miércoles, 2 de mayo de 2012

Seguridad social universal. Propuesta Gómez Porchini

En 2004 escribí la tesis "El Derecho al Ahorro y a la Seguridad Social como Garantías Individuales", de la que tengo derechos de autor de fecha 17 de agosto de 2004 y que, además, por los beneficios que estimo tiene para la población, empecé a difundir entre los funcionarios y políticos que podrían haberla apoyado. 

Participé, también, en el concurso anual de la Comisión Interamericana de Seguridad Social, CISS, precisamente en el tiempo en que el Sr. Santiago Levy presidía el organismo. 

He presentado en múltiples foros mi tesis, incluyendo la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo y de la Previsión Social de la que soy miembro de número, en diversas universidades,  publicado cinco libros en los que explico el tema y por cierto, la tesis íntegra aparece publicada desde 2005 en derecho comparado. org, página argentina.

Hoy he vuelto a ver publicado el tema, ahora por Carlos Puig, en la nota que se transcribe, por lo que dejo a su criterio las deducciones, aclarando que los años de esfuerzo confiando en que MÉXICO DEBE SALIR ADELANTE son la garantía de mi actuar. 

José Manuel Gómez Porchini
Mexicano. Abogado. Catedrático. 
 

El consenso por la seguridad social universal
DUDA RAZONABLECarlos Puig

Se ha venido construyendo en el país un consenso entre analistas, académicos y políticos de que los múltiples y complejos problemas del país tienen su principio de solución en poner el énfasis en el abatimiento de la pobreza y la reducción de los altísimos índices de desigualdad que hoy padece México.
A este principio de consenso mexicano se une una especie de nueva moda mundial —se acumulan libros y estudios sobre causas y consecuencias de la disparidad como nuevo eje de la discusión de políticas públicas.
Los programas de transferencia directa de recursos a poblaciones en situación de pobreza, lo que en México se llama hoy Oportunidades, que han sido extraordinarios para alivianar el sufrimiento de los más pobres, parecen haber llegado a su límite en términos de reducir los porcentajes de población con carencias alimentarias o patrimoniales, y no parecen haber funcionado para sacar permanentemente de la pobreza a millones de familias que ahí se encuentran.
Habrá que agradecerle al entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador haber presentado la idea ante los mexicanos de una pensión universal no amarrada al estatus laboral. Nuestro sistema de seguridad social creado hace 70 años imaginó a todos los mexicanos trabajando y por tanto sus familias afiliadas al IMSS. No hay que decir cómo eso no ha sucedido.
Desde aquel programa de AMLO, la idea ha ido permeando en otros políticos de varios colores y sabores.
En esta campaña, los tres candidatos principales han expresado, si bien con diferentes palabras, su intención de hacer esto una realidad en todo el país y desde la Federación.
AMLO puede hablar desde la autoridad de quien ya lo hizo en la capital, Josefina ha sido más enredada en la explicación, pero la ha confirmado como un plan, y Enrique Peña Nieto lo dijo desde el primer día de su campaña: seguridad social para todos los mexicanos sin importar su estatus laboral.
Se atribuye a Santiago Levy la arquitectura del programa Progresa-Oportunidades. El doctor Levy fue subsecretario de Hacienda y después director del Instituto Mexicano del Seguro Social. Desde hace algunos años trabaja para el Banco Interamericano de Desarrollo. En 2008 publicó el libro Buenas intenciones, malos resultados, donde por primera vez exponía la idea de que la política y los programas sociales en México habían, en los hechos, incentivado la informalidad y evitado el crecimiento económico. En ese mismo libro, al final, trató el tema de crear un sistema universal pagado con impuestos generales.
Santiago Levy ha hablado mucho con Enrique Peña Nieto.
Se dice que en caso de que el priista ganara, Levy haría maletas y volvería a México.
Por eso es relevante el nuevo estudio que Levy, junto con Fausto Hernández y Arturo Antón del CIDE, terminaron en enero y han venido presentando en foros académicos, que pone números precisos, fórmulas, vías, métodos para lograr la seguridad social universal, financiada por un IVA generalizado a 16 por ciento. Se titula: “¿El fin de la informalidad en México? Reforma fiscal y seguridad social universal”.
Y dice en su sumario:
“Proponemos una reforma que cambie la carga impositiva para la seguridad social del trabajo al consumo. Mostramos que igualando el valor del impuesto al valor agregado a una tasa de 16 por ciento es posible proveer a todos los trabajadores con los mismos beneficios en salud, pensiones, y una compensación para los hogares más pobres por el incremento del IVA a un costo fiscal neto de 0.3 por ciento del PIB. Argumentamos que nuestra propuesta (I) protege efectivamente a todos los trabajadores de cualquier riesgo, (II) reduce distorsiones en el mercado laboral surgidas de subsidios y compensaciones fiscales para la seguridad social, (III) eleva la productividad, contribuye a reducir la pobreza y la desigualdad en el ingreso, (IV) relaciona las contribuciones a los beneficios asegurando la sustentabilidad fiscal, (V) incrementa en el agregado los ahorros para el retiro, y (VI) reduce la evasión y amplía la base fiscal.”
Seguridad social universal, según la propuesta, consiste en que todos los mexicanos tienen derecho a una cobertura médica igual a la que actualmente provee el Instituto Mexicano del Seguro Social, que es más amplia que la de cualquier otro programa en el país; una contribución para seguros de vida, incapacidad y pensión o retiro igual a la que percibe hoy un trabajador que gana dos salarios mínimos y una garantía de pensión mínima de un salario mínimo, si un trabajador está registrado por 25 años en el sistema.
La propuesta pone en 28 mil millones de pesos anuales la compensación que tendría que distribuirse entre los dos deciles más pobres que serían afectados por el IVA generalizado.
Eso dicen Levy y sus coautores. Otros economistas prefieren alterar el ISR y dejar alimentos sin IVA, en fin. Hay muchos cómos. Parece haber consenso en el qué.
Un sistema de seguridad social universal sí cambiaría el rostro del país. No un par de puentes ni dos ampliaciones de calles.
Twitter: @puigcarlos

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