¿Qué tienen en común México, Rusia y Francia?, es una pregunta en donde mucha gente puede excluir a México por considerarlo un país que ni siquiera entra en una comparación con los otros dos países restantes.
Pero si bien es cierto que estos países experimentaron en sus respectivas épocas el acabose de sus sistemas gubernamentales, también es cierto que fueron forzados a emplear la violencia para rescatar lo que parecía perdido y obtuvieron un éxito inmediato ante tal movimiento propiciado por sus mismos pobladores. Salvo que en el caso de los dos últimos, actualmente no libran una batalla tan atroz contra la historia, puesto que parece ser que México no entiende el concepto de la historia, viendo a la misma como “Cúmulo de los diferentes acontecimientos ocurridos en el pasado relativo a hechos políticos, sociales, económicos, culturales, etc., de una nación” adhiriéndole que de dichos acontecimientos se debe aprender para no estar condenado a repetirlos.
Ese conjunto de países vivió en carne propia los efectos de un Estado Fallido, por ende tuvieron que tomar al “toro por los cuernos” y empezar a idear un cambio para la situación tan compleja que vivían. Todos ellos propiciaron y sintieron los efectos de una revolución, el pueblo inconforme con las expectativas de vida y con el mal manejo de los gobernantes se vio en la necesidad de reclamar lo que por derecho natural le pertenece.
Rusia y Francia por su parte desde aquellos movimientos armados han ido evolucionando y se han venido convirtiendo en países de primer mundo, con una calidad de vida estable, siendo ejemplo en muchas áreas: culturales, políticas, filosóficas, tecnológicas, etc. Mientras tanto nuestro querido México, desde aquella constitución del 5 de febrero de 1917, ha venido sorteando diversos avatares, retos, evoluciones políticas, etc. que lo han dejado noqueado en la lona, pero… ¿a qué se debe que los otros países comparación del presente texto, actualmente no viven la situación de México?
Mientras Rusia y Francia desarrollan tecnología, México la compra, mientras que el par de países apoya y fomenta la educación, México obtiene resultados malísimos en las pruebas que evalúan el desempeño de los estudiantes y maestros, Rusia y Francia fomentan en su gente el interés por la cultura, la lectura y su vida política, México por su parte promueve vidas salidas de una novela de televisión, es de los países que menos interés muestra por la lectura y por supuesto, su gente y su gobierno están completamente desinteresados por el sano desarrollo de una política estable y equitativa.
Actualmente todos nos quejamos de la gente que tiene las riendas de este país, pero la verdad y pregunta aquí es ¿qué hacemos nosotros por interesarnos en nuestro país y cambiarlo?, es muy fácil criticar y decir que las cosas se hacen mal, eso cualquiera puede hacerlo, pero, ¿quién se atreve a dar soluciones, a empezar por él mismo para cambiar el rumbo de las cosas? eso sólo unos cuantos pero valientes ciudadanos tienen el merito de hacerlo.
En vista de la crítica situación que vive este país, se empieza a notar un panorama como el de aquella época de 1910, en donde el pueblo agotado y cansado de todos los abusos de su gobierno tuvo que emplear la fuerza para cambiar el rumbo de su futuro. Pero en estas épocas no hay gente como Emiliano Zapata, o como Doroteo Arango “Pancho Villa”, que tengan los suficientes pantalones para incitar al pueblo a cambiar su vida, y si los hay nadie los ha visto. Además que como bien es sabido, el hombre va evolucionado y va mejorando sus ideas y su estilo de vida, actualmente sabemos que la violencia debe ser el último recurso para defender los ideales de los pueblos, aunque muchas personas creen necesaria una revolución violenta que termine este ciclo de atrocidades.
La revolución no necesariamente debe ser violenta, si en vez de eso todos nos empleamos por generar una revolución intelectual quizá el rumbo de México podría ser diferente, ¿a qué nos referimos con esto? si los habitantes de este país empiezan a conocer y hacer valer sus derechos, si tratamos de rescatar los valores que se han perdido en su totalidad, si nos aplicamos en estudiar más y dejarnos de ocuparnos un poco por las cosas vanas y que muchas veces están demás podemos empezar una revolución que es más poderosa que un ejército entero.
Es momento de que podamos compararnos con los países de primer mundo, no sólo por los problemas del pasado, sino que nos podamos cotejar con esas potencias por su gran desarrollo intelectual, en este país hay gente sobrada para hacer maravillas, lo único que falta es reconocimiento, apoyo y recursos, pero si nosotros mismos en vez de apoyarnos, tratamos de derribarnos, nunca saldremos adelante. Es momento de dejar de solo criticar y comenzar a proponer, cada uno de nosotros, desde nuestras trincheras, hacer todos los esfuerzos posibles para encaminar a México en el sendero de la victoria y hasta ese día el gobierno o mejor dicho el pequeño séquito de personas que gobiernan este país empezarán a temblar al ver que las cosas dejarán de ser como ellos están acostumbrados.
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