lunes, 17 de enero de 2011

Mexicanos tibios y cobardes



La última semana del 2010 me sorprendió por la gran cantidad de editoriales relacionados con la necesidad urgente de una mayor participación ciudadana en todos los ámbitos del quehacer social.

La conclusión generalizada parece ser que poco o nada podemos esperar de los principales responsables del bienestar social; ni dentro del gobierno, ni de los partidos políticos.

Y es que reflexionando un poco, nos damos cuenta de que al PRI todavía se le percibe como el rey de la corrupción y el cacicazgo; al PAN como a alguien que llegó al poder para hacer gala de torpeza; y al PRD ---para lastima de los más necesitados--- se le ve tan extraviado en ideologías absurdas, que ni entre ellos se entienden. Y a todos los partidos… con intereses alejados del bien común.

Pero esos editoriales también nos hacen ver que todos aquellos, ajenos al gobierno, con capacidad para liderar o motivar a la ciudadanía están fallando; pues la actividad de los organismos empresariales, asociaciones religiosas, instituciones educativas y organismos de la sociedad civil, en el contexto del bienestar social, pasa desapercibida.

Sin embargo, esos editorialistas ---al igual que la mayoría de nosotros---- se quejan de la apatía de la población como si esa fuera la causa de la falta de participación ciudadana; cuando ésta es sólo un efecto más de algo que no se señala.

Esta situación me hizo recordar las palabras del director para América Latina de la trasnacional para la que trabajaba en 1982, cuando el 1º de septiembre de ese año ---después de seis meses de devaluaciones continuas que alcanzaron más del 400%--- López Portillo estatizaba la banca; y ese día, mientras recorríamos las calles rumbo a un restaurant para comer me dijo:

“Estoy sorprendido de ver las calles vacías; pues por la mitad de lo que el gobierno le ha hecho a los mexicanos, en cualquiera de los países que yo visito, la gente ya se habría volcado a las calles para protestar”

¿Seremos culpables de una cobardía vergonzante que permite a los políticos y sus cómplices destruir las nuestras expectativas de bienestar y solo decir “pero… ¿Y yo que puedo hacer?”?

¿Merece nuestra tibieza la condena bíblica aquella de “Porque no sois fríos ni calientes, porque sois tibios, estoy a punto de vomitaros de mi boca”?

Pues sí… Creo que sí México está metido en un pozo del que no vemos posibilidades de salir (aunque las hay) es mucho por la cobardía y tibieza de numerosos mexicanos; aunque no sabría si estos representan a la mayoría, pues también habría que contemplar a:

 Los “ciegos” egoístas: aquéllos que ven los problemas sociales alejados de ellos, pensando que nunca los alcanzaran; por lo que viven diciendo: “cada quien sus broncas, ¿A mí qué?”

 Los interesados “extraterrestres”: los que viven cuidando sus intereses (su imagen, su dinero, su poder); desentendiéndose de la comunidad, pensando que viven en otro planeta y que la podredumbre de su entorno nunca llegará a sus casas.

 Los “buenistas”: aquéllos que se sienten bien porque hacen el bien… aunque no lo hagan bien. No se exigen y cuando se les exige responden con un “antes di que lo estoy haciendo”

Pero ninguno de estos grupos representa el meollo de la pobre participación social de la ciudadanía.

Déjeme le hago una pregunta: supongamos que Usted, harto de que le fastidien su vida y la de su familia, ha decidido comprometerse a fondo para cambiar el entorno donde crecerán sus hijos y nietos… ¿A quién recurriría?; ¿A través de que institución canalizaría su esfuerzo?

El problema de fondo es que, en México, es muy difícil encontrar instituciones confiables y eficaces; a través de las cuales, las personas que desean trabajar para mejorar su entorno pueden encauzar su energía.

Ahí es donde debemos de trabajar. Una vez que la gente tenga opciones que le den esperanza se empezará a sumar y entonces podremos generar un cambio. Los individuos poco pueden; pero como sociedad las posibilidades de cambio son inmensas.

Afortunadamente algo ya se está moviendo afuera; y el nombramiento como Rector del Tec de un “tipo raro” que habla de valores, principios y de Dios de manera natural; que dice retomará las enseñanzas de Don Eugenio Garza Sada, el prototipo de hombre que dio fama e hizo grande a Monterrey, es un excelente síntoma.

Espero pronto poder estar dándoles algunos tips sobre organizaciones comprometidas y eficientes a través de las cuales podamos canalizar nuestras inquietudes.

Mientras tanto, haga lo que Usted quiera por cambiar su entorno; lo único que no se vale es no hacer nada.

Ya hay demasiadas personas que han pasado de preguntar ¿Y yo por qué?; a quejarse de ¿Y por qué a mí?

Ya hay muchas personas que lloran como niños desamparados lo que no supieron defender como adultos socialmente responsables.

No seamos uno más de ellos; actuemos antes de lamentarnos.

Juan M. Dabdoub Giacoman



Monterrey, N.L. - Enero de 2011


Hola!!



¿Me autoriza a reproducir la nota, concediéndole el crédito respectivo, en mi blog VALE LA PENA?

Acompaño enlace: http://gomezporchini.blogspot.com/

Quedo en espera de su comentario.

Saludos!!

José Manuel Gómez Porchini


Con mucho gusto, José Manuel; y gracias por tus palabras.

Saludos,

Juan M. Dabdoub Giacoman

1 comentario:

  1. He recibido un comentario de "Anónimo" que decidí no publicar.

    El lenguaje que utiliza es altamente ofensivo, vulgar, soez y corriente.

    Sin embargo, si lo reenvía, conservando el sentido de su nota pero empleando palabras que de suyo no sean ofensivas, con gusto lo reproduzco.

    No es censura en modo alguno. Es buen gusto.

    Cuando menos, es mi gusto.

    Saludos!!
    José Manuel Gómez Porchini

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