domingo, 24 de enero de 2010

Credo del Optimista.

Recibí de un maravilloso amigo, el siguiente texto:


En 1912, en un libro de Christian D. Larson llamado “Your Forces and How To Use Them” (Tus fuerzas y como usarlas) apareció este “Credo del optimista”, algo que vale la pena leer varias veces. Son buenas decisiones para tomar al inicio de un nuevo año. O en cualquier fecha.


Prométete a ti mismo:

Ser tan fuerte que nada pueda perturbar tu paz mental.
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Hablar sólo de salud, felicidad y prosperidad con toda persona que encuentres.
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Hacer que todos tus amigos sientan que hay algo de valor en ellos.
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Mirar el lado luminoso de todas las cosas y hacer que este optimismo sea cierto.
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Pensar sólo lo mejor, trabajar sólo para lo mejor y esperar sólo lo mejor.
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Sentirte tan entusiasta para con el éxito de los demás como con el tuyo propio.
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Olvidar los errores y penas del pasado y enfocarte en los grandes logros del futuro.
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Usar una expresión alegre y brindarle una sonrisa a cada criatura viviente que halles en tu camino,
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Darle tanto tiempo a la mejora personal que no te quede tiempo para criticar a otros.
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Sentirte demasiado grande para preocuparte, demasiado noble para tener ira, demasiado fuerte para temer y demasiado feliz para pensar en problemas.
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Pensar bien acerca de ti mismo y proclamar este hecho al mundo, no es voz alta, pero si con grandes obras.
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Vivir con la fe de que todo el Universo está de tu lado, siempre que tú estés verdaderamente con lo mejor que hay dentro de ti.
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El optimismo es uno de los tópicos que mayor interés ha despertado entre los investigadores de la psicología positiva. Puede definirse como una característica disposicional de personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos.

Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.

La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

En general, parece que las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física. De hecho, uno de los resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.

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