En el país existe gran demanda por obtener un trabajo digno. En México
existen 2,528,437 personas que han buscado empleo en el último mes y
desafortunadamente no han encontrado. Dentro del mismo problema, se encuentra
un gran número de personas que son olvidadas, invisibles para el colectivo
social, ya que voltear a verlos implica un grado de responsabilidad que pocos
desean adquirir. Son parte importante de nuestra historia y su legado cultural
debe ser respetado y valorado, a pesar de esto los indígenas se encuentran
rezagados en sus derechos más elementales entre los cuales se encuentra su condición
laboral y la alarmante situacion a la que se enfrentan para encontrar trabajo.
Al mirar las cifras, podemos entender el contexto en el que se encuentra
gran parte de la sociedad civil en nuestro país. A partir del sexenio de Carlos
Salinas, el nivel de mexicanos en pobreza se disparó, hoy 24 años después, existen
81 millones de empobrecidos y más de 10 millones de mexicanos en la miseria. Se
entiende a la miseria como el nivel más denigrante de la pobreza, sinónimo de la
pobreza extrema. Para muchos parece impensable que en nuestro pais existan
personas con niveles de pobreza comparables al subsahariano africano, pero
nuestra realidad es que en las sierras de Hidalgo, San Luis, Guerrero, Chiapas
y Oaxaca, innumerables ciudadanos se enfrentan diariamente a la agonía de no
tener para comer.
En contraparte, en nuestro país contamos con el individuo que fue el
hombre más rico del mundo desde el dos mil nueve hasta noviembre del 2013, y
hoy se encuentra en la lista de los 5 hombres más ricos del planeta. En el país,
junto a Carlos Slim, tenemos a otros 14 multimillonarios, que para el almuerzo
cuentan con un buffet digno de la realeza.
Al tener estos datos en contexto, podemos ir entendiendo el problema en el
cual se encuentran los indígenas en nuestro país. Si comprendemos que los que
viven en la miseria suelen ser los indígenas, entendemos que no cuentan con
trabajo en sus pueblos de origen y migran hacia las grandes urbes buscando
sustento económico para cumplir sus necesidades básicas. Los indígenas huyen de sus pueblos con la
expectativa de encontrar un trabajo digno y generar un sueldo que les permita
cubrir sus necesidades básicas, copiando el mismo patrón de aquellos que, buscando
mejores oportunidades, migran hacia los Estados Unidos de Norteamérica. Admitimos
que los mismos mexicanos que migran a Estados Unidos, parten con nulo o poco
conocimiento del inglés, mucho miedo e incertidumbre; es así como los indígenas
que se adentran a las ciudades de nuestro país tienen su idioma y cultura
propia, miedo y muy poco conocimiento del español. La condición indígena los
coloca en una posición de vulnerabilidad y de discriminación por parte de la
sociedad mexicana. La concientización de la sociedad, la promulgación de leyes
a favor de los indígenas y la reconstrucción del tejido social de las
comunidades es imprescindible para erradicar el éxodo. Son tantos los indígenas
que han migrado a las ciudades que tan solo el gobierno capitalino contabiliza
400 mil indígenas en la ciudad y hoy uno de cada tres indígenas vive en zonas
metropolitanas.
En entrevista realizada para la revista Contralínea, el antropólogo de
la UNAM Carlos Ordoñez Mazariegos comenta: “La migración es multicausal, pero
la crisis económica lo detona, se acentúa después de la instalación de las
políticas neoliberales. Vemos como llegan y viven sumamente precarios, con
empleos de salarios bajos, subempleos. Construyen una red social de manera que
todas las necesidades básicas esenciales sean resueltas entre todos ellos.
Recrean sus propios procesos al interior de la ciudad y mantienen su membresía étnica,
celebran sus fiestas patronales y crean multilocalidad de su identidad.”
Sin embargo, no existe una ley para las comunidades indígenas en las
ciudades, una ley que regule su situación y que les garantice el acceso a
vivienda, educación, salud y que promueva igualdad de oportunidades y trabajo
digno.
Es aquí donde nos adentramos en el tema de derecho laboral, en la ciudad
de México sí existen leyes en contra del ambulantaje y del comercio informal
(actividades que muchas veces son realizadas por los indígenas), pero faltan
iniciativas que promuevan la contratación y el trato digno de los indígenas en
el ámbito laboral.
A pesar de esto, sí existen indígenas trabajando en negocios, casas o
empresas en nuestro país, los cuales suelen sufrir de racismo laboral en
diversas formas. En el capítulo VII
Condiciones de Trabajo, de la Ley Federal del Trabajo, se estipulan los
artículos que se deben cumplir por parte de los empleadores para con los
trabajadores y viceversa. Si tomamos como ejemplo las servidoras domésticas
(muchas veces indígenas), que abundan en las grandes metrópolis, encontramos
que con base al capítulo VII, sus condiciones de trabajo son ilegales. Los
empleadores de estas personas suponen que mientras estén en días hábiles de
trabajo, tienen que trabajar las 24 horas del día, es decir, no cuentan con
duración legal de trabajo.
En la mayor parte de los casos, las servidoras domésticas no cuentan con
seguro social o prestaciones. Esto aunado a que solo con permanecer en el
centro de trabajo, la libertad de estas personas se ve bloqueada, pues su
trabajo es esperar a que el patrón tenga instrucciones para realizar.
Aquellos indígenas que trabajan y que están orgullosos de su cultura
suelen ser renegados y obligados a deshacerse de la misma. El ser y aceptar ser
indígena se suele relacionar con discriminación y bajos salarios. Con base a
esto el artículo 154, derechos de preferencia dice:
“LOS PATRONES ESTARÁN OBLIGADOS A PREFERIR EN
IGUALDAD DE CIRCUNSTANCIAS A LOS TRABAJADORES MEXICANOS RESPECTO DE QUIENES NO
LO SEAN, A QUIENES LES HAYAN SERVIDO SATISFACTORIAMENTE POR MAYOR TIEMPO, A
QUIENES NO TENIENDO NINGUNA OTRA FUENTE DE INGRESO ECONÓMICO TENGAN A SU CARGO
UNA FAMILIA Y A LOS SINDICALIZADOS RESPECTO DE QUIENES NO LO ESTÉN”
En general esto no es cumplido, ya que en
muchas empresas los indígenas laborando tienen puestos peor pagados que
aquellos que no son indígenas, frecuentemente firman contratos abusivos con
engaños y son despedidos con facilidad. La condición laboral de los mismos
también es basada en su imagen, el mexicano considera que existen los
“güeritos” y los “morenos” siendo los primeros los que suelen ser los “guapos”.
Ejemplificando, vislumbremos que existen dos contendientes por un puesto en la
puerta de un hotel como “bell-boy”: el “güero” y el “moreno”, el segundo es
indígena y el primero no, ambos están capacitados para dicha labor, pero el
indígena domina el inglés por que estuvo 5 años de migrante en EUA. La
normatividad en el sector hotelero, es que el güero sea aceptado para dicho
puesto, ya que tiene que dar “buena imagen” para el hotel.
Es importante la consideración de que es lo
que catalogamos como “buena imagen”, que hemos aceptado como sociedad como
belleza humana y el por qué.
Evidentemente este es un caso de racismo
laboral, de preferencia equívoca y de injusticia a la cual se enfrenta los indígenas
que, a pesar de su capacidad, se topan con muchos muros en el ámbito laboral.
Recientemente el diario La Jornada, publicó un estudio realizado por
Gillete Hall y Harry Patrinos, sobre la pobreza y el desarrollo de los pueblos
de América Latina, donde señala que: “En México en 1995 un ciudadano indígena
con estudios de licenciatura ganaba 3 mil pesos, mientras que un ciudadano no
indígena ganaba más del doble.” Otro estudio de la Universidad de Texas indicó
que los mexicanos con piel más obscura tienen 57% menos oportunidades de ir a
la universidad en comparación con los de tez blanca.
Numerosas comunidades donde los indígenas se adecuaron y trataron de sobrevivir a los cambios de la época moderna sufren de los
estragos del capitalismo voraz, estas
comunidades suelen ser llevadas a la ruina por las grandes empresas, las empresas multinacionales que se apropian
de los territorios que por muchos años fueron “propiedad” de los indígenas
(“propiedad” entre comillas ya que legalmente muchas veces no son suyas, por
ignorancia a las mismas leyes), esto lo realizan con la finalidad de explotar
los recursos, construir complejos hoteleros o parques industriales. Uno
imaginaria que estas multinacionales beneficiarían a las comunidades proporcionando
trabajo a los indígenas, pero sucede lo contrario, debido a la falta de
preparación de los indígenas, si llegan a ser contratados son para puestos poco
relevantes. Las comunidades suelen ser desplazadas, los recursos explotados,
los niveles de contaminación mucho más altos y en muchos casos, cuando los
recursos se terminan, las multinacionales se van dejando el daño atrás.
Un ejemplo de cómo se ven afectados los indígenas y la sociedad en
general, es con la cadena de autoservicio OXXO, la cual suele abrir puntos de
venta frecuentemente. Estos puntos de venta afectan gravemente a aquellas
“tienditas de la esquina” y al mercado local, poniendo en peligro el sustento
económico que los dueños proveen a sus familias.
El imperio de FAMSA/OXXO es capaz de negociar precios con proveedores y
así ofrecer menores precios a la ciudadanía. Hoy, por las mismas prácticas de
las empresas multinacionales, hemos ido destruyendo la forma de vida de los
indígenas y los hemos forzado a buscar la “prosperidad” en el caos de las
metrópolis. Los hechos nos demuestran, que la mejor prosperidad no está ni
cruzando el charco, ni migrando hacia las grandes urbes del planeta.
La prosperidad requiere un cambio en la concepción mental de la sociedad
en general, comprar local, producir local, buscar nuevas formas de economía,
nuevas leyes que verdaderamente regulen el trabajo, volver realidad esa
propuesta tan repetida por los políticos “oportunidades para todos”. También
sería sano olvidarnos un poco de los políticos, su discurso tan trillado y sus
carteras llenas del dinero del pueblo; comenzar movilizándonos como sociedad,
reestructurar el tejido social para poder así hacer que los políticos
verdaderamente trabajen para nosotros.
Empezar a cuestionar el por qué en nuestro pais por un lado tenemos a 15
multimillonarios pero por otro tenemos a millones de personas en la pobreza y
muchos millones tan cerquita de ella. Se debe comenzar erradicando la hambruna,
otorgando educación y salud a los pueblos indígenas entendiendo que no podemos
imponerles nuestra cultura como la única.
Se debe valorar su legado cultural, se deben promover sus artesanías,
sus pueblos mágicos, su forma tan propia de vivir la vida. Si, es un camino
largo y más aún si no empezamos por lo básico y esencial que es voltear a
verlos.
Bibliografía:
"La Jornada: Incuestionable, el racismo en México." La
Jornada: Incuestionable, el racismo en México. N.p., n.d. Web. 8 May 2014.
"Desempleo en México." CNN. N.p., n.d. Web. 4 May 2014. http://www.cnnexpansion.com/economia/2013/11/12/el-desempleo-en-mexico-aumenta
"Indígenas, en el abandono total: Inegi." Proceso. N.p., n.d.
Web. 8 May 2014. http://www.proceso.com.mx/?p=316419
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Un gran trabajo de análisis , síntesis y reflexión . No hay un punto que no ponga la 'piel chinita'. Hombres somos y todo lo humano es nuestra obligación atender. Ojalá llegue a muchas mentes este trabajo y cada quien logre contribuir a crear un México fuerte, para los propios mexicanos... No para los extranjeros ni sus empresas... Los indígenas son mexicanos, y requieren que exista concientización del resto de la ciudadanía de éste hecho ... Mantener como base fundamental del inicio del cambio la concientización, y honrar gran parte de nuestra cultura de paso... Gracias por compartir!
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