Uno por ciento. Ese es el porcentaje de sus utilidades que destina BBVA Bancomer en programas de beneficio social en México.
El porcentaje es pequeño, pero la cantidad es muy alta, casi 260 millones de pesos al año.
Eso es lo que informa su Fundación a través de su primer Reporte de Responsabilidad Social del año 2010, que elaboró de acuerdo a la metodología de la Global Reporting Initiative (GRI).
Esa y otra información relevante del Reporte se expuso hace unos días, en el panel sobre “Acción Social y Rendición de Cuentas”, que organizó Fundación Bancomer en la ciudad de México, al que tuve oportunidad de asistir.
Además de la Fundación Bancomer, participaron también la Fundación Televisa, la Fundación Telefónica y el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI). Todos con gran experiencia en la materia.
Además, el compromiso personal de todos los participantes se percibe y se contagia.
En estas líneas me interesa abundar en uno de los programas sociales que presentó la Fundación Bancomer y que quizá sea su más importante carta de presentación: “Por los que se quedan”.
“Por los que se quedan”, es un programa profundo que pretende mejorar las condiciones de vida de miles de familias en México, a través de la educación de sus niñas y niños.
Mediante una beca de mil pesos mensuales durante tres años, que otorga a estudiantes de secundaria con altos promedios y con grandes carencias, el programa está orientado a evitar que los hijos de los migrantes mexicanos que se van a los Estados Unidos, también se vayan.
Si se toma en cuenta que Bancomer gestiona más del 40% de las remesas que nuestros paisanos envían a sus familiares, resulta comprensible que a través de su Fundación implemente un programa dirigido a sus hijos.
Obviamente el programa está enfocado en las comunidades en donde más migración se genera: 143 municipios de 18 estados.
Para que opere con eficacia y seguimiento, los propios funcionarios de las sucursales bancarias, participan, de manera voluntaria, como padrinos y madrinas de las niñas y niños becados, para que sean ellos quienes revisen sus calificaciones y los apoyen en sus necesidades inmediatas. De 40 padrinos que iniciaron el programa, ahora ya lo hacen más de 700.
Del 2006, cuando inició, a la fecha, 25 mil niños de secundaria, cinco generaciones, han logrado obtener ese beneficio y aunque ellos aun no lo perciban, han modificado su vida y su expectativa. Sin duda esa educación les permitirá incrementar sus opciones de vida si se quedan en México, con el claro beneficio que eso trae para todos.
Así que aunque es evidente que el programa se enfoca a la educación, que es el objetivo fundamental de la Fundación, las claras líneas compartidas que tiene con otro de los grandes temas de nuestra realidad, como el migratorio, lo convierten en un esquema innovador y oportuno para la solución de las grandes demandas de la sociedad mexicana.
Un película-documental sobre el mismo tema, con la finalidad de exponer y concientizar, fue realizada en 2008 por Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman, con tal éxito que obtuvo premios internacionales.
Está claro, la educación y la migración van de la mano y la Fundación Bancomer lo visualizó con claridad y están trabajando en consecuencia.
Es obvio que detrás de todo ello hay investigación seria y razonada, pero aun más: un claro compromiso con la labor que se lleva a cabo, con su impacto y su medición, con sus efectos multiplicadores entre la población.
Destinar el uno por ciento de las utilidades de una empresa, es una práctica que quizá todas las empresas y organizaciones deberían llevar a cabo para estimular el desarrollo de nuestras comunidades en un clima de responsabilidad y compromiso social.
Pero el talento de quienes desarrollan esos programas, quizá sea la mayor aportación que se puede realizar.
Si todos aportáramos el uno por ciento de nuestras ganancias y de nuestro tiempo en beneficio de los demás, en un país más armónico estaríamos parados, ¿no lo cree?
Leopoldo Lara Puente
FB: Esta Boca es Mía
TW: @leopoldolara
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