Desde nuestra revolución y mucho antes, se venía padeciendo de falta de apoyo gubernamental hacía las clases menos protegidas, pero con la diferencia de que antes se encontraba la tierra cultivada y es ahí donde se hace por mucho la diferencia en nuestros días, ahora se ven más empresas que tierras de cultivo, que ironía y es de discrepar que en la actualidad se le apueste más en crear naves industriales (polígonos) que seguir produciendo apostándole a los frutos de la tierra.
En ese afán de pertenecer a una clase diferente de mundo, a los gobiernos, llámese locales y federal, se les ha olvidado crear nuevas políticas públicas destinadas a mantener y perdurar nuestras clases menos protegidas, que carecen por su distancia al centro del Estado en un deterioro abrumador de desarrollo social, cultural, económico, político y estructural.
Me complace el poderle compartir una anécdota de hace unos ayeres, cuando me encontraba en la carrera de Derecho, siendo específico el primer año, cuando tuve la oportunidad de ser voluntariamente obligado a visitar una comunidad lejana de la urbe central del estado y del municipio destino, con sólo decirle que caminando nos hicimos alrededor de una hora y media, ya imaginará Usted mi estimado lector, las peripecias que tuvimos que afrontar, todos los compañeros de clase, para llegar a nuestro destino. Aquí lo que quiero resaltar, es que se nos había indicado que teníamos que llevar libros, que por cierto tenían un precio no menor de cien pesos y los cuales los repartiríamos con los habitantes de la comunidad, muchos pegamos de gritos, otros tantos se les hacía injusto, otros criticaban la forma de llegar y de ir cargando libros, otros se preguntaban que si los libros tan caros resolverían el problema sustancial de la comunidad, entre otras preguntas. La solución nos la brindó una compañera de grupo era originaria del municipio al que visitaríamos, a lo cual ella nos indicó y aclaró todas y cada una de nuestras interrogantes, en vez del maestro; y como era de esperarse, nos dimos a la tarea, aparte de la principal de conseguir los libros encomendados por el maestro, que la verdad eso para los habitantes de la comunidad no resolvería en absoluto sus problemas, pero no nos quedamos con esa instrucción, nos dimos a la tarea de recabar dinero e intercambiarlo por las necesidades reales de la comunidad, principalmente víveres, ropa, juguetes, entre muchos otros insumos necesarios para los habitantes. Mi pregunta es, qué estaba pensando el maestro con esta visita, no guiada por cierto, pero si con muchas intenciones políticas.
A lo que se resumo, no se puede vivir en la demagogia social cuando la realidad de los ciudadanos es otra, un ejemplo real es el ejercicio que se hace anual la Conasami, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, se publica el aumento anual al salario mínimo, que la verdad es para dar lástima y penas ajenas, pero que nuestros gobiernos pueden hacer una fiesta nacional, cuando en realidad el aumento del salario es una burla hacia los ciudadanos, ahora sí, podemos hacernos la pregunta y ¿cómo viven los que no obtienen un ingreso constante en su bolso, los qué no pueden trasladarse de una comunidad a otra o de ésta a la ciudad para conseguir satisfacer sus necesidades básicas y que por no tener ingresos se encuentran en un foco rojo en las áreas de sanidad, salud y educación, entre otros temas y, que por ello no tienen más remedio que conformarse con los productos que la tierra les brinda. ¿Eso se vale?
Es penoso ver, que ahora si el gobierno manda mucho apoyo a la sierra tarahumara, cuando haciendo el recuento de toda la república hay más de un millón que sufre estas carencias y que es lastimoso para el estado mexicano, que nuestros gobiernos derrochen del dinero del erario en actividades personales y partidarias; cuando es obligación del gobierno el crear y procurar las más eficientes y eficaces políticas públicas, destinadas a combatir la pobreza extrema en la que se encuentran muchas zonas rurales y étnicas del territorio nacional, en vez de desviar el gasto público para actividades que traen perjuicios a muchos. Hay muchas propuestas sociales y acertadas, pero no hay voluntad política para concretarlas.
Se necesita que los medios de comunicación le indiquen a los gobiernos sus fallas en sus diferentes secretarías, algunas creadas para cumplir con los compromisos hechos en campañas, dando a conocer la realidad y carencias sociales que padecen nuestros conciudadanos mexicanos, es momento de sumar y no de dividir, es momento de ayudarnos y de exigir que los gobiernos cumplan con su mandato constitucional, el servir a los mexicanos y no que los ciudadanos le rindan pleitesía, no se necesita que los gobiernos –federal o locales- nos den regalías, es algo que nos pertenece y que por tal la tenemos que hacerlos valer. Sólo es cuestión de voluntad.
Espero que estas breves líneas despierten su interés en el tema y en otros relacionados. Quedo a sus órdenes en licvallejo@hotmail.com.
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