Un ensayo que plantea una forma distinta de ver las cosas.
Vale la pena.
José Manuel.
La mayoría de las personas, cuando empiezan sus estudios, comienzan a pensar e imaginar qué quieren ser de grandes. Cuando eras niño pensabas que querías ser un bombero, policía, astronauta, etc., pero al momento de ir creciendo la mentalidad va cambiando al grado que analizas que cuáles son los beneficios de trabajar de aquello que de pequeño anhelabas. Es ahí cuando despierta la ambición de algunas personas y piensan que ellos serán los dueños de una empresa y tendrán beneficios, pero ¿Habrán pensado en sus obligaciones como patrones?
Algunas de estas obligaciones son muy conocidas e incluso otras suelen ser obvias. Las primeras son mencionadas en el artículo 132 de la Ley Federal de Trabajo con los siguientes puntos I, II, III, IV, V, VI, VII y VIII y las cuales hablan sobre cumplir con las disposiciones de las normas de trabajo aplicables a empresas o establecimientos, pagar a los trabajadores los sueldos y las indemnizaciones de acuerdo a las normas vigentes, proporcionar a los trabajadores los instrumentos con los que trabajarán y de igual manera el local o lugar donde se guardarán estos instrumentos, mantener un número de sillas adecuado para los trabajadores, evitar hablarles o tratarlos mal, hacer su pago cada quince días junto con una cédula que reporte cuántos días trabajó y cuánto es el pago que recibe por su trabajo y también que si un trabajador deja de trabajar en tu empresa o establecimiento y requiere de una constancia de que estuvo trabajando ahí se le tiene que conceder, siempre y cuando ésta haya sido solicitada dentro de un lapso de tres días.
Ahora ya que dejamos atrás los primeros puntos mencionados en este artículo pasamos a los que son un poco menos conocidos empezando por el IX el cual nos menciona que debemos de otorgar al trabajador el tiempo necesario para ejercer su voto en las elecciones populares y cumplimiento de servicios electorales, cuando esto interfiera con horas de trabajo. Algo similar trata el punto número X el cual dice que se debe dar permiso al trabajador que debe faltar debido a una comisión accidental o permanente de su sindicato o del estado siempre y cuando avise con oportunidad y que no afecte el número de trabajadores comisionados el funcionamiento del establecimiento o la empresa. Lo importante aquí es que el puesto del trabajador debe ser respetado.
Después de leer esto las personas que pensaban en que ser patrones era mejor que ser un bombero o un policía tendrán que analizar su decisión aún más y tal vez en considerar tener algún buen puesto en una empresa aspirando a un sueldo alto para no tener que cumplir con estas obligaciones que se adquieren al ser patrón.
Ahora, ¿qué tal si nos remontamos a los tiempos en que lo máximo era ser un bombero, alguna vez uno de estos niños hubiera pensado que sería buena idea demandar a su patrón en caso de que éste no cumpliera con los reglamentos de higiene y seguridad como lo explica el punto XVII? Creo que en esos momentos lo único que importaba era servir, y hacer tu trabajo lo mejor posible, ayudar a la comunidad sin importar que tu jefe no te hubiera explicado y capacitado, lo más deseado por cualquier niño era deslizarse por el famoso tubo de las estaciones de bomberos.
En cambio ahora, si no te explican cómo hacerlo reclamas y exiges tu capacitación con salario pagado, claro, lo haces porque sabes que puedes.
Ahora sabiendo todas las obligaciones que se tienen, ¿qué sería mejor, evaluando estos puntos antes mencionados, ser un trabajador o ser un patrón? Antes de tomar decisiones tempranas habría que considerar las obligaciones del trabajador y ponerlo en la balanza para así poder determinar qué es más pesado, si estar aguantando a un jefe o lidiar con varios trabajadores.
Es bueno después de haber leído esto pensar si acaso yo quería ser bombero, policía o presidente de la Republica, para así sensibilizarnos un poco, si en estos momentos somos patrones no nos gustaría para nada tener empleados que sólo buscan la manera fácil de ganar dinero y quejarse del jefe, pero si no somos los jefes de alguna compañía analizar qué tipo de trabajadores somos, los que nos gustaría tener en nuestra empresa o los que nadie quisiera contratar.
Cuestión de pensarlo.
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