarismo emparentado con la demagogia, que convoca a trabajar “sin divisiones o intereses, o cálculos políticos”, lo que el mismo Calderón Hinojosa no es capaz de respetar, se pretende hacer frente al incremento de la pobreza extrema que sitúa a México en los niveles que tenía en 2005, pero ahora con 18.2 por ciento en “pobreza alimentaria”, dicho llanamente no tienen para comer, y 47.4 en “pobreza patrimonial”, lo que significa un nivel de ingresos de mil 900 pesos mensuales. Sin duda que es “el mayor reto de nuestra generación”, aunque también de otras.
Pero, siempre existe uno, el señor de los bellas piezas de oratoria, aunque no siempre pronunciadas con fortuna, y los escasos hechos que no se corresponden con las anteriores, olvidó una pequeño detalle: el modelo económico implantado a fines de 1982 y las políticas y programas que lo reproducen cotidianamente, como el paquete legislativo aprobado recientemente por el Congreso, son la principal fábrica de pobres extremos y de pobres a secas. Y mientras no se produzca un viraje en el rumbo, la simulación no ocultará a la realidad.
Acuse de recibo
El 24 de noviembre de 1999, Valentín Campa Salazar abrió los ojos después de un mes y pronunció las siguientes y finales palabras: "Mamacita, ponme los zapatos porque voy a llegar tarde al congreso" (del PRD). Un abrazo muy cariñoso para Esperanza García Campa, compañera durante 51 años de uno de los iconos de la lucha social y política del siglo XX mexicano… José Manuel Gómez Porchini escribió en el regiomontano diario El Porvenir, lo que sigue: "Una sociedad sin prensa libre, con su prensa maniatada, como puede ser El Hijo del Ahuizote antes o la revista Forum ahora, produce que se busquen cauces paralelos a lo formal para desahogar la necesidad de comunicarse, de hacerle saber a los demás integrantes de la sociedad, lo que les está afectando a todos"… Daniel Eduardo Raddi comenta desde Buenos Aires, Argentina: “Los que tuvimos que padecer al alcalde de Torreón, José Ángel Pérez Hernández, y su remedo estatal Humberto Moreira Valdés, no olvidaremos jamás las ‘grandes frases’ de estos dos ‘irrepetibles filósofos’ de la política coahuilense. Pero de los dos, sin duda, los mayores aplausos se los lleva el edil panista, quien logró un récord que pocos imaginaban que pudiera alcanzarse: Ser peor que Mariano López Mercado, lo que abrió el camino a la alternancia en la Perla de la Laguna”.
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