Decálogo del maestro
Manu Gómez
Primero: Serás ante todo, un alumno.
Deberás mantenerte en constante aprendizaje, no sólo a través de cursos y
diplomados, sino mediante la observación de tu entorno. Escucha siempre las
conversaciones de la gente y entérate de todo lo que sucede en el mundo, no te
quedes rezagado.
Segundo: El premio está en el conocimiento
y el castigo en la ignorancia, no en la calificación. Debes lograr que el
alumno se enamore del proceso de aprendizaje y vea en él la verdadera
recompensa. Evitarás el abuso del método conductista.
Tercero: Serás un enamorado eterno. Ver
la docencia como un empleo temporal o como un refugio ante la crisis sólo
resultará en detrimento hacia la profesión del maestro y hacia el magisterio
mismo. ¿Estudiaste para ser matemático y eres maestro? ¡Apasiónate por las
matemáticas y la enseñanza!
Cuarto: Serás un ladrón consumado. Si
ves una técnica en algún maestro que te haya impresionado; cópiala, adáptala,
róbala y úsala. La enseñanza no tiene derechos de autor. Toma todo lo que te
sirva y ponlo en práctica.
Quinto: Serás un pescador de ideas. El
conocimiento está en tus alumnos y debes encargarte de sacarlo. Puedes preparar
tu clase, pero siempre trabajarás con los elementos que te otorguen los
alumnos. De nada sirve hablar a los alumnos sobre lo que te apasiona a ti,
debes hablar sobre lo que los mueve a ellos.
Sexto: Un alumno no es una máquina para
hacer embutidos. Abrumarlo con un montón de datos y esperar que produzcan una
persona funcional es una práctica que debe quedar en el pasado. Sí, es
importante conocer un montón de cosas, pero es más importante estimular el
pensamiento crítico y la imaginación del alumno.
Séptimo: La moral se queda en el
convento. Debes buscar que sus alumnos tengan una apertura de mente que los
lleve a deshacerse (ellos mismos deben lograrlo, no el maestro a través de la
presión) de cargas ideológicas o de dogmas sociales. Nada es tabú y todo merece
un análisis.
Octavo: Las jerarquías están en las
empresas, no en las aulas. En ningún momento deberás sentirte superior a tus
alumnos, la riqueza está en el intercambio de ideas, opiniones y puntos de
vista.
Noveno: Evaluarás a tus alumnos de
acuerdo a sus habilidades. Pensar que la educación es como una camisa
“unitalla” no es una idea válida. Una misma forma de enseñanza no sirve para
todos los alumnos; de igual modo, las evaluaciones deben hacerse de acuerdo a
las habilidades del alumno. Sí, existen ciertos parámetros que son exigidos por
el departamento administrativo de las escuelas: exámenes, calificaciones,
puntos y más; no obstante, se debe tener especial cuidado en no generalizar y
en entender el ritmo al que marcha cada alumno.
Décimo: Te comportarás de manera ética.
A fin de cuentas, eres un modelo a seguir, alguien con quien los alumnos se
identificarán y de quien tomarán algo. Es siempre importante conducirse de
manera correcta; es decir, congruente con tus ideales y con lo que representa
ser un maestro. Te regirás por la pregunta "¿Estaría bien si todos
actuaran como yo?".
No hay comentarios:
Publicar un comentario